"Perdona mis manías, no doy para más. No sé aparentar, soy como soy. Ángel de la guarda, ven y sálvame. Sálvame del mal, ayúdame."
Ser mejor/Robbie Williams
EMILY
—¡Solo quedan dos meses! —Callie bufó y siguió comiendo. La miré enojada y le quité el postre que yo había hecho.
—¡Cuidado! ¡Lo puedes botar!
—¡Es tu culpa!
—¿Qué engordaras es mi culpa?
—¡Claro! ¡Cada vez que comes me obligas a saciar tus antojos! —Frunció el ceño y se levantó apoyando una mano en la cintura.
—¡Eso es lo más ridículo que me has dicho!
—No, ya no hay más postres. Ni chocolates a media noche. ¡Ni sándwich a las cinco de la mañana!
—¡No!
—¡Sí! ¡Subí dos kilos por tu culpa!
—Sí, tienes más cachetes...
—¡Cállate!
—¡Dame el postre!
—¡No! ¡Nadie en esta casa comerá chocolate!
—¡Es de mora!
—¡Nadie comerá postres!
—¡Sádica!
—¡Aún te faltan dos meses de embarazo y ya subiste más de quince kilos! —Comenzó a hacer pucheros y de un segundo a otro, gruesas lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas. Dejé el postre sobre la mesa y Mia e Ian se acercaron a nosotras. Él me miraba confundido y mi hija se acercó a la que en ese minuto consideraba una enemiga.
—¿Qué está pasando? ¿Por qué estás llorando, cariño? —Ian también se acercó a ella y yo crucé los brazos a la altura del pecho.
—Me quiero ir.
—¿Dónde quieres ir?
—A mí casita.
—Pero cariño, Luke no está —decía él con paciencia, Mia le enjugaba las lágrimas. Yo arqueé una ceja.
—No importa, no quiero estar en un lugar dónde no me quieren y me quitan la comida —Ian me miró y yo desvié la mirada, altiva.
—¿Qué está sucediendo?
—¡Emily no quiere que coma más postres!
—¡Por tu salud!
—¡Me trató de gorda! —Volvió a llorar, yo descrucé mis brazos y los apoyé en la cintura.
—¡Subí dos kilos por tu culpa!
—¡Yo no te obligo a comer!
—¡Me despiertas a las cinco de la mañana para que te prepare un sándwich! —Callie comenzó a sollozar en el hombro de Ian.
—Es que lo haces con tanto amor que quedan más ricos —Ian la abrazó y me miró con elocuencia.
—¡No me mires así! ¡Siempre la defiendes! —Ian miró a Callie y después a mí, confundido.
—¿Cómo qué...?
—¡Cállate! —Ian cerró la boca—. ¡Ustedes siempre se unen en todo y a mí me dejas de lado! —Sin darme cuenta yo también comencé a llorar—. Estoy cansada, todos me dejan de lado...
—Joder, Emi, no llores...
—Tío, ¿por qué no le das un abrazo? —Ian miró a Mia—. A veces, cuándo las mujeres lloramos solo queremos un abrazo.
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No recordé olvidarte
RomanceLa vida de Emily Evans siempre tuvo un propósito, ser feliz. Incluso cuando llevaba a cuestas un corazón roto y un pasado que pretendía olvidar. Sin embargo, la vida nunca fue justa para Emily, y cuando el pasado se entremezcla con el presente solo...