— Inseguridad desbloqueada —
El auto se detuvo frente a su casa cuando ya eran casi las cinco de la tarde, suspiró silenciosamente mirando a través de la ventana antes de formar una sonrisa y ver a su novio que tomó su mano antes de preguntar.
—¿Seguro que no quieres que baje contigo?
Segurísimo. DongHyuck se afirmó a sí mismo mientras veía los ojos preocupados de DoYoung sobre él, quizá decirle las cosas a medias y minimizar sus sentimientos no era la postura ideal a tomar pero era a la que estaba acostumbrado y para cambiar necesitaría de tiempo. Agradeció internamente que el alto no fuera del tipo de novio que quería entender todo en ese instante, DoYoung era el tipo de chico que le mostraba su apoyo y esperaba que estuviera listo para decir lo que pensaba. Quizá por esa razón era el único chico con el que mostrar una cara más vulnerable y menos defensiva no le afectaba de sobre manera.
—Estaré bien –sonrió, esforzándose porque se viera más feliz de lo que era en realidad, y se quitó el saco del mayor mirando cómo se había ensuciado mínimamente por el desastre que él era—. Lo lavaré y te lo daré cuando nos veamos –ideó a sabiendas de que su novio tenía más de un uniforme—. Y no vayas a preocuparte por mamá, está enojada pero estaré bien. No tiene moral para ponerse así.
—De acuerdo –DoYoung murmuró y apretó suavemente su muslo conectando sus miradas, sonrió con dulzura—. Cualquier cosa estoy a una llamada de distancia.
—A menos de que me quiten el teléfono.
—Eso es casi imposible pero me las ingeniaré –ambos sonrieron y el mayor se estiró para robarle un beso—. Debimos ir por los helados.
—No era necesario, en serio –sonó lo más seguro posible y se esforzó porque sus ojos no delataran la verdadera razón por la que evitó que DoYoung y él fueran por helados a pesar de haberlo pedido horas antes: no quería que el mayor gastara dinero en él, no sabía que en realidad una tonta discusión con su madre que sabía se resolvería fácilmente iba a desbloquear esa inseguridad pero no podía evitar pensar en ello y sentirse mínimamente culpable aún si en el fondo sabía que no era cierto—. Cuídate en el instituto, amor.
Se estiró por un último beso y bajó sin decir nada más, escuchó el auto avanzar en lo que entraba con el saco y su mochila en sus manos, colgó la mochila y antes de hacer saber de su llegada fue hasta la lavandería y preparó todo para lavar el saco del alto con sus pensamientos torturándolo.
Odiaba esa parte de sí mismo, su autoestima era una bendición, sabía que era un buen amigo, un buen hijo y un buen novio pero cada vez que recibía ese tipo de opiniones de personas importantes –específicamente su madre– daba vueltas sobre las quejas dichas, haciendo revisión de su comportamiento para ver si las quejas eran justificadas y, aunque creía que era un buen proceso de retroalimentación que lo hacía ser incluso mejor que el último DongHyuck, en el momento le afectaba demasiado y si contaba que tendría tres días libres sabía que no dejaría de pensar.
¿De verdad soy el problemático de los dos? Se preguntó al ver el saco sucio y observar su rostro y cabello hechos un desastre en el reflejo de la lavadora. Tomó una respiración y caminó hacia el comedor para encontrarse con su madre, la cuál tenía el rostro tenso y las gafas de lectura sobre la nariz, el cabello recogido en un moño y suéter de algodón. Su padre no se hallaba por ninguna parte así que asumió que seguía trabajando ergo nadie iba a detenerlos si iniciaban una acalorada discusión. Esperaba por lo más sagrado no hacer una estupidez y atraer peores repercusiones.
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Los amigos de mi crush. 《JiChen》
Fanfic"-¿Quieres meterte? -¿Entre tus piernas? Desde hace meses." Park JiSung no es necesariamente el chico más dulce del mundo (¿O si?) No tiene el mejor promedio, es simplemente uno de los delanteros en el equipo de fútbol de su instituto, para el mundo...