XIV. El Baile Rojo.Parte 1
No me gustaba mi cumpleaños.
Lo detestaba y me ponía de mal humor.
A lo largo de mi corta vida, por más que mi padre se esforzara en quererme hacer sentir feliz durante ese día, simplemente no podía evitar resentir cualquier tipo de celebración. Sin llegar a malentenderse, disfrutaba de los esfuerzos de mi familia al intentar hacerme sentir bien, pero no podía encontrarme a mi mismo sintiéndome plenamente feliz.
Mis últimos cumpleaños se limitaban a bailes frívolos, rodeado de personas a las cuales no podía importarme en lo más mínimo su presencia. Regalos banales, sonrisas falsas, felicitaciones hipócritas. Para mi un baile era una guerra fría, donde analizas a tus adversarios sin llegar a atacar directamente, escudriñas sus debilidades, y te preparas para un posible ataque.
—¿Por qué simplemente no cancelas los bailes si tanto los detestas? —Había preguntado a mi padre hace siete años.
—Porque si lo hago, ¿cómo voy a volver a fraternizar con el enemigo en su momento más descuidado? Mira a tu alrededor hijo, ¿no ves lo expuestos que están?
Mi padre tenía mucha razón. Aunque todos se proclamaran "amigos" de la corona de Dinamarca, no dudaba en que la mayoría en el fondo nos odiaran y estuviesen planeando nuestra muerte. No era paranoia, era estar un paso adelante.
Estar listos para el cambio de ritmo en el baile.
Mi cumpleaños número 21 cambiaba muchas cosas para mi, era el momento por el que tanto había esperado y trazado cuidadosamente mis pasos para llegar al sendero que me daría lo que más quiero.
Noviembre 8.
Miro el traje rojo perfectamente planchado que cuelga de mi armario, ya casi era la hora acordada para iniciar la celebración.
Recién salía de bañarme, por lo que después de haber secado mi cuerpo y cabello había procedido a ponerme un bóxer. En el momento que estaba por tomar el traje e iniciar a vestirme me percaté de un ruido que provenía de la puerta.
Atiné a tomar el pantalón y ponérmelo antes de decidir salir para descifrar que era lo que ocasionaba ese extraño ruido, era como si empujaran la puerta con mínima fuerza a la vez que la arañaban y... ¿un chillido?
Abro la puerta con cuidado solo para encontrarme lo que ya me imaginaba.
Hay un cachorro no tan pequeño el cual se va hacia adelante a causa del movimiento de la puerta cayendo así sobre sus patas delanteras. Hace un extraño chillido que parece indicar dolor y/o reclamar atención, sonreí al recordar a Troon y a Croon.
Me inclino para tomar al cachorro, a diferencia de mis otros dos bebés que parecían lobos blancos, este era uno completamente negro, mas también parecía un cachorro de lobo, y, por lo que noté al levantarlo, también era macho. Sus ojos eran tan oscuros como su pelaje, y los pequeños destellos en estos me recordaron a una fría noche estrellada.
Lo acaricié acurrucándolo contra mi pecho, el animal se dejó acariciar y volví a sonreír ante tan peculiar sentimiento agridulce, no habíamos tenido otra mascota desde la muerte de los lobos blancos.
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H A I L |K.M.| #4
Fanfiction"La maldad no se hereda, pero en la familia real parecía ser que se nace con ella. Dios tenga piedad de quienes los rodean."