capitulo 3

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A la mañana siguiente Lucrecia se despertó algo adolorida, los recuerdos de la noche anterior vinieron a su mente, todo había pasado tan rápido, su primera vez la había imaginado de manera diferente pero Arturo había sido tan cruel cegado por la furia; la había tratado como una cualquiera para luego irse sin más nada que decir levantándose de la cama se metió al baño dándose una ducha que duro horas. Luego tomo su teléfono marcando a su prima

—Dime Luc

—Necesito hablar contigo puedes venir a mi casa ¡por favor!

—Claro, pero pasa algo

—Aquí te cuento, pero por favor ven-Pidió casi llorando

—De acuerdo

Al colgar no pudo aguantar más, sus lágrimas comenzaron a brotar sin parar

—Ya no puedo más estoy cansada de este matrimonio, de ti Arturo Medeiro no sabes lo mucho que te desprecio. Lo único que quiero es despertar y que todo fuera una horrible pesadilla.

.............

—No piensas detenerte ¿verdad?

—Creo te lo deje claro esa noche, soy capaz de todo por el nombre de mi familia

—Mi amigo está herido en un hospital por tu culpa, y tu pretendes que yo haga como que no pasó nada— le espeto molesta

—Sí, eso pretendo, además no deberías ser tan egoísta tu padre está enfermo del corazón, y si la situación de la empresa no se soluciona; puede colapsar y morir y en tu conciencia quedaría su muerte.

—Eres un monstro, pero te equivocas, si piensas que no voy hacer nada —le dijo retándolo con la mirada

—Muy bien, prepárate para el funeral de tu padre — le respondió al fin con un tono de advertencia dándole la espalda para irse, sabiendo que en segundos iba a obtener lo que quería.

Sabía que se iba a odiar por el resto de su vida la decisión que iba a tomar, pero no tenía opción

—Está bien, tu ganas le dijo al fin resignada

Pero no todo fue tan fácil luego de que su padre filmo el contrato, textil —resort a los meses empezó a funcionar bien, comenzando a salir a flote; sus padres y los Medeiro se comenzaron a frecuentar más. Y ella tenía que soportar ver a Arturo casi todo los días, si no eran en algún evento, era en su casa; hasta a verse ganado la confianza de su padre. Que incluso un día su padre le llego a sugerir que Arturo era el hombre con el que le gustaría verla casada y al fin lo consiguió él siempre conseguía lo que quería....

.......

—Luc que haces en el suelo-le pregunto Sofía levantándola para hacerla sentar en la cama

—Lucrecia salió de sus recuerdos, y se quedó mirando a su prima para luego abrazarla y confesarle lo que le paso

— Me tomo a la fuerza, y por más que luche no pude contra él fue horrible Sofía- llorando desconsoladamente

—Como se atrevió, pero esto no se va a quedar así, tiene que pagar por lo que hizo.

—Si te refieres a la policía, no creo que puedan hacer mucho, sabes perfectamente de lo que es capaz Arturo

—Y entonces que vas hacer? —le pregunto secándole las lagrimas

—Quiero que me ayudes a comprar un departamento, no pienso vivir ni un día más en esta casa y también quiero que me consigas un buen abogado no pienso seguir casada con Arturo, voy a reclamar la parte de la empresa de mi padre, no voy a permitir que Arturo siga manejando textil-resort solo cuando es el patrimonio de mi familia.

—Y crees que Arturo, va a permitir todos esos cambios

—los va a tener que hacer.

—Está bien y eso es lo que quieres, te voy a ayudar, pero por favor descansa estas muy pálida y alterada, voy a decirle a delfina que te traiga el desayuno y un té.

Lucrecia se comió todo el desayuno, bajo la supervisión de Sofía y delfina, una vez que su prima se fue, se metió en su estudio de pintura y pasó toda la mañana y parte de la tarde allí. Por otro lado Arturo estaba en una junta muy importante con unos inversionistas turcos, y por primera vez, su mente estaba dividida en dos partes; tenía un sentimiento de remordimiento por lo que había hecho la noche anterior. Perdió el control y cuando se dio de cuenta, ya era demasiado tarde y sin saber que hacer pidió a su asistente que enviara rosas rojas y un collar de zafiros a Lucrecia para compensarla por lo que había pasado. Desconociendo que no todas las cosas se arreglan con dinero.

—Señora disculpe la interrupción, pero la cena ya está servida

—De acuerdo en un momento voy

Al llegar a la sala de estar habían unas rosas rojas y acercándose a ellas vio un estuche negro que en su interior contenía un hermoso collar de zafiros y eso la enfureció a un mas

—Ah señora en la tarde llego eso de parte del señor, pero no la quise molestar

—Delfina me dijiste una vez que tenías una hija ¿no?

—Si

Toma —dijo extendiéndole el estuche, dáselo a ella no quiero nada que tenga que ver con él, y votas esas rojas no las quiero ver

—Pero si el señor se llega a enterar me voy a meter un grave problema, y no lo puedo acertar ese collar se ve que es carísimo

—El collar es mío, así que yo puedo dárselo al que yo quiera, y te lo estoy dando a ti

Encadenada a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora