XLI. Esencia.Cierro los ojos después de leer aquella nota que alguien había deslizado debajo de mi puerta.
Parece que al perpetrador de todos estos ataques y muertes se está desesperando ante mi falta de interés, ¿pero qué quería que hiciera? ¿Que me apresurara a desenmascararlo? ¿Para qué? ¿Para que en medio de mi desesperación aprovechara para atacarme?
Si algo me había enseñado mi padre era a mantener la cabeza fría, sin sentimientos que nublaran mis pensamientos, y eso era lo que estaba haciendo.
No podía dejar que mi miedo de que algo le pasara a mis hermanos me guiara, porque si así lo hacía, entonces se aprovecharían de esa debilidad. Tan solo debía analizar mis actos pasados; terminé secuestrando y matando a dos hombres debido a mi sed de venganza, y no solo eso, mi padre me había descubierto y se había molestado conmigo. Creo que ese día perdí su respeto, por lo que ahora debía restaurarlo.
Entonces, al juego que ya no me pertenecía le agregué jugadores, piezas, peones.
Porque si bien no tenía que apresurarme a resolver todo, si podía divertirme y hacer una buena jugada.
Eris era importante, necesitaba el pretexto seguro para visitar Suecia sin que resultara sospechoso. Es por eso que la guíe a mi aquella noche en los calabozos, ya había notado que ella me espiaba, por así decirlo (yo no lo llamaría espiar como tal), así que se me hizo fácil dejarme "atrapar". Esa noche Eris me mostró una parte que no sabía que existía, y he de admitir que me gustó, pero realmente todo era parte de un mayor propósito. Necesitaba oídos y ojos en aquel reino por diversas razones, Alrik no era una opción fiable, pues a pesar de que congeniábamos bien, no era suficiente, en cambio un "romance prohibido" es la escena perfecta, y Eris encajaba perfectamente. Tan solo tenía que dar algo a cambio, y estaba dispuesto a darlo, porque si algo había aprendido, es que la diosa de la discordia, al igual que todos los dioses, requieren de ofrendas.
Su mala relación con su madre era la clave. Eris es inteligente, atrevida, y parece no conocer el miedo, pero también está jodida de la cabeza. Sólo tenía que observar su comportamiento, aquellas cadenas que parecían atarla a los deseos de su madre chocaban con la impresión de la mujer atrevida que ella representaba, es ahí cuando lo descubrí; Eris había hecho algo malo. Si continuaba analizando todo en ella, lo siguiente en cuestión serían aquellas marcas en su cuerpo. Pero existían más cosas claves respecto a la diosa de la discordia, y todas esas cosas que yo ya había analizado, tan sólo me hicieron llegar a la conclusión de que ella era perfecta para mi estrategia. La necesitaba de la misma manera en la que ella me necesitaba a mi para deshacerme de su madre.
"Länge leve kungen!"
Repetí en mi cabeza lo que aquella nota decía, no estaba escrita a mano, era a máquina, pero me llamaba la atención la elección de idioma.
—Larga vida al rey. —Dije en voz alta, anhelando que los días de mi padre se alargaran.
Yo quería ser rey, pero no quería que mi padre muriera.
Mañana era Navidad, y teniendo en cuenta que teníamos invitados deduje que no sería nuestra clásica Navidad en Dinamarca. Usualmente sólo éramos mi padre, mis hermanos y yo conviviendo todo el día, nada extravagante, pero tenía entendido que mañana se haría una cena especial.
Siendo 24 de diciembre me dispuse a retomar mi rutina mañanera que se había visto interrumpida por la nota.
Salí de la habitación vistiendo un traje color verde oscuro, al salir y caminar por los pasillos me encontré a mi mismo pensando en la última navidad que había pasado con mi antigua familia. (El término "familia completa" ya no me gustaba, pues cuando mi madre vivía, los mellizos no lo hacían, y ahora que lo hacen, mi madre ya no, ni el tío Nash, así que llegué a la conclusión de que nunca tuve ni tendré mi familia completa). Específicamente recordé el día anterior a navidad, mi madre y yo habíamos jugado con peluches mientras bebíamos chocolate caliente, ella vestía uno de sus típicos vestidos sueltos, sólo que ese era de manga larga. La recuerdo sonriendo, el color púrpura de su vestido resaltaba el azul en sus ojos, su cabello castaño estaba suelto, aunque terminó por atarlo. Mi madre lucía tan feliz, y yo también me sentía feliz, plenamente. Curioso como nunca imaginé que sería el último 24 de diciembre que pasaría con ella.
Supongo que ese es uno de los errores de la raza humana, no apreciar los momentos que tenemos, pensar que todo en esta vida está asegurado y que siempre lo tendremos. Y no es que no los valoremos, simplemente no nos detenemos a pensar que este podría ser el último recuerdo, el último momento. Vivimos en una burbuja perfecta en la que nunca contemplamos la idea de perder a alguien, y si bien tampoco es como para siempre pensar que perderemos a alguien, deberíamos de tomar momentos para apreciar las personas a las que queremos así como a las mascotas que amamos.
La muerte de mi madre y de mi tío no fue lo único que me dolió, también lo hizo la muerte de mis lobos blancos, Troon y Kroon.
Mis cachorros murieron hace dos años, ambos murieron de viejos, ambos murieron naturalmente el mismo día, con una diferencia de 14 minutos. Fue desgarrador ver como los ojos de Kroon se apagaron primero, Troon aulló una sola vez para después llorar cansado a su lado, aunque Troon no parecía triste, era como si con su llanto indicara que él aún estaba ahí, pero que pronto seguiría al que había sido su compañero de vida. Ellos siempre habían estado juntos, desde el vientre de su madre hasta su último día, incluso me atrevería a decir que aún en la muerte se mantuvieron juntos.
Con mis sentimientos revueltos ante agridulces recuerdos fui a buscar a Ritter, no era un remplazo de Troon y Kroom, Ritter ya era un pedazo mío, un ser vivo al que ya amaba enteramente.
Salí al jardín sabiendo que mi cachorro estaría ahí, normalmente en las mañanas le gustaba salir a jugar. Cuando estaba por atravesar la puerta que daba al jardín lo escuché aullar, pero no era un aullido de advertencia o de tristeza, era un aullido feliz.
Salí solo para ver a mi lobo negro parado en sus patas traseras brincando alrededor de Eris, la diosa de la discordia tenía su mano alzada sosteniendo la pelota de Ritter, pero aunque claramente ambos estaban jugando, Eris lucía un poco asustada.
—Cuidado, si no le gusta como juegas te arrancará la pelota con todo y mano. —Solté acercándome a ella.
Al escuchar mi voz Ritter fue corriendo en mi dirección, y como siempre lo hacía, me incliné para acariciarlo, aunque no tardó en ignorarme y regresar con Eris.
—Lo creo, Ritter es muy mandón para ser sólo un cachorro canino. Yo sólo había salido a caminar y cuando menos lo esperé Ritter corría energético hacia mi con la pelota entre sus colmillos para que jugara con él. —Pausó girándose un poco, Ritter seguía brincando a su alrededor. —Fue una sorpresa, creí que me odiaba.
A mi también me pareció una sorpresa, Ritter sólo actuaba así conmigo, ni siquiera a Dion lo buscaba de esa manera. Sin mencionar que ya antes le había gruñido a Eris mostrando claramente que no le agradaba del todo. ¿Qué había cambiado?
—Igual ten cuidado con él, Ritter es especial. —Sentencié y justo cuando Eris iba a responder un grito femenino se escuchó, y después Ritter aulló.
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Ritter notaba que Eris estaba impregnada de la esencia de Kian, y Kian de la esencia de Eris. Pronto, el cachorro comenzó a asociarlos como uno solo. Y, sin que nadie lo supiera, el lobo negro ya tenía dos amos a quienes proteger... y obedecer.
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Hola, hola. Ojo en este capítulo. Es todo lo que les diré. Los amo. ⚡️
Miren este precioso edit de HAIL. Vayan y suscríbanse a mi canal en YouTube para ver los edits que hacen para mis historias (link en mi perfil).
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H A I L |K.M.| #4
Fanfiction"La maldad no se hereda, pero en la familia real parecía ser que se nace con ella. Dios tenga piedad de quienes los rodean."