No es un capricho

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Park JiSung era conocido por ser el estereotipo de jugador descerebrado, notas buenas para estar en el equipo de fútbol pero no lo suficiente como para ser reconocido o estar en el cuadro de honor, las chicas lo rodeaban cada vez que terminaba un partido ya que, a pesar de que no era un principal era, lo que podría decirse, el chico nuevo.

El chico de hace dos años era pequeño, tenía sonrisa de bebé y corte de coco, pasaba desapercibido y le daba igual, se conformaba con pasar cada materia para por fin acabar de salir de ese infierno, había salido con un par de chicos pero nada del otro mundo, el chico de hace dos años necesitaba ser invisible.

Como un cambio radical el JiSung del presente era todo, menos invisible. Había como dicen por ahí "pegado el estirón", sus hombros se volvieron anchos, su mandíbula afilada y su rostro antes de niño ahora era el de un adolescente bastante atractivo, su intención al volver al instituto no fue ser reconocido pero decidió hacer las pruebas para entrar al equipo luego de ceder a los pedidos de JeNo y JaeMin, quienes sabían de su talento para el deporte y fue admitido de inmediato, consiguió meter al menos un gol en los primeros tres partidos en los que estuvo lo que llamó la atención de casi todas las féminas en su instituto porque Wow, chico nuevo, miembro del equipo, alto y joder, tiene un piercing, no lo usaba para excitar a las chicas pero eso vaya que funcionaba. El problema era que no le gustaban pero bueno, muchos chicos también se interesaron y JiSung no necesitaba decir demasiado para conseguir a alguien luego de cada partido.

Había aprendido a usar su atractivo y encanto para conseguir lo que quisiera, ya fuese un examen, tarea o una buena compañía. En esa ocasión lo usaba para que una dulce chica de gran corazón le dijese qué hacer para acercarse al ángel más precioso que había caído del cielo y por desgracia no había caído directo en sus brazos como en alguna historia.

El problema era que, con el pasar del tiempo había formado una especie de reputación que no sería fácil de evitar si quería algo con ChenLe por lo que necesitaba de la rubia astuta que en ese momento ignoraba su pose sexy al estar apoyado en el marco de la puerta con sus brazos cruzados sobre su pecho, traía una camiseta blanca que sabía estaba haciendo marcar sus músculos y ese pantalón de mezclilla negro que lo hacía ver delgado, alto, cool y caliente. JiSung sabía que era atractivo y por supuesto que sabía aprovecharse de ello pero ChaeYoung, joder, ¿Cómo manipulas a tu hermana con tu belleza si ella te ve como un moco? Pura mierda. La rubia literalmente había ignorado sus preguntas como si no existiera.

—ChaeYoung.

—No.

—Ni siquiera me has escuchado, sólo miras tu libro.

—¿Te recuerdo lo que pasó? Te humillaste frente a ese chico y todos en castigo el jueves de la semana pasada, además le coqueteas cada vez que puedes, no eres exagerado pero tengo la desdicha de estar ahí cada vez que se te ocurre abrir la boca.

—He dicho frases buenas, simplemente él es... un hueso duro de roer pero si sólo tuviese una preciosa hermana que–

—No pienso ayudarte. Puede que esté sorprendida porque llevas cinco días detrás de un chico que te ha rechazado de más de una forma pero no lo haré. Tu pene fue quien se encaprichó, consigue a ese chico tal y como consigues a todos tus caprichos.

ChaeYoung habló firme sin despegar su vista del libro en sus manos, JiSung leía algo como Romeo y Julieta en la portada. El mayor se acercó arrastrando sus pies hasta la cama de su hermana, debía intentarlo, ChaeYoung era la más inteligente de los dos y en temas de amor y conseguir un sí era una experta, no podía dejarlo a la deriva cuando acababa de encontrar al chico más delicioso que sus ojos habían visto.

Joder, que JiSung parecía querer comérselo en vez de conquistarlo pero qué podía hacer él, esa era la palabra que más pegaba en ese momento.

De. Licioso.

Los amigos de mi crush. 《JiChen》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora