EPÍLOGO

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Me siento frente a la fuente del laberinto viendo los tulipanes que lentamente están siendo ocultados bajo la nieve.

Quizá si yo no hubiera empezado con mis juegos enfermos nada de esto habría pasado y mi padre estaría aquí, en el castillo.

Si yo no me hubiera creído tan inteligente quizá en este momento yo no estaría leyendo la carta que me había dejado mi padre, la misma que el rey acostumbraba a escribir para que ante su muerte, se la entregaran a su sucesor.

Sintiéndome débil y avergonzado ante mi padre, finalmente me animo a romper el sello de la familia real de Dinamarca y sin más procedo a abrir la carta.


Querido Kian:

Hola, príncipe mío, ¿o debería referirme a ti como rey? Pues el día que leas esta carta, ya lo serás. Te dejo estas palabras no para darte ordenes, ni para dictar lo que harás con tu vida, tan sólo te dejo mis palabras para que nunca te sientas solo. Para que siempre me sientas contigo...
Mi niño, mi pequeño de ojos azules, ¿tienes una idea de cuánto te amo? Nunca me cansaré de decir que eres lo más hermoso de mi vida, lo único que hice bien. Eres mi mayor orgullo, mi más grande anhelo, desde que te tuve en mis brazos supe que tu llegada era un regalo, y que si existía un Dios, él mismo te había enviado. No quiero hablar de tronos, reinos o coronas, tan sólo quiero hablarte como tu padre, no como rey, quiero decirte que siempre te admiré y siempre supe que estabas destinado a grandeza. Pasaste por tanto y siempre fuiste tan fuerte, eres un buen hermano, un buen amigo, un buen hijo. Te diré, hijo mío, que yo sin ti nunca habría logrado sobrevivir, fuiste mi ancla, lo que me mantuvo vivo luego de la muerte de tu tío Nash. Fuiste mi esperanza, mi mayor felicidad. Sé que no fui el mejor de los padres, pero lo intenté, siempre traté de apoyarte y de demostrar que mi amor por ti era tan inmenso como el mismo cielo, y tan profundo como el océano. Fuiste, eres y serás mi vida entera, nunca dudes que todo lo que siempre quise fue protegerte.
Sé que mi partida será dura para ti, pues ambos sabemos lo dependientes que éramos el uno del otro, así como yo no veía mi vida sin ti, sé que tú tampoco podrás ver una vida sin mi. Déjame decirte que tienes toda una vida por delante, y que el dolor pasará; llora, grita, maldice si quieres, pero no te dejes llevar. Eres fuerte, mi niño, podrás resistir todo lo que la vida te arroje.
Eres el mayor de mis tres hijos, pero no quiero que cargues con la tarea de cuidarlos, no te corresponde, ¡claro! Son tus hermanos y tu instinto te reclama que los protejas, pero entiende que no es tu obligación, ve por ellos, si así lo deseas, pero también ve por ti mismo.
No quería hablarte de reinos, pero si quieres abdicar para seguir tu felicidad, hazlo, tienes mi bendición para hacerlo, entiende que lo único que yo siempre quise fue verte feliz, haciendo cosas que tú ames, no que seas preso de algo que no quieres.
Podría seguir esta carta y nunca terminarla, pues hay muchas cosas que me gustaría decirte, pero al final, todo se resume a una sola cosa; te amo, mi pequeño. Te amo y siempre lo haré.
Cuando te sientas solo, búscame en los tulipanes, probablemente ahí me encontraré junto a tu tío.
Te amo, Kian Basil Oceanus Madsen Hallett, nunca me cansaré de decirlo.

Tu padre, Sean Madsen.


Suspiro y doblo la carta guardándola dentro de mi saco. La verdad es que tenía mucha curiosidad por leerla, quería saber qué cosas mi padre me tenía que decir.

Nunca dudé que mi padre me amara, nunca dudé que él hubiera hecho todo lo posible para protegerme.

Si hay algo que tengo claro es que el rey de Dinamarca me amó a mi por encima de los reinos, tronos y coronas.

Me amó por encima de la gloria y el poder.

Simplemente me amó por encima de todo y de todos.

Y eso es algo que yo nunca olvidaré.

Puede que haya hecho cosas innombrables, pero yo no tengo ningún derecho a juzgarle, menos ahora, que no lo tengo de frente.

Y donde quiera que esté;

Larga vida al rey Madsen.

Ahora sólo queda revelar al verdadero perpetrador y arruinar toda su estrategia.

Ya di el primer paso de mi plan, y todo salió a la perfección, esto ya no es un simple juego de ajedrez, es un duelo.

Fin.

H A I L  |K.M.|  #4 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora