capitulo 6

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Lucrecia se sentía algo incomoda, ambos hombres comenzaron a hablar de negocios sobre las exportaciones de telas a países europeos. Y se dio cuenta que le faltaba mucho familiarizarse con el tema, y aunque le costara admitirlo si no fuera por Arturo el patrimonio de su familia se fuese ido a pique.

—Bueno señor Medeiro, me da mucho gusto el a ver hecho un trato con usted y más en tener de presencia a semejante hermosura como lo es su esposa –le confeso el hombre tomándole la mano a Lucrecia para depositar un beso en ella

—Muchas gracias por su alago señor Tepes – le respondió ella sonriéndole

—Nosotros ya tenemos que retirarnos –le dijo Arturo con cara de pocos amigo al otro hombre agarrando a Lucrecia del brazo para levantarla de la silla. Y casi arrastra el la saco de allí.

—Sube al auto –le ordeno molesto

—Qué te pasa, a mí no me no ve vas hablar así y no voy a subir a tu auto, voy a tomar un taxi no pienso estar ni un minuto más contigo y menos de cómo me sacaste de allí

—Me tiene sin cuidado lo que piense –tomándola de la cintura la metió en el auto a la fuerza para luego subirse el, bajando los seguros para que Lucrecia no pudiera salir. Arrancando el coche a toda velocidad

—Para el auto Arturo, — le pedía también molesta, pero el hacía caso omiso a su petición apretando el volante con mucha fuerza, y Lucrecia llego sentir un poco de miedo. Cuando llegaron al frente de su Apartamento, quiso abrir la puerta pero los seguros estaban todavía puestos.

—Déjame salir, abre la puerta ya, no sé lo que te pasa o porque estas tan furioso pero me está casando –le grito ella fuera de sus cabales

—Quieres saber qué es lo que tanto me molesta.... que era una cena de negocios y tú te presentas con semejante vestido. Y cada vez que le hablaba a Marco Tepes lo encontraba comiéndote con la mirada; y créeme que eso es un golpe en el ego de un hombre. Y aunque tú y yo tengamos una falsa de matrimonio no me gusta que otro hombre te ponga los ojos encima cuando estas a mi lado y muchos menos que tú le coquetees –le espeto fuera de sí.

—No le estaba coqueteando a nadie y es mi cuerpo y puedo ponerme lo que se me venga en gana. Además como tú lo acabas de decir lo nuestro es una falsa, así que no veo porque te molesta tanto. Y créeme que si yo quisiera me acostaría con todos los hombres que me coquetean tanto en la empresa, como fuera de ella y, tú no podrías hacer nada al respecto.

Lucrecia se arrepintió de lo que dijo al ver el semblante de Arturo oscurecido. Y sin darle tiempo a reaccionar Arturo la agarro del cabello con fuerza acercándola él; plantándole un beso lleno de furia, para castigarla. Lucrecia trataba de zafarse de aquel beso pero eso solo hacía que Arturo la apretase más a él. Hasta que dejo de luchar y así el beso comenzó a tornarse más apasionado y ella comenzó a corresponder, dejándose llevar por las sensaciones que le estaba produciendo, estuvieron así por varios segundos; cuando algo en el cerebro de Lucrecia se prendió separándose de Arturo con cierto enojo por su debilidad

—Hable la puerta por favor— le ordeno seriamente

— ¿Por qué? si lo estábamos pasando muy bien —le respondió el burlonamente

—Esto que paso, no va a volver a pasar. Así que ya hable esta puerta.

— Si tú lo dices, —quitándole el seguro a la puerta viendo salir a una Lucrecia furiosa. Pero él no se iba a dar por vencido, y si tenía que cambiar el juego por uno más placentero lo iba a ser

..........

Mientras que por otro lado una Symon tenía su plan perfecto para vengarse de Arturo, y esa mañana se había dado dé cuenta de una posible debilidad

—Amor ya llegaste, y se puede saber ¿dónde estuviste?

—Fui a ver a Lucrecia — le respondió agarrando a su mujer dándole un beso

— Pero tú y ella dejaron de ser amigos desde esa vez ¿no entiendo?

—No te preocupes, hicimos las pases y quedamos en que el pasado quedo atrás y aunque este casada con tu ex, nuestra amistad no cambiaría. Aunque él sabía que eso no era verdad, pero no quería entrometer a su esposa en nada de eso

— Papi llegaste —Exclamo la pequeña corriendo a los brazos de su padre

—Si corazón, te portaste bien mientras que no estaba —Aupándola dándole un beso en la mejilla cariñosamente

—Quiero mostrarte el nuevo dibujo que hice donde estás tú, mama y yo y el hermanito que me prometieron. Vamos a mi habitación para que te lo muestre zafándose de los brazos de su padre para que la siguiera

—Yo voy a ayudar a Dora a terminar de preparar la cena, no tarde en bajar —le dijo a los dos en tono de advertencia. Realmente amaba a Symon, pero algo en él, la inquietaba y no sabía que era. 

Encadenada a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora