-¡Hola Tom, Dan! ¿Como están?- exclamé saludando a los guardias que estaban parados fuera del edificio de Harry.
Un par de meses más tarde habían bastado para que llegara a llevarme absolutamente bien con todos los trabajadores del ruloso. Hasta creo que los visitaba a menudo.
Todos eran buenas personas, hasta las chicas del burdel, eran encantadoras.
Cuando tenía tiempo les llevaba a todos pasteles, cupcakes o cualquier tipo de postres. A veces comía con ellos y otras yo solo los miraba comer esperando sus comentarios acerca de cómo estaban los postres.
-Buenas tardes Sarang.- Chloe me saludó cuando me vio entrar junto con la ayuda de Tom que cargaba las cajas de postres y las colocaba en la barra de bebidas.
-¡Sarang!- las chicas saludaron mientras salian del ascensor.
-¿Que trajiste?- una de ellas preguntó curiosa.
-Pie de limón, y donuts de tiramisu.- dije subiendo y bajando mis cejas -son un manjar, se los aseguro.- destapé las cajas -bon appétit.- reí invitándolos a comer a todos.
-Eres la mejor.- uno de los guardaespaldas de Harry chocó cinco conmigo.
Que personas más encantadoras, Dios.
-¿Dónde está el gran jefe?- pregunté burlona.
-En su oficina.- Chloe respondió.
-No me sorprende, iré a llamarlo.- dije caminando hacia el ascensor.
Lo último que pude ver fueron las expresiones de complicidad que todos tenían en sus rostros.
Justo al llegar al último piso, en el gran pasillo pude escuchar un par de cosas extrañas. No se com exactitud como describir los sonidos pero...
-¿Que hace este loco en su despacho?- dije en voz baja frunciendo el ceño al escuchar algo romperse.
Miré mis manos que estaban cubiertas por los delicados guantes de tela realmente fina que Harry me habia regalado, mis manos no sudan con ellos y puedo sostener cosas sin utilizar mi psicometria por accidente.
Con cuidado tomé el pomo de la puerta y lo abrí con calma asomando mi cabeza por la puerta.
No se que es lo que me dio más vergüenza si ver a Harry sostener a una despampanante rubia de las caderas mientras la parte superior de su cuerpo desnudo descansaba en el escritorio del ojiverde y escuchar los sonidos de la piel chocar entre sí, o que la rubia en su glorioso orgasmo me haya visto con la boca abierta y el rostro completamente rojo a unos metros de ella.
Rápidamente cerré la puerta con cuidado mientras mis manos temblaban. Reí de los nervios que sentía justo en estos momentos, y más que nada me burlé de mi estupidez. Mi mente estaba en blanco, como no si acabo de ver como... uhg.
En lo único que pude pensar fue en correr hacia el ascensor, por ahora estaba muy avergonzada luego de la escena que tuve el privilegio de presenciar.
-¿Sarang?- las chicas llamaron mi atención.
-Oh, tengo que volver al trabajo, cuando llegué al último piso me... llamaron, así que no pude ir a ver a Harry.- dije rápidamente -¡disfruten de los postres, los veo luego!- y con eso salí corriendo del edificio.
A paso rápido entré a la pastelería y fui directo hacia el baño, me quité los guantes y me dispuse a mojar por completo mi cara que no dejaba de estar roja.
Harry me había comentado que tenía una vida sexual muy grande. Yo lo sabía, si, pero... ¡Nunca me imaginé ver por accidente todo aquello!
Mi mente no dejaba de repetir una y otra vez todo lo que vi, peor aun la mirada sorprendida de la rubia que estaba en medio de... eso.
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Sarang;; h.s ||1||
Fanfiction"En verdad lamento ser tan difícil." Todo fue un accidente. ||Primer libro de la serie "Serendipia."|| [Algunos errores ortográficos sin editar] [lenguaje explícito, violencia, etc.] [Actualizaciones lentas]