Capítulo XXVIII

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EMILY

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EMILY

No podía dejar de mirar a Mia, las dos estábamos esperando la señal de Iris para enfilar por el pasillo, decorado por pétalos rojos y blancos, que se formaba en medio de las hileras de sillas.

El asunto, como solía llamarlo Alex, se iba a llevar a cabo en los jardines de la casa de los Lexington. La vista era preciosa, rodeada de árboles, una fuente maravillosa al costado y al final del pasillo un arco con una tela blanca que caía desde lo más alto para rodear los extremos y por flores blancas y rojas también, que enmarcaba un atardecer maravilloso.

Perfecto para una boda.

Esperaba no estar causando muchas molestias a los dueños de casa, aunque Iris parecía estar fascinada con los últimos acontecimientos.

—¿Estás lista, mami? —preguntó Mia sonriendo entusiasta y emocionada. Ella lucía un encantador vestido blanco con un faldón de tul a la altura de la rodilla. Había un lazo en la cintura con dos filas de pequeñas rosas blancas de género que se anudaba en la parte de atrás. El cabello estaba todo recogido en un moño adornado con pequeñas flores a modo de corona. Mia se veía cautivadora y feliz.

—Sí, enana —respondí a pesar de que no estaba muy convencida de mis palabras. Aún seguía pensando que todo esto era una locura, pero no podía revertir la situación. Perdí el control de mi vida y ahora mismo quien tenía ese poder me estaba esperando en el otro extremo del pasillo, junto a un pequeño altar.

Este habría sido un sueño hecho realidad si no fuera por todo el odio que había detrás de esta boda. Alex se enteró de la verdad y con ello, todas mis posibilidades de seguir siendo la única responsable de Mia se fueron a la basura. Él estaba forzando una relación que ya estaba quebrada y no sabía qué iba a salir de todo esto.

Contemplé mi vestido una vez más y suspiré. Mi vestido de novia era una mágica combinación de tul bordado con pedrería de sutil brillo y un cómodo faldón de gasa con gran movimiento. Tenía un escote en V amplio en la espalda y también en la parte frontal sin ser demasiado pronunciado. Era precioso. La primera vez que Iris me vio con el vestido puesto se emocionó tanto como mi madre.

Alex decidió que sería él quién le diría la verdad a su familia con respecto a Mia, pero mencionó que aún no era el momento para que nadie supiera que él era el padre biológico de Mia, ni su familia ni la mía. Quería salir de todo lo que implicaba la boda y convivir un poco más con su hija, porque la primera que debía saber la verdad era la misma Mia. Al menos, en eso estaba de acuerdo, aunque él nunca preguntó mi opinión.

Iris se encargó de organizar hasta el último detalle de la boda y había hecho un trabajo excepcional en el poco tiempo que Alex le dio. Me estaba casando con el hombre que amaba una semana después de que él se enterara que le mentí con respecto a su hija. Parpadeé varias veces para evitar que unas lágrimas cayeran, no quería estropear el trabajo de la maquilladora. Hicieron algo maravilloso conmigo, desde el vestido hasta el peinado y maquillaje. Habían hecho de mi cabello liso, unas hondas bonitas y bien definidas para luego hacer un elegante moño suelto en la parte baja de la nuca. El estilista mencionó que el peinado debía hacer resaltar el escote de la espalda y que haría enloquecer al novio. Ellos comentaron que era una novia portentosa y Callie me aseguró que parecía de esas modelos que salían en las revistas.

No recordé olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora