capitulo 5

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 Lucrecia podía observar las miradas retadoras de ambos hombres, y tuvo miedo de que pudiese formarse cualquier situación desagradable.

—Tiempo sin verte Arturo —le dijo Symon con cierto rencor

—No puedo decir lo mismo, y mucho menos el encontrar a mi esposa en brazos de otro —le respondió con odio y agresividad a la vez

—Symon creo que es mejor que te vayas, luego nos ponemos de acuerdo para seguir hablando —corroboro antes de que pasase algo

—De acuerdo, —despidiéndose de ella con un beso en la mejilla

Al quedarse solos, había cierta tensión en el ambiente que se podía cortar con un cuchillo. Arturo camino hasta quedar frente a ella, tirándole el sobre que contenía los documentos del divorcio

—Si piensas que voy a concederte, el cincuenta por ciento de lo que es mío estas muy equivocada; si tanto quieres divorciarte de mí. La única forma es quedándote sin nada. Y con la mitad de textil-resort. —Le exclamo con crueldad sabiendo que había tocado una tecla muy importante en Lucrecia

—Textil-resort está lo suficientemente estable, como para seguir aliada con textil-Enterprise. Todo este patrimonio me pertenece a mí y a mi madre. Fue la empresa que mi padre fundo con su esfuerzo tú no tienes derecho en privarnos en su totalidad

—Tengo todo el derecho, porque si no fuese sido por mí, todo esto que reclamas no existiría y he sido yo el que ha estado como representante durante estos siete años. Mientras tú no te habías interesado.

En cierto modo tenía razón, pero ella no iba a concederle ese derecho

—Esto no se va a quedar así, sé que lo estás haciendo para salirte con la tuya; pero no te voy a dejar ganar Arturo, voy a recuperar lo que me pertenece —le recrimino molesta

Arturo por primera vez comenzaba a ver la verdadera naturaleza de Lucrecia y eso le intrigaba muchísimo. Ninguna mujer se había atrevido a enfrentarlo como lo estaba haciendo ella.

—Vete, tengo cosas que hacer —le hizo hincapié señalándole la puerta por donde había entrado volviendo a su puesto de antes

—No tan rápido, tú y yo todavía seguimos casados y si esta empresa es tan importante para ti como dices. Esta noche tengo que cerrar un trato de tres millones de dólares y necesito que tú vayas conmigo o de lo contrario me veré obligado a pensar que esto no te importa

Sin pensarlo mucho Lucrecia accedió, no iba a permitir que la amedrentara por no tener tanta experiencia.

..............

—Luc a dónde vas tan despampanante —le dijo su prima Sofía risueña

—Tengo que acompañar a Arturo a una cena de tres millones de dólares –terminándose de arreglar con un vestido sensual color negro, que realzaba su figura y dejaba mucho a la imaginación y tacones de aguja que le estilizaban sus piernas haciéndola parecer más alta.

—Como me veo pregunto al darse la vuelta

—Espectacular si es una cena donde van a ver hombre aparte de Arturo los vas a dejar con la boca abierta —le aseguro con picardía

—Ambas mujeres escucharon el auto llegar y Lucrecia salió a su encuentro, cuando Arturo la vio su cara cambio a una de granito se le veía molesto y ella no entendía quería que lo acompañase y ella había aceptado. Cuál era el problema de ese hombre; todo el trayecto al hotel donde se iba a realizar el trato, fue en silencio. Pasaron como cinco minutos cuando al fin Arturo aparco el auto enfrente del lugar, ambos salieron del auto y Lucrecia no pudo más

—Se puede saber, porque estas tan molesto —quiso saber ella

Cuando Arturo quiso responder fue interrumpido por el gerente del hotel

—Señor Medeiro, el señor tepes lo está esperando, por aquí por favor.

Ambos fueron conducidos a un gran salón, donde se encontraba un hombre muy joven de espalda mirando rio por la ventana.

—Señor tepes, ya han llegado sus invitados

—Señor Medeiro que gusto volver a verlo, y esta hermosa mujer debe ser su esposa; por favor tomen asiento.

Encadenada a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora