IV

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IV. Rompecabezas.

 Rompecabezas

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Años Atrás



El rey de Dinamarca notó por primera vez que algo no estaba bien con su primogénito cuando este recién había cumplido siete años.

Siempre supo que su hijo era especial, que poseía una inteligencia avanzada para su edad, por lo que escucharlo decir aquellas tres simples palabras hizo que preocupación surgiera en el rey.

—Ellos la mataron. —Había pronunciado el heredero al trono señalando a sus hermanos de tres años.

Shawn no hizo caso omiso, y le pidió que se explicara. —¿De qué hablas, hijo? —Él lo sabía, pero quería que Kian lo expresara.

—Los mellizos mataron a mi mami. —Sentenció con seguridad, mirando directamente a su padre.

Si, Shawn había notado que su hijo mayor sentía rechazo por sus hermanos, pero lo atribuyó a la pérdida de su madre, a la falta que le hacía, no a que pensara que ellos la habían matado.

—¿Por qué piensas eso? —Continuó queriendo saber  en base a qué había sacado esa conclusión.

—Cuando mami se fue, ellos llegaron. Mamá tuvo que morir para que ellos vivieran.

Y él rey se asombró de la frialdad en la que esas palabras habían brotado de la boca de su dulce pequeño. ¿Cómo un niño de siete años podía pensar de esa manera y expresarse así?

El comportamiento de Kian los últimos meses había sido extraño, había cambiado, pero él pensó que se debía a que estaba creciendo, pero ahora lo examinaba detenidamente y lo primero que cruzó su mente fue un término que no fue de su agrado.

El rey de Dinamarca se acercó y abrazó a su hijo antes de tomarlo de la mano para llevarlo a sentarse en el sillón individual. Shawn se puso de cuclillas y le sonrió.

—Tus hermanos no tienen la culpa, Kian. Ellos eran unos pequeños seres indefensos que no podían valerse por sí solos, ¿cómo crees que ellos podrían hacerle algo a tu mami? —Hizo una pausa, los ojos azules de Kian se habían cristalizado.

—¿Entonces quién la mató? —El rey suspiró.

¿Culpa? Jamás la sintió, aunque le dolía ver a su pequeño en ese estado.

—Cada persona viene al mundo por un determinado tiempo, algunos viven más tiempo, otros menos, pero todos venimos aquí con una misión. La misión de tu mami fue darte mucha felicidad mientras tenía tiempo, estar junto a ti y mostrarte lo que el amor sincero y materno es. ¿Y sabes que más? —Kian negó. —Darte hermanitos para que no estuvieras solo cuando ella no estuviera. Ellos fueron el regalo que tu mami te dejó, ¿recuerdas que tú querías un hermanito? —Kian asintió, un par de lágrimas rodaron por sus mejillas las cuales su padre limpió. —Pues ahora tienes dos. Ámalos y cuídalos, porque será como si amaras y cuidaras a tu madre.

H A I L  |K.M.|  #4 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora