XIV. El Baile Rojo.Parte 3.
Dione no quiso volver a salir al baile, por lo que me vi obligado a dejarla en su habitación.Llegué por segunda vez al baile donde nada parecía haber cambiado, los músicos seguían tocando y la gente estaba igualmente esparcida haciendo diversas actividades.
Ya no tenía mucho que hacer aquí, pues mi mayor propósito sobre este baile ya lo había logrado, como dije; juego de niños. Sin embargo, no pensé en retirarme a mi habitación, sería interesante quedarme un rato más, después de todo, era un baile celebrando mi cumpleaños.
Eris.
Siento la mano de Alrik subir y bajar por mi espalda en un gesto casi automático. Él hacía ese movimiento sobre mi piel con frecuencia. Lo observo beber del vino que su copa contenía, ya iba por la tercera copa.
—No deberías beber tanto, no estamos en casa. —Le dije algo consternada, no quería que hiciera el ridículo en otro reino, pues sabía que no se lo perdonaría al día siguiente.
Alrik posó sus ojos azules en mi y me sonrió asintiendo. —Se te olvida que esto es una fiesta, cielo mío. —Dijo y le dio otro trago a su copa. —Además, esta será nuestra casa por los próximos días.
Ah, la invitación del príncipe Kian, en realidad me había tomado por sorpresa esa invitación, se me hizo un poco extraño que hubiera invitado tan abiertamente a mi prometido para que se quedara unos días en Dinamarca teniendo en cuenta que apenas y se conocían. "Supongo que quiere conocernos mejor", es lo que me dijo Alrik luego de anunciarme sobre el baile, y si bien no estaba muy contenta con la decisión de Alrik, debía admitir que prefería quedarme aquí a tener que regresar a Suecia con mi madre, por lo que no dudé mucho en aceptar a venir con él.
—Pues no será nuestra casa durante mucho tiempo si haces el ridículo. Estamos tratando con reyes y príncipes, ten eso presente. —Mencioné esperando hacerlo entrar en razón.
Alrik resopló. —Aguafiestas. —Dijo antes de inclinarse para besar cortamente mis labios. Un camarero pasó y mi prometido le entregó su copa vacía, esta vez no tomó otra.
Unos representantes de la corona de Suecia se acercaron a entablar una conversación con Alrik sobre temas en los que no me involucraron. Me quedé parada a su lado sin decir nada, casi como si fuera un accesorio, no culpaba a Alrik, porque él hacía bastante para hacerme sentir incluida y respetada. Culpaba a mi madre, por siempre interponerse diciendo que lo único que yo tenía que hacer era verme bonita para el hombre (con mejor posición económica) que me quisiera.
Miré a la gente a mi alrededor para distraerme, no reconocía a la mayoría de los presentes, pero si que reconocía al otro príncipe de Dinamarca. Él estaba en un rincón cruzado de brazos, lucía bastante pensativo, mirando todo a su alrededor con su entrecejo fruncido. Tenía una postura autoritaria, y me parecía tan enigmático como su hermano. Ahora que me detenía a pensarlo, los Mendes tenían las mismas características pero con diferente significado. Empezando por el rey y terminando con la princesa, todos presentaban enigma, así cómo una presencia imponente e intimidante. Y ni hablar que todos eran bastante atractivos con sus diferentes (y a la vez similares) rasgos.
ESTÁS LEYENDO
H A I L |K.M.| #4
Fanfiction"La maldad no se hereda, pero en la familia real parecía ser que se nace con ella. Dios tenga piedad de quienes los rodean."