El aire se escapó de mis pulmones al entrar a aquel lugar al que Harry me había traído, luego de que a medio camino al restaurante le hayan surgido problemas con su trabajo y me pidió acompañarlo a una "cena de negocios". Durante todos estos minutos me he estado preguntando que tipo de negocios hacen los dueños de burdeles entre sí. No es como si negociarán a sus chicas y fueran capaces de intercambiarlas entre sí, o se dieran tips de cómo hacer que más gente asista a sus lugares.
La gran casa en donde nos encontrábamos estaba a las afueras de la ciudad, se podía decir que cerca de la playa. Las personas que llegaban traían ropa extremadamente costosa y muchos de ellos lucian peligrosos, posiblemente intentaba tocarlos y estos sacarian sus pistolas y me puntarian a la frente, porque si, estaban armados hasta los dientes.
Lo más sorprendente de todo era ver cómo todos estos hombres utilizaban a sus acompañantes como trofeos, es decir muchos de ellos llegaban con una acompañante hermosa, tanto que era capaz de bajarme el poco autoestima que tenia, vestían vestidos de diseñador, tacones de marca y joyas por doquier. Parecía un concurso de quien tiene a la mujer más "perfecta" de la noche. Y eso que era solo el comienzo.
Harry mantenía su postura derecha caminando imponente entre todos a medida que tenía su mano derecha descansando delicadamente sobre mi cintura.
Algo me decía que la rutina de mi asquerosa vida terminaba hoy.
-¿Y que se supone que hacen aquí?- pregunté justo cuando llegamos a una mesa vacía y nos acomodamos en nuestros lugares.
-Negocios.- respondió acomodando su saco y mirándome -te ves bien a decir verdad.-
-¿Estas bromeando?- me señale disimuladamente -esa mujer a cuatro mesas de nosotros luce como una super modelo. Eso, es verse bien.-
-Esa mujer tiene como veinte cirugías plásticas, el dinero puede cambiarte Sarang.- dijo calmado -pero tu no estas mal.- me miró como si estuviera juzgando mi atuendo o para ser exactos mi cara.
-Tus cumplidos apestan.- respondi golpeando su pierna con mi rodilla debajo de la mesa -espero que la comida valga la pena.- susurre mirando a mi alrededor.
-Lo valdrá, ya lo veras.- me devolvió el golpe con la rodilla.
Este se la pasó charlando con varios hombres extraños dejándome aburrida a su lado mirando la mesa vacía y como ya iba tomándome dos litros de agua. Minutos después me tocó con urgencia salir corriendo hacia el baño de mujeres a hacer mis necesidades fisiológicas luego de beber agua como si no hubiera un mañana.
Y como era de esperarse, en casi todos los baños de mujeres suele suceder... no faltaba el grupito que entraba gritando sus chismes en pleno baño.
-Edward volvió más guapo que nunca.- escuche reír a aquel grupito.
Esto se pondría interesante. Sonrei burlona y me senté en la taza del baño ya cerrada escuchando.
-Escuché que ha estado viniendo seguido ya que el negocio está a su favor.- dijo otra -un hombre apuesto con unos cuantos millones en el banco es de lo mejor.-
-Lo sé, ahora mismo podría seducirlo y llevarlo a mi cama con tan solo chasquear mis dedos, pero esa acompañante suya, ugh.-
Mi sonrisa se borró, ahora no me estaba gustando esto.
-Luce como una mosquita muerta, ¿vieron su vestido? ¿De qué basurero la habrá sacado?- las escuché reír.
Fue suficiente, tomando todo el valor que tenía yo me coloque de pie y abrí la puerta del cubículo llamando la atención de todas que automáticamente se callaron al verme. Nunca había deseado escupirle en la cara a alguien (quitando a mis hermanos de la lista). Como si nada caminé hacia los lavamanos y me tomé mi tiempo antes de salir del baño para después poder recobrar todo el aire que perdí.
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Sarang;; h.s ||1||
Fanfiction"En verdad lamento ser tan difícil." Todo fue un accidente. ||Primer libro de la serie "Serendipia."|| [Algunos errores ortográficos sin editar] [lenguaje explícito, violencia, etc.] [Actualizaciones lentas]