IX

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IX. Estaciones del Año.




"Ella fue como la primavera;
Tan cerca pero tan lejana del invierno...
Y el invierno era yo."

-Rey Shawn.

HAIL




Rey de Dinamarca



Mi hijo me mira expectante, su expresión corporal me muestra lo tenso que está, mas sé que no tiene miedo, solo le causa desconcierto no saber la causa por la que lo traje tan abruptamente a mi despacho.

—Relájate hijo, solo voy a hablarte de que me gustaría que pasaras más tiempo conmigo para enseñarte cómo reinar correctamente una nación. —Expuse esperando una reacción positiva de él, pero no la obtuve, comprobando así, lo que ya sabía. —A menos que no estés interesado en hacerlo. Si tú no quieres ser rey, lo entiendo y jamás te obligaría a serlo. Un reino es tu derecho, pero tú derecho también es ser libre.

Sentí una opresión en el pecho ante el recuerdo de Nash, él todo lo que quería era ser libre de la corona, y lo fue, solo que en un trágico final.

Más de quince años después sigo pensando en él, y sé que lo haré hasta mi último día de vida, porque no existe día en el que no lo extrañe, en el que no sienta el vacío que me dejó.

Cuando Nash murió, mi alma también lo hizo, porque mi alma era él.

—¿Papá? —La voz de Dion me regresa al presente. —¿Estás bien? —Indagó con sus ojos cafés reflejando preocupación, asentí mientras me decía a mi mismo que Nash tenía razón, tenía que pensar en mis hijos, no en mi mismo.

—Lo estoy. —Aseguré pero aún podía apreciar la preocupación en su mirada.

—No quise decepcionarte papá, es solo que siento que nunca estaré listo para ser rey, yo no soy como tú, o como Kian, yo no nací para ser rey. —Habló bajo, temeroso. Comprendí que él creía que mi anterior reacción había sido porque él no quería nada con el reino.

—Jamás me decepcionarías, Dion. —Le hice saber. Me causaba conflicto que mi hijo se subestimara tanto, él se sentía menos que sus hermanos, incapaz de hacer algo bien. Inferior en algunos aspectos. Él no se daba cuenta que tenía un gran potencial, y en secreto, de los tres hermanos, él era del que más me cuidaría en una situación caótica.

Si, Kian era un genio en toda la extensión de la palabra, él lo sabía a la perfección, y justo eso era su punto débil. Kian podía caer en la soberbia, o meditar tanto las cosas que al final terminaría aburrido y continuaría enfocándose en algo más. No, tampoco lo estaba subestimando, era consciente de que mi primogénito podría destruir naciones enteras si se lo proponía.

Pero Dion era diferente, más impulsivo. Se subestima tanto que no mide de lo que es capaz, y cuando finalmente se da cuenta, es porque ya lo ha hecho.

Irónico que el problema de Kian fuera saber de lo que es capaz, mientras que el problema de Dion fuera no saberlo.

Y mi princesa, ella era la combinación de sus hermanos, como una balanza esperando encontrar el peso correcto.

—¿Cómo es posible que no estés decepcionado? ¡Hasta yo lo estoy de mi! —Exclamó incrédulo.

—Me importa más que seas feliz a que estés liderando un reino que no deseas. Y que tú elijas ser feliz no es motivo de decepción para mi. Así que cuéntame, Dion, ¿qué es lo que planeas hacer con tu vida? ¿Algún oficio que te interese? —Lo alenté a contarme.

H A I L  |K.M.|  #4 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora