Un día difícil había terminado.
Me tomé mi tiempo observando la calle y mirando aquel edificio de alado. Harry había desaparecido mágicamente hace un par de días. Las dos semanas habían llegado a su fin y este ni siquiera llamó, dejó un mensaje, nada. Es como si la tierra se lo hubiera tragado.
Estaba disgustada, porque me había tomado la molestia de prepararme para cuando le dijera todo, pero resulta que el señor perfección no apareció nunca.
Puse los ojos en blanco antes de subir a mi auto y arrancar en dirección hacia el supermercado más cercano quería perder el tiempo porque mi madre estaba en mi casa y no tenia cabeza para escuchar sus quejas y preguntas acerca de donde estaba mi querido "príncipe encantador".
Ya había estado llamándome preguntando acerca de que pensaría hacer y si ya estaba lista para dar el siguiente paso con él, ¡como si me interesara! Mi madre solo quiere que sea una ama de casa aburrida y explotada por su marido bueno para nada. Eso fue lo que intentó decirme cuando metió el tema del matrimonio y de dejar la pastelería para "atender a mi esposo" ¿por qué debería? ¿Donde está escrito que eso es una obligación? Es simplemente estúpido.
Estoy cansada de que quiera decidir mi estilo de vida, o como debería ser la persona con la cual debería mantener una relación, ella se mete en todo como si yo no tuviera la edad suficiente para tomar decisiones.
Después de todo a ella no le interesa mi estilo de vida, en absoluto.
Al menos pensaba demorarme como dos horas dentro del supermercado, pues me dedicaba a caminar lentamente y a mirar cosas que ni siquiera compraría pero que de todos modos llamaban mi atención.
-¿Sarang? ¡Oh!- una risita chillona me hizo prestar atención hacia adelante.
Era una de las chicas del burdel, Candy.
-Hola, ¿Co-como estas?- pregunté mirando como esta acomodaba su cabello.
-Todas estábamos buscándote, Eddie desapareció desde hace días y no sabemos que ocurrió, pensamos que tu sabrías algo.- dijo notablemente preocupada mirandome esperando una respuesta.
Eso me hizo fruncir el ceño mientras mi cabeza procesaba todo lo que había escuchado.
-¿No ha llamado ni nada?- murmure.
-No, nada de nada, estamos demasiado preocupadas por él. Ya sabes con el tema de a lo que se dedica y...- calló de repente mirándome -no te lo ha dicho... ¿verdad?-
Negué lentamente
-No pero... puedes decirme yo...-
-No puedo hacerlo, Edward tiene que decírtelo él mismo.- dijo de manera rápida -si sabes algo sobre él, sabes donde encontrarnos. Nos vemos, Sarang.- salió disparada.
Cada vez son más las preguntas que me hago en mi cabeza, Harry tiene muchas cosas que decirme, pero nadie lo encuentra y eso me hace sentir en cierto modo... preocupada.
-Donde se ha metido.- susurre caminando con las bolsas llenas de cosas hacia mi auto -este hombre me va a volver loca.- quité la alarma de este y metí las bolsas en la parte de atrás de mi auto.
Rápidamente me dispuse a entrar al auto pero desgraciadamente la vida me odiaba.
Senti como alguien presionaba algo en mi espalda y escuché un sonido provenir de aquel aparato, así que supuse que era una pistola, rayos. No ahora.
Mi cuerpo entero se paralizó, quería correr o gritar pero absolutamente nada salió de mi boca y mis piernas no respondían.
Lo único que puedo recordar fue aquel dolor horrible de cabeza y como fue que casi caigo al suelo.
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Sarang;; h.s ||1||
Fanfiction"En verdad lamento ser tan difícil." Todo fue un accidente. ||Primer libro de la serie "Serendipia."|| [Algunos errores ortográficos sin editar] [lenguaje explícito, violencia, etc.] [Actualizaciones lentas]