XIII

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XIII. Recuerdos.



"Vamos a danzar con demonios, si la discordia ya está entre nosotros, ¿por qué no disfrutamos de el infierno que hemos creado?"

-HAIL.


17 años atrás.



—¿Mami? —El pequeño príncipe Kian de 3 años habló tirando de uno de los tantos vestidos floreados que la reina tenía, en esta ocasión portaba uno color rosa pálido con florecitas blancas.

La reina cerró aquel cuaderno de dibujos que solo sacaba en contadas ocasiones, especialmente cuando el rey no se encontraba cerca o prestándole atención. Sus ojos azules se posaron sobre los de su hijo centrando en él su atención, esperó a que este dijera algo, pero el príncipe se limitó a observarla por unos segundos antes de pasar su vista sobre el cuaderno y el único lápiz que su madre usaba.

Pese a sus tres años, el heredero al trono sabía que no debía preguntarle a su mami lo que estaba haciendo, pues eso era demasiado claro, ¡su mami estaba dibujando! ¿Por qué ella no dibujaba con él? ¿Por qué ella nunca le había mostrado algún dibujo? Y aunque le hubiera gustado hacerle esas preguntas, prefirió hacer otra.

—¿Te gusta mucho dibujal, mami? —Cuestionó Kian, olvidándose por completo del motivo por el que había venido a buscarla hasta su habitación.

La reina sonrió al instante que estiraba su brazo izquierdo para tomar la mano de su hijo, con gentileza lo atrajo hacia ella para terminar sentándolo en sus piernas.

—Dibujar es algo que disfruto mucho, pero no tanto como pasar tiempo contigo, ¿quieres que juguemos juntos? —Kian escuchó las palabras de su madre, mas se quedó mirando el cuaderno que ahora tenía frente a él. Parecía un libro viejo de la biblioteca, era de color negro, sin algún tipo de detalle o letras, completamente liso, quiso tomarlo entre sus manitas, pero a la vez no quiso tocar algo que su madre nunca sacaba de su habitación, quiero decir, por algo nunca lo sacaba ¿no? ... Kian reparó en ese detalle, ¿por qué su mami nunca lo sacaba? ¿Tenía miedo de que se le fuera a estropear? Ahora ya no tenía duda de que la elección correcta era no tocar ese cuaderno, no quería arruinarlo y que su mami se pusiera triste... o se enojara, aunque su mami nunca se enojaba con él.

—No, mami, mejol sigue dibujando. —Respondió el pequeño príncipe girándose para ver a su mamá.

La reina se quedó sorprendida, Kian nunca se negaba a la idea de jugar con ella, incluso él solía buscarla para que jugaran con sus osos de peluche.

—¿Estás seguro que no quieres jugar? Porque podemos sacar tus juguetes e ir al jardín. —Thea propuso, sin embargo su hijo se volvió a negar.

—¿Me puedes enseñal tus dibujos, pol favol mami? —El heredero cuestionó entusiasmado, la reina pudo notar la manera en la que sus ojitos azules parecían brillar mientras la miraba.

Thea comprendió que su hijo tenía interés en lo que ella hacía, no podía negarle nada a su pequeño príncipe, así que cedió. —Está bien, pero esto no se lo podrás contar a nadie, ni a tu papi.

—¡¿Ni a mi papi?! —Cuestionó alarmado. Él le contaba todo a su papi, ¿por qué esto no se lo podía contar? ¿Acaso si se lo contaba se iba a enojar? ¡¿Iba a regañar a su mami?!

La mente de Kian pronto llegó a una conclusión con la poca información que tenía. Aunque apenas y tuviera tres años, su mente trabajó de una manera rápida, y pese a que no comprendía de lo que su mente era capaz, conectó lo evidente; Su mami no sacaba su cuaderno porque si lo hacía y su papi la veía, él la iba a regañar.

H A I L  |K.M.|  #4 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora