Josefina se había encargado de la cena haciendo filetes de carne a la parrilla con su respectiva ensalada mixta, vino tinto para Arturo y un jugo de frutas para Lucrecia ya que no podía tomar alcohol en su estado. Y Después de tanto tiempo coincidían los dos en una misma mesa.
Ambos comieron sin dirigirse la palabra en toda la cena, hasta que Arturo rompió el hielo.
— ¿Tienes alguna idea de lo que puedo regalarle a Sofía? —pregunto sin dejar de verla.
—No te moleste yo puedo comprarlo por ti —le declaro sin ninguna expresión en su rostro levantándose de la silla con la intención de retirarse cuando josefina apareció.
—Ya se retira señora pero si no ha comido casi nada y debe estar saludable por ese bebito que lleva dentro —expreso sonriente sin saber que había tocado un tema nada agradable para Lucrecia.
—Gracias por la comida pero ya he terminado— buenas noche —mofo con frialdad
—Dije algo malo —pregunto inocente
—No, ya puedes retirar la cena —indico el sombrío
Al llegar a la habitación Arturo escucho la ducha encendida y vio la ropa de Lucrecia en el suelo y quitándose la ropa entro al cuarto del baño. Pudiendo visualizar el cuerpo desnudo de ella atreves del cristal, y sin más alargo el brazo para abrir las puertas corredizas. Lucrecia quedó paraliza al ver allí Arturo desnudo al igual que ella —queriendo tomar la toalla para cubrirse pero él fue más rápido y se la quito de su alcance
—Sal ahora mismo —pidió molesta
—Te propongo algo— Hagamos una tregua en este lugar y te devuelvo la toalla —la reto el admirando su cuerpo
—Yo no pienso acceder a nada, así que quítate de mi camino —queriendo escabullirse pero Arturo era más alto y fuerte que ella. Metiéndola a la ducha junto con el empapándolos a ambos. Lucrecia trato de salir gritándoles todo lo que se le ocurriese hasta que cierta palabra la detuvo
—Te amo, siempre te amé, desde el primer día que cruzamos nuestras miradas quede cautivado por ti —le susurro — sé que me odias y he hechos cosas de las cuales no me siento orgulloso; y que nunca vas a llegar a sentir nada por mí —pero ¡Por favor te pido! Que no desprecies a nuestra hija. Ella te va a necesitar más que yo. Pero esta noche te pido que dejes que te amé. Se mía por esta noche Lucrecia
Lucrecia estaba sin palabra, nunca había visto al gran Arturo Medeiro suplicando y humillado y eso era lo que ella había querido lograr desde un principio —sonriendo con malicia añadió:
—No te voy a negar que esto me satisface muchísimo el verte de esta manera. Pero en cuanto a esta bebe no voy a cambiar de idea , No la quiero y no creo que alguna vez lo llegue hacer ¿sabes porque? Porque sé que es mi alma contra ti y pienso usarla mientras este en mi poder. Y mírame bien Arturo, porque nunca volveré hacer tuya.
Trato de salir del baño pero Arturo ya no era el mismo, el que le había confesado sus sentimientos. Este estaba cegado por la furia; Sacándola arrastra la llevo a la habitación y tirándola a la cama sin ninguna delicadeza se subió encima de ella y abriéndole las piernas a la fuerzas la embistió con dureza....provocando que Lucrecia emitiera un grito de dolor. Estaba fuera de sí entraba y salía de su cuerpo sin ninguna delicadeza. Quería castigarla infundirle en mismo dolor que el sentía emocionalmente la amaba con locura, pero después de esa noche no pensaba mendigarlo más.
—Arturo me estas lastimando ¡Por favor detente! Él bebe —le recordó tratando que así se detuviera. Y hubo un momento en el que Arturo se detuvo y vio su rostro vallado en lágrimas.
— ¡No te atreves nunca más a mencionarla no la quiero escuchar nunca más en tu boca! —Y siguió sin darle tregua hasta que obtuvo lo que quería. Quedando ese día dos corazones quebrados por completo.
.......
Había pasados los días después de lo sucedido y ninguno de los dos había vuelto a dirigirse la palabra. La casa era sobria y sin vida, los dos procuraban estar fuera lo más posible que fuera. Y si coincidían simplemente se ignoraba. Haciendo que Arturo volviera a buscar Antonia y llenarla de esperanza,
Había llegado el día de la fiesta de Sofía y Lucrecia se estaba dando los últimos retoques de maquillaje se había puesto un vestido color rosado con encaje hasta la rodilla y zapatos de agua color beige. Al llegar a la casa de su prima todo estaba ya arreglado y Sofía salió a su encuentro junto con Mauricio
—Luc te ves hermosas ¡Qué bueno que viniste!—ensartada de entusiasmo sin despegarse del brazo de su marido.
—Hola Mauricio al parecer no te quieren dejar ir —repuso ella en broma entregándole su regalo a su prima
—Te la voy a dejar por unos momentos ¿y Arturo pensé que iba a llegar contigo?
—Me dijo que tenías cosas que hacer, tal vez llegaría más tarde —mintió ella sonriendo
—Hija que bueno que estas aquí –le dijo su madre abrazándola, ven sentémonos mientras que los demás hacen
Regina pudo observar a su hija y aunque esta tratara de ocultarlo sabía que no era feliz, había perdido peso y su cara estaba pálida con ojeras. Sintiéndose impotente por no saber qué hacer para ayudarla.
Lucrecia miraba a todos divertirse y por más que tratara no podía, su felicidad se había ido de su vida. Ahora solo había un vacío inmenso en su interior. A lo lejos pudo visualizar a symon llegando con miranda y su pequeña hija junto con otro hombre que no conocía.
—Luc como has estado, pensé que no ibas a venir —pregunto el feliz por su presencia agarrando a Miranda de la cintura con posesividad y tenía razón era muy hermosa junto a la pequeña marcela
— ¡Papi quiero pastel! —exclamo la pequeña mirando todo al su alrededor.
—Hola Lucrecia encantada de volver a verte —le dijo Miranda con una sonrisa radiante
— Ah quiero presentarte a Nick es un viejo amigo, llego ayer de Grecia.
—Mucho gusto symon me ha hablado mucho de ti— le dijo el hombre estrechándole la mano con delicadeza a Lucrecia. Y con razón eres muy hermosa
Lucrecia se sintió incomoda delante de aquel individuo, pero no le dio importancia. —Pasaron todos a la mesa y comenzaron a servir la comida. Todo el mundo comía animadamente y todos reían divirtiéndose, Lucrecia solo tomaba algunos bocados cuando su madre se acercó.
— ¿Te sientes bien?, Si quieres podemos irnos —pregunto su madre con cariño
—Claro que si, además no quiero hacerle un desplante a Sofía en su cumpleaños
— ¿Arturo va a venir? Ya está oscureciendo y no lo veo por ninguna parte.
—No lo sé mama yo....
—Disculpen la interrupción pero me permitiría bailar con su hija señora
Lucrecia se quedó mirando al amigo de symon, era muy atractivo y durante la comida no la había dejado de observar.—quiso negarse pero su madre le insistió y al final accedió
El hombre la llevo a la pista donde había otras parejas bailando y tomándola en sus brazos empezaron a moverse al compás de la música. Comenzó a relajarse y por segundos olvido todo sus problemas. Al terminar la pieza el hombre le insistió a Lucrecia que dieran un paseo. Queriendo negarse, quiso alejarse de el — pero era muy persuasivo y termino acertando
— ¿Y dime que hace una mujer hermosa tan sola como tu aquí?, porque me imagino que tu esposo no vino ¿No?
—No, es el cumpleaños de mi prima y no quería faltar —le dijo ella con sinceridad
—Debes quererla mucho, a pesar de que fue la causante de que te casaras con tu esposo
—No sé a qué te refieres y ya debo volver —tratando de irse pero el hombre la detuvo.
—Perdóname no quise decir eso es solo que Symon me ha contado cosas de ti que No lo puedo creer.
—Está bien, para nadie es un secreto que mi matrimonio no es el mejor —mofo ella melancólica.
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Encadenada a ti
RomanceLucrecia Riveira ha vivido toda su vida en Rio de janeiro Brasil, con padres "adinerado se podría decir que lo tiene todo", pero no contaba que por asistir a una fiesta su vida quedaría atrapada en un matrimonio por chantaje del cual no será tan fác...