Capitulo 34

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2 días después

Había ido a recoger su maleta a la casa, para su sorpresa ese día Regina y Miranda se habían llegado a Marcela y Maddi al cine, y solo estaban los empleados. Subió hasta la habitación y al abrir la puerta se encontró a Arturo viendo por la ventana con un vaso de whisky en la mano. Al sentir su presencia se giró hacia ella con una mirada llena de frialdad.

— No sabía que usted estaba aquí Señor Medeiro, solo vine a buscar mi maleta —caminando hacia donde se encontraba, pero cuando fue a tomarla una mano fuerte la detuvo quitándola de su alcance.

—El día en que te desmayaste en el jardín le pedí a una empleada que empacara tus cosas y las de tus amigas, y que enviara sus maletas al hotel donde les hice una reservación. Excepto la tuya, quería que fueras tu personalmente quien la viniera a buscar ¿sabes porque? —Pregunto dejando a la copa a un lado agarrándola por el brazo con fuerza

Lucrecia se asustó por la forma en que la miraba lleno de rabia, mas ella le sostuvo la mirada retadoramente, tenía un plan en mente donde incluía a Arturo también. Quiso soltarse pero solo logro que aumentara su fuerza

— No sé a dónde quiere llegar con esto Señor Medeiro, solo déjeme tomar mi maleta para poder irme y no tendrá que verme nunca más.

Arturo no le quitaba la mira de encima, le enfurecía que esa mujer se pareciera tanto a Lucrecia. Desde el primer momento en que la vio fue una tortura para él, tal vez por eso maddi se empecinaba en querer estar cerca de ella, pero eso jamás iba a suceder solo era un extraña que había irrumpido en su casa.

— ¡Señor Medeiro me está asustando!, le pido que me suelte si no quiere que grite ahora mismo y que sus empleados nos encuentren aquí en esta situación.

—No te atreverías — retándola con una sonrisa maliciosa en sus labios

Lucrecia trato de zafarse de su agarre, realmente no sabía que planeaba Arturo y eso la asustaba, empezó a luchar para que la soltara, mientras que Arturo fortalecía más su fuerza contra él. En ese momento ambos perdieron el equilibrio cayendo a la cama. Quedando ella debajo atrapada con su cuerpo

—Solo está tomado, y no sabe lo que está haciendo, además usted está casado y no debería estar haciendo estas cosas, ¿imagínese si su esposa entrara en este momento y nos encontrara así?

— Si ya lo sé..... Pero quieres que le confiese algo Señorita Da silva—Acercando sus labios a su oído le susurro con la voz ronca —Desde que te vi no me puedo sacar tu cuerpo de la cabeza y te detesto por ello, al cerrar mis ojos me imagino en como seria tocarlo, y acariciarlo mientras te hago mía.

A Lucrecia se le acelero el pulso sonrojándose su confesión la había tomado desprevenida, Tragando saliva le espeto con firmeza

—Pues a mí usted no me gusta como hombre, yo amo a mi prometido el hombre Con el que me voy a casar, así que le pido que me respete y me deje ir, ¡por favor!

Sin saber por qué Los ojos de Arturo se tornaron oscuro de ira, al escucharla decir que amaba a otro hombre la dejo libre. Lucrecia agarro su maleta pero cuando iba a salir por la puerta entro Maddi sonriente.

—Elo no sabes lo feliz que estoy de verte, ese día pensé que había sido mi culpa lo que te había pasado.

—A mí me da gusto verte, no sabes cuándo —Abrazándola fuertemente —y para nada fue tu culpa, son cosas que suelen pasar....me tengo que ir, voy a estar unos días en Brasil antes de viajar a Londres te gustaría que fuéramos a tomar un helado, claro si tu padre me lo permite.

— ¿Me das permiso verdad papi? —pregunto suplicante

—Por supuesto que si princesa, la señorita Da silva ya hablamos de eso y llegamos a ciertas condiciones para conseguir pasar tiempo contigo. —dijo a modo de advertencia Yendo hacia ellas poniendo una mano en la parte baja de la cintura de Lucrecia a modo de caricia. Cosa que no le fue indiferente a ella.

—Ya ves, ¿Qué día va a ser Elo? —le dijo impaciente

Lucrecia quedo dislocada con las palabras que había dicho Arturo, ¿A qué se refería con condiciones para conseguir pasar tiempo contigo?

—Mañana en la tarde ahora me tengo que ir, besando a maddi en las mejillas, queriendo estar más tiempo con su hija, se fue de esa casa con un gran dolor en su corazón.

........

Antonia estaba buscando en el estudio de su esposo las fotografías del cumple año de maddi, sorprendiéndose con un compartimento oculto en el escritorio, abriéndolo saco una caja y al abrirla se encontró con varias fotografías de Lucrecia, ¿Por qué Nick seguía guardando esas fotografías, Ocultándolas todo ese tiempo o es que acaso seguía gustándole incluso después de muerta?. En ese momento en entro viéndola con las fotos en sus manos

— ¿Me puedes explicar que haces con estas fotos de Lucrecia?

Caminado hacia ella, se las quito de las manos guardándolas de nuevo y suspirando le explico

—No es lo que estás pensando, yo te amo a ti, solo que Lucrecia era tan hermosa y son unas fotos muy bien hechas, que decidí no quemarlas, además su muerte fue tan trágica me afecto de gran manera, que las guardes para que tu no las vieras y te pusieras así

— ¿Y porque no se las entregaste a Arturo? él era el que debía tenerlas no tu —espeto molesta y celosa

—Lucrecia está muerta, ¿acaso estas celosa?, —Acercándola a él para besarla pero Antonia esquivo el beso

—Solo te voy a permitir que me toques cuando te deshagas de ellas en frente de mí.

Nick lo pensó un momento, aceptado al fin

—De acuerdo, como tú quieras.

.....

Lucrecia llego al hotel donde se estaba hospedando con sus amigas, feliz de haber logrado lo que quería, entrando al ascensor se dijo que iba a enloquecer a Arturo de deseo. Hasta que no pudiera pensar en nada más que no fuera ella, lo iba a hacer pagar el haber elegido a Miranda como esposa, habiendo tantas mujeres en el mundo Llevándolos al principio de donde empezó todo.

Entrando en la habitación sus amigas tenían las maletas lista para salir esa noche a Londres sin ella, algo que las afectaba en gran manera

— ¿Estas seguras que te quieres quedar por todo este tiempo aquí?, ¿dónde ni siquiera tienes un familiar? —pregunto Leticia sentándose en el sofá con tristeza

—Confió en ustedes para que la pastelería siga teniendo éxito sin mí por un tiempo, yo también las voy a extrañar muchísimo, pero de verdad necesito quedarme aquí — Declaro sintiéndose mal por no poder confesarles la verdad, camino hacia ellas abrazándolas

— ¿Y qué va a pasar con Symon? — Comento Lara con curiosidad despojándose del abrazo de Lucrecia para servirse una copa de vino

— Todo va a estar bien, por ello no te preocupes, yo hablare con él y sé que me va a entender — Riendo sin preocupación con un plan en mente.

— Lo que lamento de dejar de este trabajo es que no podre ver más a semejante hombre como lo es Arturo Medeiro. Ese hombre desprende virilidad hasta por los poros, me puedo imaginar como debe ser en la cama, envidio a la estirada de su esposa realmente — Argumento Lara dando un sorbo a su copa sonriendo con picardía

Al escuchar la última frase Lucrecia se enfureció interiormente, imaginándose a Miranda en los brazos de Arturo. Pero no sería por mucho tiempo, de dos zancadas llego hasta donde estaba su amiga quitándole la copa de la mano depositándola en la mesa con suavidad le reprendió seriedad.

— No vuelvas a referirte de un hombre casado así en tu vida, porque si tú fueras la esposa y escucharas a otra mujer hablando así de tu marido no te agradaría en lo absoluto.

— Elo tiene razón Lara — Añadió Leticia visualizando la atmósfera cargada de tensión

Lara se encogió de los hombros tomando el último sorbo de vino

— Tampoco es para tanto, además ya no volveré a verlo más, solo era un decir para poder describirlo pero no sabía que lo iban a tomar tan enserio.

Lucrecia se calmó, cambiando su semblante

— ¡Olvidemos todo y vamos a divertirnos ¡—Exclamo riendo al final, abriendo la puerta con sus amigas a recorrer las calles de Rio de janeiro 

Encadenada a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora