XXV

6.9K 836 792
                                    






XXV. Juego.



Miro a los primeros equipos salir montados a caballo para la primera partida de polo, a mi lado izquierdo se encuentra el príncipe Kian parado, mirando detenidamente a los jugadores.

Dion y Landon están a mi lado derecho conversando, no nos incluyen en su plática hasta que la princesa habla;

—Fue idea de Kian retar a nuestros primos, ¿verdad, Eris? —Pronunció y yo asentí.

—Creí que habías sido tú. —Landon se refirió a Dione. —¿Por qué mierda los retaste? ¡Tú no eres bueno en el polo! —Señaló a Kian y yo miré intrigada al príncipe.

—Me gusta llevarle la contraria a las personas, es de mis pasatiempos favoritos. —Respondió con simpleza sin dejar de mirar a los jugadores, honestamente yo creí que él sí sabría jugar.

—Igual no es de importancia, yo si sé jugar, conmigo basta. —Comentó Dione y junto a Landon se volvieron a perder en su conversación.

—Estoy aburrido, acompáñame a escoger el caballo para la partida, ¿quieres? —Me invitó y yo accedí sabiendo que de no hacerlo me quedaría aquí parada sin nada que hacer.

Entrelacé mi brazo con el suyo justo como lo venía haciendo desde la mañana, miré con detenimiento como el príncipe sonreía y saludaba a las personas con las que se topaba hasta que por fin llegamos al área de las caballerizas. Fuimos a la sección que estaba destinada para las partidas de polo y paseamos entre estas viendo a los caballos.

El lugar estaba completamente solo, tuvo sentido pues una partida recién había comenzado y la mayoría de los presentes debían estar viéndola.

—Es extraño que esté muy solitario, debería haber alguien cuidando a los caballos. —Comentó el príncipe y yo estuve de acuerdo con él.

El silencio volvió a reinar entre nosotros por unos minutos hasta que me decidí a hablar.

—¿Por qué retar a alguien aún sabiendo que no eres bueno en dicha actividad? —Cuestioné queriendo una respuesta concreta, pues por más que él quisiera llevarle la contraria a alguien, ¿realmente valía la humillación de perder después de alardear ser bastante bueno?

Kian me detuvo y soltando mi brazo, se colocó frente a mí. —¿Por qué lo preguntas? No me digas que quieres retarme a montar. —Inquirió y yo negué.

—Solo pregunté, aunque entiendo si no quiere responder, príncipe Kian. —Hablé pasando de él y continúe avanzando viendo los caballos.

—Me gusta mucho el término de self-fulfillment, el cual es la teoría de que nosotros mismos forjamos lo que seremos con el fin de satisfacer ciertas situaciones. En este caso, me declaré como un gran jugador de polo con todas las características necesarias para ganar, por ende, según la teoría, las probabilidades de que se hagan realidad son más altas. Básicamente es cuestión de actitud. —Explicó caminando detrás de mi.

Sin detenerme y sin mirarlo respondí; —No me convence mucho esa teoría. —Sentencié escuchando nuestros pasos golpear con la tierra de las caballerizas.

—Nunca dije que fuera convincente o cien por ciento acertada, sólo me gusta. —Dijo y al instante sentí como tomaba mi brazo haciendo así que me detuviera. —He encontrado el caballo que quiero. —Avisó señalándolo.

Miré al caballo que se encontraba detrás de la reja mediana. Era un enorme animal tan oscuro como la tinta negra, su cabello del mismo color caía perfecto de su lado izquierdo. Sin duda me hizo recordar a alguna película de fantasía, era el tipo de corcel que el villano montaría mientras la guerra se desataba.

H A I L  |K.M.|  #4 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora