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X. Estrategias.



Suecia


Escudriño la situación para hacer mi siguiente movimiento.

Era curioso como algunas veces convertía las situaciones de mi vida en tableros de ajedrez, y aquí iba uno de los primeros movimientos para armar mi juego estratégicamente.

Sé que ella se pondrá de pie en los próximos diez segundos para ir a pedir su segunda taza de chocolate caliente. Me es claro que solo lo hará como un pretexto para alejarse de aquella mesa donde comparte su tarde con algunas mujeres, las cuales se sonríen entre ellas de manera falsa, estoy seguro que se detestan entre ellas. Mas analizar las insignificantes vidas de esas mujeres no es por lo que estoy aquí, me concentro en aquella mujer de cabellos negrísimos, la veo disculparse previamente a remover la servilleta de sus piernas para dejarla sobre la mesa. Con elegancia, se pone de pie y comienza a alejarse, esa es mi señal para cruzarme casualmente en su camino.

Ella va distraída, quizá va pensando en lo mucho que detesta estar en ese lugar (sus facciones lo dicen todo), y aún si me equivocara, lo importante era que estaba lo suficiente distraída como para chocar conmigo sin notar absolutamente nada extraño en la situación.

—Lo siento. —Ella dice cuando se tropieza conmigo. Sus ojos grises me miran y sé que me reconoce. —Oh, príncipe Kian. —Agrega haciendo una rápida reverencia.

—Diosa de la discordia. —Respondo y Eris mira a su alrededor con nerviosismo, como si temiera que alguien la fuera a ver. Decido investigar de qué o de quién se cuidaba cuando me encontrara aburrido.

Su atención regresa a mi, suspira y después formula una pregunta; —¿Qué hace el príncipe de Dinamarca en Suecia?

—Apoyando a mi mejor amigo. —Respondo señalando discretamente dónde Landon tomaba té. —Fue un placer volver a verte, Eris, pero me temo que ya lo he hecho esperar mucho, hasta luego. —Dije pasando de ella.

Voy directamente a sentarme con Landon, él da un asentimiento antes de hablar. —Lo apruebo. —Comenta y yo lo miro confundido por lo que procede a aclarar el asunto. —Apruebo que te acuestes con ella, es bonita.

Lo miré mal. —No necesito tu aprobación, además, el objetivo no es ella. —Pronuncio y Landon se ríe.

—No lo es, pero para llegar a tu objetivo tienes que pasar por ella... y puede que también pases por su cama. Y hablando de cama, ¿cuando fue la última vez que te acostaste con alguien?

—Mi vida sexual no es tu problema.

—¡Exactamente mi punto! La chica es bonita, aprovecha esos encantos que tienes y acuéstate con ella. —Toqué el puente de mi nariz.

—Nos estamos desenfocando del tema principal, ¿hiciste lo que te pedí? —Cuestioné queriendo regresar a lo que importaba.

—Mi contacto lo aseguró, es cuestión de esperar.

—Bien, no quería usar a mi investigador, ese hombre le tiene más lealtad a mi padre, y tampoco quiero que mi padre se entere de todo lo que hago. —Hice una pausa recordando las palabras de Dion. —Mi hermano me confirmó lo que ya me planteaba, papá está comenzando a sospechar, o al menos se está interesando en lo que hago, por eso decidí empezar haciendo esto, para desviar sus sospechas de lo que realmente pienso hacer. —Le di a conocer y Landon chasqueó la lengua.

—Tu padre no me da miedo. —Aseguró.

—Debería darte miedo. Nunca lo subestimes, mi padre es... —¿Qué era mi padre? ¿Cómo acusarlo con suposiciones mías? Así que sin poder etiquetarlo bajo un adjetivo erróneo, me limité a decir lo único de lo que estaba seguro. —Mi padre es el rey de Dinamarca y de las Netherlands. Un hombre poderoso e inteligente, si a alguien hay que tenerle miedo, es a él.

Landon me miró atento. —¿Y tú le tienes miedo?

—No, le tengo respeto.




⚔️⚜️⚔️


A la mañana siguiente, justo a las ocho en punto de la mañana, las piezas de mi plan comenzaron a acomodarse tal y como lo predije. No me sorprendió que funcionara a pesar de que todo lo había ideado en menos de cinco minutos, a mi punto de vista esto era un juego de niños, no obtendría nada importante, solo necesitaba mantener una apariencia para que mi padre no sospechara de lo que en realidad buscaba.

El personal del hotel donde me hospedaba junto a Landon, me había informado que el duque Alrik Bernadotte esperaba por mi en el recibidor del hotel. Fui hasta donde se encontraba y lo hallé sin demora. Sus ojos azules hicieron inmediatamente contacto visual con los míos, y a pesar de que todo esto lo hacía por otro propósito, aún tenía interés por descubrir el motivo que hacía que yo sintiera que lo conocía de antes.

El duque hizo un asentimiento respetuoso cuando me detuve frente a él, le ofrecí un apretón de manos a cambio.

—Príncipe Kian, la familia real no tenía conocimiento previsto sobre su visita al reino, de otra manera lo hubiésemos recibido adecuadamente en el castillo o alguna propiedad de la realeza. —Dijo al soltar mi mano.

—Descuide duque Bernadotte, mi visita no fue planeada, un amigo cercano tuvo una emergencia personal y me pidió que lo acompañara, esto no tiene que ver con la relación de los reinos. —Expliqué mi aparente motivo.

—Oh, entiendo perfectamente, pero ya que se encuentra en Suecia, la familia Bernadotte lo invita a la fiesta que se hará en honor a mi padre. Como comprenderá, no es un evento mayor. —Me invitó sacando un sobre de su saco, lo acepté por cortesía.

—Me halaga, pero me temo que no podré asistir, como dije, este era un viaje imprevisto y corto, me temo que regreso a Dinamarca en un par de horas. —Dije declinando su invitación.

Alrik sonrió. —Descuide príncipe Kian, es entendible. No le quito más su tiempo...

—Nada de eso, Alrik, podemos tomar algo y conversar, como mencioné, parto dentro de unas horas, tenemos el tiempo necesario para conversar. —Propuse y él asintió.

—Me parece bien. —Respondió y así comenzamos a andar hacia el restaurante del hotel.

Elegimos una mesa destinada para cuatro personas, luego de acomodarnos nos limitamos a pedir té con algún postre.

Y mientras conversaba con él, sentía que alguien ajeno a mi nos vigilaba. La posibilidad de que fuera obra de mi papá cruzó mi mente. Conocía lo suficiente a mi padre para saber que él haría algo así sólo para asegurarse que todo estuviera bajo control conmigo. Admiré en secreto su persistencia y la manera en la que se aferraba a que las cosas salieran como él lo deseaba, mas se olvidaba que yo había crecido observándolo, creando en el transcurso a alguien que tendría el conocimiento suficiente como para anticipar sus movimientos.

Mi padre podría ser muy buen jugador de ajedrez, pero se olvidaba que él me había mostrado a mi todas sus estrategias.

Ya llegaría el momento en el que conocería las mías.




Hola, hola. ¡Nuevo capítulo! Me encanta la mente de Kian, simplemente me sorprende y me pregunto, ¿qué tiene en mente mi príncipe de ojos azules? Los amo. ⚡️

H A I L  |K.M.|  #4 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora