Faltaba pocas horas para la fiesta, se estaba terminando de maquillar cuando su teléfono móvil sonó. Era Symon, realmente se le había olvidado llamarlo con tantas cosas
—Hola Symon
— ¿Se puede saber porque no me habías llamado, estaba preocupado por ti? —le dijo airado
—Lo siento, estaba ocupada con tantas cosas que se me olvido llamarte, pero ahora sabes que estoy bien —le confeso terminando de ponerse sus zapatos de aguja.
—Escucha Eloísa, solo me preocupo por ti, te amo tanto que me da miedo perderte
—Ya lo sé y te lo agradezco pero no me gusta tu posesión, te lo dije antes de venir a Brasil si quieres que nuestra relación funcione, cambia tu manera ser. —le espeto molesta al mismo tiempo que sintió un pequeño puntazo de cabeza, sentándose en la cama se froto la sien
—Eloísa mi amor....
—Symon tengo que colgar, te llamo después
Al colgar dejo el teléfono a un lado, aunque no era un dolor como el que le dio hace unas horas. No entendía que le pasaba. Decido bajar a la fiesta cuando escucho unos gritos que procedían del jardín donde se estaba realizando la fiesta.
— ¡No quiero estar aquí, odio todo este cumpleaños y a las personas que están aquí. Incluso te odio a ti papa, si realmente amaste a mi mama no te fueras casado con esa mujer!
Todos los presentes miraban la escena estupefactos. Pero fue la gota que derramo el vaso al ver como Arturo le pegaba a su hija cayendo esta al suelo con la mejilla roja y llorando. Lucrecia fue hasta ellos hecha una fiera.
— ¡Como se atreve a pegarle a su hija por decir la verdad, pero sobre todo por obligarla hacer cosas que no quiere, como es esta fiesta!
—Usted no se meta, que no es asunto suyo, maddi tiene que aprender a respetar a los demás —le grito furioso
— ¿Y esta es su manera de hacerlo Señor Medeiro? —Levantando a la niña del suelo —pues déjeme decirle que está muy equivocado y usted que es su abuela debería defender a su nieta y no dejarla en manos de este bárbaro. ¿No se ha puesto a pensar como estará su hija revolcándose en su tumba al ver lo desprotegida que esta su hija en manos de ustedes a pesar de que lo tiene todo?
Sofía no podía parar de ver a Eloísa, eran tan parecida a su prima que casi era irreal
Arturo fue hasta ella agarrándola de ambos brazos con fuerza, acercándola a él.
—Usted no tiene ningún derecho a nombrar a mi ex esposa, no sabe absolutamente nada de nuestras vidas. Solo es una persona que contratamos para requerir sus servicios, además ya no la necesitamos, su pago ya está en su cuenta, así que puede irse por donde llego. —soltándola con brusquedad logrando que se tambalease.
Lucrecia miro a Maddi con un dolor en su corazón que no podía explicar, Maddi la miro con ojos suplicantes aferrándose a ella para que no se fuera.
— ¡Basta ya!, suéltala si no quieres que yo lo haga por las malas —le Advirtió a su hija
— ¡No quiero, ella es la única que me entiende, ya no quiero vivir contigo, ni en esta casa!
Arturo fue hasta ella tomándola de los brazos para que soltara la cintura de Lucrecia y por más que lucho el gano. Llevándola adentro, Miranda suspendiendo la fiesta y se disculpó con los invitados fulminando con la mirada a Lucrecia. Quedando solo los de la casa
Lucrecia escuchaba los gritos de ayuda de Maddi sintiéndose impotente de no poder hacer nada, derramando una lagrima. El dolor de cabeza aumento de gran manera que todos voltearon al verla caer al suelo con las manos en su cabeza a ver si podía remitir el dolor.
—Elo, ¿Qué te pasa? —gritaron sus amigas queriendo ayudarla, pero Lucrecia no escuchaba absolutamente nada, en ese momento páginas de su vida empezaron a parecer en su cabeza, cayendo desmayada por shock de sus recuerdos.
Al despertar estaba en la habitación de un hospital, con sus amigas.
—Elo que bueno que despertaste, nos tenías preocupadas. —confeso Leticia tomándole la mano
Lucrecia les sonrió a sus amigas para calmarlas, al tiempo que por la puerta entraba Miranda del brazo de Arturo
—Qué bueno que despertaste, nos tenía a todos preocupados —dijo Miranda sin despegarse de Arturo
—Solo fue un dolor de cabeza, por tanta tensión, pero que no volverá a pasar nunca más
—Los gastos del hospital ya los pague y puede ir a la casa en cuanto le den de alta a recoger sus cosas —Confeso Arturo de la forma más fría posible, despidiéndose de ellas
Lucrecia le dolió ver en lo que se había convertido el hombre que amaba con toda sus fuerzas, pero no se iba a quedar así, Symon iba a pagar por alejarla ocho años de los seres que más amaba en el mundo, llenando su vida de puras mentiras.
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Encadenada a ti
RomanceLucrecia Riveira ha vivido toda su vida en Rio de janeiro Brasil, con padres "adinerado se podría decir que lo tiene todo", pero no contaba que por asistir a una fiesta su vida quedaría atrapada en un matrimonio por chantaje del cual no será tan fác...