ALEX
—¿Pasaste la noche con ella? —cerré los ojos, agotado. Acababa de llegar al hospital, ni siquiera me dejó poner los pies en mi consulta y Brianne ya me estaba acribillando con preguntas—. No me contestas el celular y ayer fui a tu departamento y ni siquiera estabas. ¿Dónde has estado estos dos últimos días? —abrí la puerta de la consulta y dejé la mochila detrás del escritorio.
—Buenos días —ironicé.
—¿Dónde estuviste los dos últimos días? —me senté y apoyé la espalda en el respaldo de la silla, cansado.
—Con Luke.
—¿Por qué no contestas mis llamadas?
—Me quedé sin batería.
—¿Y el cargador?
—Lo dejé en el departamento —respondí monótonamente sin alzar la mirada.
—¿En el tuyo o en el de esa mujer?
—En mi departamento.
—Cuando me dejaste para largarte detrás de esa tipa, ¿pasaste la noche con ella?
—Sí, pero...
—¿Pero? —exhalé un profundo suspiro y finalmente la miré.
Desde que conocí a Brianne me gustó físicamente, es preciosa. Hermosa. El prototipo de mujer que me encanta. Su madre y la mía son íntimas y gracias a ellas nos conocimos, toda la vida nos empujaron a estar juntos y ahora que por fin nos consolidamos como pareja, nuestras familias estaban extasiadas.
Desde que éramos unos adolescentes ella siempre me brindó su amistad y algo más, pero yo estaba preocupado de otros asuntos que tenían relación con los estudios y otras mujeres también. No quería echarme la soga al cuello con ella siendo tan joven, no era tonto.
Sabía cuáles eran las pretensiones de las dos familias al querer que formáramos una relación. Hace unos meses creí que llegaba el momento de dejar la vida de mujeriego y darle cierta formalidad, y creí que con Brianne podía lograr ese objetivo. Si era un poco positivo aún creía que lo nuestro podía funcionar, pero me negaba rotundamente a ser un maldito monigote de sus constantes arranques de locura.
Fruncí el ceño mientras la miraba, y al verla tan desesperada algo se quebró dentro de mí. No soportaba su locura, era una de las cosas que no me gustaba de ella. Los celos sacaban lo peor de Brianne. Sin embargo, podía entender la situación esta vez, después de todo había desaparecido dos días.
Diablos, tenía un poco de razón al reaccionar así. Respiré y apoyé los codos sobre el escritorio.
—Con Emily no sucedió nada. Te he dicho tantas veces que solo es una amiga...
—¿Todas tus amigas son tan lanzadas como esa tipa?
—¿Lanzada?
—¡Te preparó una maldita cena romántica! —exclamó y yo sonreí divertido.
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No recordé olvidarte
RomansaLa vida de Emily Evans siempre tuvo un propósito, ser feliz. Incluso cuando llevaba a cuestas un corazón roto y un pasado que pretendía olvidar. Sin embargo, la vida nunca fue justa para Emily, y cuando el pasado se entremezcla con el presente solo...