XXVI

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XXVI. "Algo Que No Tiene."





Eris

La partida estaba por iniciar, los jugadores ya estaban en sus posiciones, sin embargo, la partida nunca se llevó a realizar.

Un trabajador del castillo irrumpió en el campo de juego yendo a hablar con el rey, al estar tan lejos de nosotros no pudimos saber lo que decía, pero el rey bajó de su caballo, los príncipes imitaron la acción de su hermano y se acercaron a él probablemente queriendo saber lo que sucedía, el rey pareció explicarles y rápidamente se alejó dejando el campo de juego.

Todos los presentes estábamos consternados con lo que sucedía, sin saber nada, miré como los príncipes de Dinamarca y el duque también bajaban de sus respectivos caballos, los príncipes de Belgium se acercaron a ellos y comenzaron a tener una breve conversación que culminó con todos alejándose del campo de juego junto con los caballos.

Los murmullos de la gente se hicieron presentes, yo no sabía que hacer por lo que me quedé donde mismo esperando que alguien dijera algo al respecto. Unos minutos después, el príncipe Rune apareció disculpándose diciendo que un acontecimiento inesperado se había presentado por lo que se cancelaban todas las actividades de hoy y de mañana, y amablemente pedía que nos retiráramos, no sin antes decir lo apenado que estaba y que el reino de Belgium lo recompensaría.

Los presenten entendieron y poco a poco se empezaron a esparcir alejándose. Alrik fue lo primero que cruzó mi mente así que comencé a avanzar con la intención de regresar al castillo y buscarlo.

Mientras caminaba, sentí una mano tomar mi muñeca y sujetarme con la fuerza necesaria para que me detuviera. —Ven conmigo, me aseguraré de que no te pase nada. —El príncipe Kian demandó cuando lo miré y siendo honesta sus palabras me inquietaron.

—¿Qué podría pasarme? ¿Está todo bien? —Pregunté mirándolo a los ojos, estos se mantenían inexpresivos.

—Solo ven conmigo, por favor, te llevaré con Alrik. —Repitió y al saber que no me diría lo que estaba pasando, asentí siendo guiada por él.

Kian mantuvo su mano en mi muñeca, nos mantuvimos en silencio hasta que nos adentramos en el castillo. —No pierdan mucho tiempo, en cuanto estés con Alrik no tarden en marcharse tan rápido como puedan. Yo también tengo que irme junto a mi hermana, así que me temo que no los volveré a ver pronto. —Avisó mientras recorríamos el pasillo que nos llevaría a la habitación de Alrik.

Nos detuvimos frente a la puerta de mi prometido, pero antes de abrir la puerta Kian me soltó por lo que lo miré atenta. —Gracias, no sé qué pasa, pero tu preocupación por Alrik significa mucho para mi.

Kian no removió la expresión seria de su rostro. —Tengo que ir con mi hermana. —Se acercó y besó detenidamente mi mejilla derecha. —Mi devoción es hacia tu deidad, querida diosa de la discordia.

Y así miré como se echó a andar con prisa con el propósito de buscar a su hermana, y yo me quedé mirándolo por unos instantes hasta que desapareció de mi campo de visión.

Kian

Dione juega con sus dedos mirando un punto fijo de la pared de la habitación, Landon se encuentra sentado junto a ella aunque manteniendo una distancia considerable.

—¿Nos equivocamos? —Pronuncia suave mi hermana cuando cierro la puerta pasándole seguro.

—No, pero ciertamente no pensamos en otros puntos. —Dije mientras me acercaba a ellos. —Alguien está jugando no solo con nosotros, también con el rey de Belgium, ¿por qué atacar a la antigua reina?

—Y justo como a Dion. —Habló Dione. —El perpetrador de el plan quiere que sepamos que está cerca de nosotros, y que cuando creemos que ya estamos resolviendo el acertijo, no es así. Es como que él ya está un paso por delante de nosotros. —Explicó pero yo negué.

—No, él no está un paso delante de nosotros, solo se sintió amenazado, ¿por qué atacar a la reina antigua justo cuando nosotros estamos presentes? Para hacernos lucir culpables, sólo hay que pensarlo bien, el perpetrador quiere desatar una guerra, pero quiere que otros peleen su batalla mientras él se esconde. —Sentencié mirando tanto a mi hermana como a mi mejor amigo.

—Yo sigo teniendo una duda; ¿por qué me enviaron una invitación para hoy? El baile de bienvenida fue ayer, ¿por qué no invitarme también a este? Sin mencionar que nunca antes me habían invitado directamente a sus celebraciones. —Compartía su duda, ¿por qué enviarle a Landon una invitación de última hora?

—No lo sé, Landon, este acertijo es más complejo, hay algo que no estamos viendo. —Atiné a decir y todos guardamos silencio sumergiéndonos en nuestros propios pensamientos.

Y a pesar de la situación, yo seguía preguntándome qué carajos tenía que ver Eris y Alrik en todo esto. ¿Por qué me sentía de una manera tan extraña hacia Alrik? Con todo lo que estaba aconteciendo había tenido que detener temporalmente esa búsqueda, pues mi hermano y el bienestar del reino eran mi prioridad.

Golpes en la puerta de la recámara logran que salgamos de nuestros propios pensamientos, con cautela me acerco a la puerta y la abro. Un mayordomo aparece en mi campo de visión y al avisarme que nuestro vehículo se encuentra listo, se marcha.

—Es hora de irnos. —Informé después de cerrar la puerta de la habitación.

Landon y Dione se levantaron de la cama. —Voy a mi cuarto a cerciorarme de que tenga todo en orden para cuando vengan por nuestras maletas. —Avisó mi hermana.

—Te acompaño. —Landon le dijo y ella asintió.

Pronto ambos dejaron mi habitación saliendo de esta a través de la puerta que conectaba ambos cuartos. Mis cosas ya se encontraban listas pues mi hermana se había encargado de ordenarlas mientras yo buscaba a Eris, así que fui al borde de la cama y me senté esperando a que uno de los empleados viniera por mi maleta.

Unos minutos después golpearon a la puerta, por lo que creyendo que se trataría de la servidumbre me dispuse a abrir la puerta. Mi extrañeza fue grande cuando miré a Vince frente a mi.

Yo no lo conocía de mucho, pero sus expresiones fueron claras para mi, estaba preocupado y probablemente asustado. Lo hubiese llamado patético, pero mi empatía me hizo recordar lo que yo había sentido cuando lastimaron a mi hermano, y si de patéticos hablábamos, entonces yo era el mayor.

El rey ni siquiera pidió permiso y se adentró en la habitación, oh bueno, era su castillo después de todo.

—¿Qué sucede? —Hablé ya que él no decía nada.

—No soy estúpido, primo, así que descuida, sé que ustedes no tienen nada que ver con lo que pasó. —Hizo saber y yo me quedé serio.

—¿Qué te hizo llegar a esa conclusión?

—Exactamente la misma razón; sé que no eres estúpido. —Respondió. —Ustedes los Mendes aprecian mucho a su reino como para querer exponerlo de tal manera. —Y justo cuando dijo eso reparé en ese único detalle.

Nosotros tenemos algo que perder, por así decirlo: nuestros reinos. Así que la persona que está detrás de esto es alguien que no tiene nada que perder, y que en si solo tiene algo que ganar. Y ahí me di cuenta que eso lo hacía más peligroso, cuando no tienes nada que perder, no te importa hacer las cosas necesarias para ganar. No le puedes quitar algo que no tiene. Y si, eso era lo que necesitaba ver.

—Creo que tú y yo nos vamos a llevar bien, primo.




Hola, hola. Me gusta alterarlos, y lo vuelvo a recalcar, esta línea del tiempo en la historia así como su desarrollo se está alargando, pero ya saben que aunque parezca desesperante no ver "acción" TODO pasa por algo. Los amo. ⚡️

H A I L  |K.M.|  #4 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora