Capítulo 32

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-¿Otra emocionante cita?- Tim aparecio con un tazón lleno de palomitas de maíz cuando me vio entrar al departamento con los tacones en mis manos.

Reí asintiendo.

-La noche es joven y Los Angeles no descansa.- me dejé caer en el sofá alado suyo mientras le robaba unas pocas palomitas.

-¿Como te fue?- preguntó prestandome atención.

-Fue una cena genial, Derek por suerte estuvo ahí para ayudarme ya que es extraño estar en un lugar en donde no conoces a nadie.- dije -pero todo salio bien, el pastel, los postres, todo quedó espectacular.- sonreí mientras cerraba mis ojos -Estoy super cansada.- lloriquee.

-¿Mañana iras a la pastelería?-

-Me temo que no, tengo algo muy importante que hacer mañana, y bien lo sabes idiota.- lo empuje con cuidado.

-Sabes que lo se, te prometí que iríamos juntos.- se sentó derecho mientras bostezaba -me tengo que ir, nos vemos mañana.- Tim me sonrió y besó de manera ruidosa mi mejilla -te adoro descansa.- se despidió.

-¡También tú príncipe Tim!- exclamé antes de que se fuera.

Me coloque de pie no sin antes apagar la televisión y caminar hacia mi habitación. Bostezando me senté en la pequeña silla en frente de mi tocador en donde empecé a quitarme el maquillaje mientras miraba como Tim habia dejado más fotos de nosotros pegadas en el espejo del mueble.

Sonreí al verlas todas.

A pesar de tener un día cansador Tim era un sol cada que estaba a mi alrededor y enserio me levantaba el animo cada que decia o hacia alguna estupidez, lo adoro.

Han sucedido demasiadas cosas luego de los incidentes pasados. Todo estaba sorprendentemente bien. Me mudé a Los Angeles, a un departamento en una buena zona y tengo una nueva fabrica aquí en L.A. Una gran sucursal de Sweet Land que amo com toda mi alma y las ventas marchaban de maravilla.

Timotheé se mudó tiempo después a mi vecindario y cada que este tiene tiempo está revoloteando a mi alrededor distrayendome un poco porque después de todo estaba sola.

Mi familia no volvió a contactarme, Jesse luego de graduarse se mudó a Nueva Zelanda con su prometida y dejé de verlo. Creo que puedo decir que no tengo una familia de verdad, nunca más.

Solo puedo decir que esta es la nueva Sarang, alguien que esta viviendo su vida como nunca antes o así quiero creerlo.

-¡Bebé!- reí tomando en brazos a aquel pequeño niño casi rubio que había corrido hacia mi ni bien me vio entrar a aquel lugar -¿como has estado, mi amor?- acaricie una de sus mejillas -te extrañé tanto, tanto, tanto.-

A lo lejos vi a la despampanante rubia que reía mientras se acercaba a mi.

-La primera en llegar.- dijo riendo.

-¡Tía Sarang está aquí!- dijo el pequeño.

-Vine a ver a mi ahijado favorito en su cumpleaños como lo prometí.- sonreí dejándolo ahora en el suelo y entregándole la enorme caja que contenía su regalo de cumpleaños.

Maxwell cumplía cuatro años hoy y no me perdería por nada del mundo un cumpleaños de mi bebé Max.

Este corrió eufórico lejos de mi y de Chloe con su regalo en manos mientras me dejaba con su madre.

-Estoy aquí, amiga.- sonreí saludandola.

-No sabes cuanto te agradezco toda esta fiesta...-

-No tienes que, Maxwell se lo merece.- caminé junto con ella hacia unas sillas y nos sentamos juntas.

Sarang;; h.s ||1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora