XXVIII

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XXVIII. Deseos del Subconsciente.



La luna brilla sola en el cielo.

No había una sola estrella junto a ella lo cual se debe a que nubes cubren el cielo oscuro, seguro llovería en la madrugada

Dos semanas habían pasado desde nuestro regreso a Dinamarca, hoy era sábado, lo que indicaba que mañana Alrik y probablemente Eris llegarían al castillo de visita. Su estadía se alargaría hasta el baile de invierno y así cumpliría con la invitación  que les hice para quedarse.

Miró a Ritter que corre por todo el jardín disfrutando de su libertad sabiendo que pronto llegará la hora en la que nos adentraremos al castillo. Decido sentarme sobre el césped, extiendo mis piernas y recargo ligeramente mi espalda hacia atrás apoyándome en las palmas de mis manos. Dejo de mirar a mi cachorro y regreso mi atención a la luna.

Hay un pensamiento que habita en mi mente desde que era pequeño, y si bien es erróneo, cada vez que veo la luna con detenimiento recuerdo a mi tío Nash. Cuando él se despidió de mi, mi mente inocente de niño me hizo creer que se iría a la luna, y en parte fue consuelo, pero a medida que crecí comprendí que lejos de un consuelo, ahora es un tormento. Ya no puedo ver la luna sin pensar en mi tío, y si bien muchas veces ignoro ese pensamiento, algunas veces me detengo a meditar sobre ello.

Antes de poder profundizar mis recuerdos, Ritter corre hacia mi y se abalanza para lamer mi cara, me rió y lo alejo lo suficiente como para poder hacer que se quede quieto.

—Se supone que tienes que dar miedo, no ternura. —Comento y lo que obtengo como respuesta es un ladrido. —Siento que tú le caerías mejor a mi mamá, antes de que nacieran los gemelos, ella se quejaba mucho de Troon y Kroon. —Ritter continúa ladrando y opto por dejar de hablarle, lo estaba poniendo de mal humor.

Me pongo de pie sacudiendo mis manos y mi pantalón, era hora de dormir, o al menos intentarlo.

Me adentro al castillo con Ritter siguiéndome, antes de ir a mi habitación decido tomar una pequeña desviación a la cocina con la idea de prepararme un té para ayudarme a dormir.

Cuando estoy por entrar en la cocina escucho la voz de mi hermano, sin embargo su voz no es quien me llama la atención, sino la otra voz masculina que habla con él.

Intrigado por saber de quien se trata decido entrar sin importarme si importuno o no, el sonido de mis pasos hace que ambos hombres se sobresalten antes de mirarme, y entonces me percato que la otra voz le pertenecía a uno de los empleados. En cuanto me ve, el empleado hace una reverencia y yo lo ignoro para mirar a Dion.

—¿Qué haces aquí? —Me pregunta el mellizo y yo enarco mi ceja izquierda.

Por un momento pienso en responder grosero o sarcástico, pero al final termino diciendo la verdad. —Vine a prepararme un poco de té. —Respondí antes de repasar la escena frente a mi.

Dion estaba sentado sobre la barra con una taza de té entre sus manos mientras que el sirviente estaba del otro lado de la barra, este era un chico de tez blanca y cabellos rubios, joven y agraciado a la vista. No me daba confianza, aunque la conversación que mantenían antes de que yo apareciera no era nada comprometedora, aún así me pregunto si debería considerar algo más aquí.

—Quedó un poco en la tetera, sírvete, aún está caliente.

—Tú. —Hablé refiriéndome al empleado. —Sírveme un poco de té. —Ordené solo para molestar a Dion, no había pasado por alto ese "sírvete".

El empleado con rapidez acató mis órdenes y me entregó la taza humeante de té. Una vez que la obtuve miré mal a Dion y salí de la cocina. Ninguno de los dramas "amorosos" de mis hermanos me importaba, podían hacer lo que quisieran.

Recorrí el castillo junto a Ritter teniendo una vez más un destino diferente; el cuarto donde dormía Ritter. El cachorro mitad lobo no tardó en reconocer a donde nos dirigíamos, y cuando llegamos se adentró al cuarto usando la puerta diseñada para perros, ese pequeño cambio se había hecho con la llegada de Kroon. Abrí la puerta solo para cerciorarme de que Ritter ya se había echado en su cama, al verlo acomodado me acerqué para acariciarlo una última vez antes marcharme.

Finalmente llegué a mi habitación, dejé el té sobre la mesita de noche y me dispuse a hacer mi rutina antes de acostarme con la esperanza de que tal vez podría dormir bien.


⚔️⚜️⚔️


Mi pulso está acelerado y sin mencionar que gotas de sudor escurren por mi piel.

Trago duro mientras paso una mano por mi rostro tratando de aclarar mis pensamientos. Usualmente me despertaba agitado a causa de pesadillas, no de sueños eróticos.

No tienes 15 años, Kian. Tu mayor preocupación es el bienestar del reino, no cuando será la próxima vez que tendrás sexo.

Me digo a mi mismo con el fin de alejar las imágenes intrusas que aún invadían mi mente, aunque me resulta complicado cuando las imágenes de Eris se sintieron tan reales. Niego bloqueando esos pensamientos, no me iba a permitir fantasear con la diosa de la discordia en esa manera.

Quizá se debía a que pronto llegarían al castillo, y si bien yo tenía un propósito con ellos, no dejé pasar que mi subconsciente parecía tener sus propios deseos relacionados con Eris.




Hola, hola. Ay no con estos niños calenturientos, igualitos a sus padres. Dion, mi confianza está en ti. Ahre que ya casi llegamos a ese punto que me trae nerviosa. Los amo. ⚡️

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H A I L  |K.M.|  #4 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora