ALEX
Ya casi no sentía el brazo derecho, que era acaparado por ella. La miré, pero ya estaba dormida. Hace tres horas decidimos ver una película sentados en el sillón, pero fue cosa de sentarme al lado y en menos de cinco minutos se quedó dormida.
Mia y Mili estaban en la habitación y Mimí estaba justo a mi otro lado. Emily abrazaba con fuerza el brazo que utilizaba de almohada y la espalda estaba apoyada en mi costado. Traté de moverme, pero Emily insistía en que mi brazo era de ella, después de todo no estaba muy equivocada, porque cada parte de mí era por completo de la madre de mis hijos.
Sonreí, miré la hora en el reloj y continué viendo la película, aunque el destello del anillo en mi mano izquierda llamó mi atención. Ladeé la cabeza y la apoyé en la coronilla de Em y dejé escapar un hondo suspiro.
¿Cómo mierda le planteaba el tema a Emily?
Dos días antes
—El divorcio nunca ha sido efectivo. Tú y Emily siguen casados.
—¿Cómo? —Lexington se rascó la cabeza y luego volvió a atarse el cabello en un moño desordenado—. ¿Cómo que seguimos casados? Tú dijiste...
—Lo que me estabas pidiendo iba en contra de la ley, imbécil.
—¡Estabas de acuerdo!
—Bueno, pero después lo medité y llegué a la conclusión de que no era posible.
—Eso debiste mencionarlo aquel mismo día.
—Ningún abogado se iba a prestar para algo así, ni siquiera para un miembro de la familia más importante de Londres.
—¡Eres un inepto!
—¡No, Cunnington! No soy un maldito inepto —alzó la mano y me apuntó—. El único inepto eres tú que no supiste aprovechar tu oportunidad con ella. ¿Qué mierda estás esperando? ¡Vas a tener dos hijos! ¡Reacciona idiota!
—¡No es tan simple! —Espeté comenzando a perder la paciencia—. ¿Por qué ahora todos sienten que tienen derecho a opinar de nuestra relación?
—Créeme que si no me hubieras involucrado yo jamás habría opinado al respecto. Lo que me pediste hace tiempo era ilegal y no arriesgaré mi reputación por ti. Yo hablaré con Emily cuando tú le digas la verdad, porque eso te corresponde a ti.
—Debiste mencionar desde el principio que no accederías.
—Entiende, Alex —habló él y por primera vez lo hizo en un tono más calmado—. Me equivoqué. Creí que podía pasar por alto algunos aspectos legales, pero la verdad es que no soy capaz, no fui capaz. Tú y Emily siguen casados y si deciden que quieren iniciar nuevamente los trámites del divorcio les recomendaré a los mejores abogados especializados en el tema.
—¿Por qué lo hiciste? —Se encogió de hombros y después de un rato respondió.
—Porque es poco ético, porque va en contra de mis convicciones como abogado y porque... —me miró exasperado—. ¡Maldita sea, Cunnington! Tienes todo en tus manos para recuperar a tu familia. Solo tú y Emily saben los problemas que tienen como pareja, pero si estoy seguro de algo, es que ni tú, ni ella se han dejado de amar y a veces, las segundas oportunidades son las mejores para recomenzar y aprender de los errores. Tienes una familia maravillosa, y si ella necesita tiempo para sanar sus propias heridas, entonces concédele aquello. Emily merece todo lo bueno que tú le quieras dar, y si por esas fatalidades de la vida ella dice que no, entonces ten los mismos cojones para alejarte y dejarla ser feliz —el bastardo esbozó una sonrisa—. Y, según entiendo, eso ya lo hiciste.
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No recordé olvidarte
Roman d'amourLa vida de Emily Evans siempre tuvo un propósito, ser feliz. Incluso cuando llevaba a cuestas un corazón roto y un pasado que pretendía olvidar. Sin embargo, la vida nunca fue justa para Emily, y cuando el pasado se entremezcla con el presente solo...