Los amigos de mi crush. 《JiChen》

Estaré para ti siempre que me necesites

La tarde se le había hecho muy pesada, sentía que desde el primer segundo en que abandonó su lugar junto a XiaoJun por esas simples pero hirientes palabras toda su tarde había ido dos veces más lento, todo se sentía aburrido y tedioso, todo lo hacía pensar en su novio y lo que había ocurrido pero si era sensato, JeNo podía admitir que habría sido infinidad de veces peor de no haber estado con JiSung y JaeMin; ambos habían llegado sólo con unos minutos de diferencia luego de que él se enrrollara en su cama, pensando y martirizandose con pensamientos dolorosos mientras su pelota de fútbol iba de sus manos al aire y de regreso.

Ambos chicos aparecieron en su puerta, aunque luego de veinte minutos con ellos ahí les dijo que podían retirarse recibió la misma reacción de los dos. Un apretón en el hombro antes de que sin preguntar buscaran ropa que hubiesen dejado en el pasado para estar más cómodos. Terminando con JiSung utilizando una camiseta gris de algodón, vieja y con un auto ya desteñido en el pecho junto a un pantalón negro de dormir, JaeMin a diferencia del primero usaba unas bermudas color bermellón y una sudadera blanca con una frase en inglés, ambos se habían mantenido a su lado tratando de hacerlo sentir mejor. JiSung no paraba de mencionar que habían vuelto a las andanzas con sus citas sin novios, JaeMin no paraba de repetirle que no eran citas, que eran reuniones de compas a lo que JiSung fingía vomitar por su “falta de originalidad” y sin importar lo mal que se sentía era imposible no reírse con todo lo que sus mejores amigos decían o hacían casi sin pensar.

Habían preparado dulces para él, que con “habían” se refería a JaeMin ya que JiSung lo único que hizo fue pasarle lo que necesitaba y hacerle porras para que terminara más rápido mientras él estaba sentado junto a ambos tratando de no pensar en lo ocurrido. Era tan extraño ser mimado por los dos, JaeMin era un cursi y JiSung era demasiado pegoste cuando estaba preocupado pero igualmente era extraño, en general ellos no pasaban por ese tipo de problemas, de igual forma era agradable que cuidaran de él aún si todo lo que hacía era pensar en XiaoJun.

Ambos chicos trataban de tranquilizarlo con el tema, hablando de otras cosas para tratar de distraerlo casi en vano, se sentía un idiota por sólo haberse ido y notaba como JiSung y JaeMin se miraban como si intercambiaran mensajes a través del pensamiento cada vez que mencionaba alguna variante de lo mismo pero no podía dejar de pensar en ello. Como en ese momento mientras jugaban en su consola, JiSung estaba sentado en la cama junto a él mientras JaeMin había preferido sentarse en la silla de su escritorio. JaeMin con un mando de su consola, él con el otro y JiSung esperando por su turno.

—¿Y si está solo? –preguntó de nuevo rascando su nuca y dejando el control del juego sobre su pantalón color caqui, JaeMin detuvo el juego bajando el mando, JiSung le quitó el que él tenía encima y lo dejó a un lado al mismo tiempo que el menor subió a la cama sentándose frente a él. Estos dos compartieron miradas mientras JiSung se apoyaba en el espaldar de la cama con los labios apretados.

Bien, conocía esas miradas.

Se veían serios pero más por tranquilidad que por estar enojados o preocupados, podía ver en los ojos de JaeMin que quería decir algo pero no sabía cómo, sin embargo para algo tenían a Park, quien siempre tenía como abordar un tema. Aún si no era de la forma más discreta.

—Ninguno quiso hablar sobre esto antes ya que queríamos que te relajaras un poco, parecías un muerto al llegar y sabemos que las tortitas de Nana animan a cualquiera así que... –JiSung dijo recibiendo una confirmación de parte de JaeMin antes de que este diera un apretón a su rodilla. El menor aclaró su garganta, en el último tiempo se habían vuelto incluso más unidos a pesar de que tener novios podía hacer parecer que los tres pasarían menos tiempo juntos así que supo leer la preocupación en los ojos de Na. Y es que, aunque no era sencillo leer cuando JaeMin estaba mal si que era fácil saber cuándo la preocupación lo dominaba.