Capitulo 47

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Arturo miro su teléfono móvil sin dar crédito a lo que acaba de escuchar, Lucrecia estaba en manos de Symon de nuevo y sabía que era capaz de todo incluso de matarla. Su obsesión con ella iba más allá de cualquier racionamiento. Salió de la empresa a toda prisa no iba a permitir que se la arrebatara una vez más, mientras manejaba recordó el primer día que la vio en aquel club y aunque le costó admitirlo le había gustado desde el principio y la había chantajeado para tenerla incluso encontrar de su voluntad. Pero Symon estaba muy equivocado si pensaba que la iba a volver a perder. Llevo a la casa bajando del auto a toda prisa.

—Arturo ¿Qué pasa? —pregunto Regina preocupada por un mal presentimiento que tenía dentro de ella.

Arturo la miro y no pudo mentirle

—Symon tiene a Lucrecia —Contesto angustiado —me acaba de llamar para decírmelo y quedo a enviarme una dirección para vernos,

Regina exclamo un grito ahogado

—Hay que llamar a la policía Arturo —sugirió al borde de la desesperación — no podemos volver a permitirle que no las arrebate.

Regina tenía razón, pensó Arturo pero sabía que era lo primero que ese desgraciado le había prohibido. Le iba a responder al tiempo que Miranda aparecía en un semblante pálido.

— ¿Cómo que Symon secuestro a Lucrecia?

—Así es Miranda, no podemos llamar a la policía porque ese demente es capaz de cualquier cosa. —Argumento desesperado — solo nos resta esperar a que me diga a donde debo ir.

Miranda se acercó a Arturo mortificada.

—Enserio piensas que si llegas al lugar donde te cite, no se va atentar las manos para matarte —exclamo preocupada — Eso es lo que él quiere y Lucrecia solo es la carnada.

Arturo miro a Miranda con firmeza sabiendo que tenía razón, debía poner al tanto a la policía. Pero que todo se realizara discretamente sin que Lucrecia fuera lastimada.

.......

Lucrecia despertó adolorida al darse de donde estaba se sobresaltó abruptamente. Estaba en una habitación algo descuidada las paredes tenían algo de moho y todo olía a humedad. Estaba en una cama destartalada y una de sus manos estaba atada con unas esposas al cabecero de madera de la cama. La puerta se abrió dando paso a Symon que entro con una sonrisa macabra en sus labios.

Lucrecia lo miro con odio, tratando de soltarse pero era en vano, Symon saco su teléfono móvil del bolsillo de su pantalón sin quitarle la mirada de encima de Lucrecia.

—Oh mi querida.... Lucrecia ¿a que no sabes quién viene a hacernos compañía? —repuso Symon con malicia.

—No sé de qué me hablas —contesto con resentimiento — pero esto no va llevar a nada bueno Symon, has desperdiciado todo lo bueno de tu vida, a tu hija que ha crecido sin su padre a causa de tu obsesión de hacerle daño a Arturo. ¡Ni siquiera apreciaste a la mujer que tenías como esposa! — Concluyo llena de furia, forcejeando para librarse de las esposas.

El rostro de Symon se transformó y solo reflejaba ira y odio. Fue hasta el pie de la cama y saco el alma de atrás del pantalón, apuntando a Lucrecia

— ¡Yo amo a mi hija y tú no tienes ningún derecho de decir lo contrario¡ —exploto iracundo dando un disparo muy cerca de donde estaba Lucrecia.

Lucrecia emitió un grito asustada ante ese acto. Symon realmente estaba demente.

— Si mi vida no es normal como la de cualquiera es por tu culpa. Porque desde el momento en que decidiste casarte con ese maldito de Arturo, mi vida cambio para mal —prosiguió caminando de un lado a otro impaciente. — ¿Cómo mi mejor amiga la mujer que yo amaba me traiciono con el hombre que me mando a dar una golpiza hasta tal grado de mandarme al hospital. Para después enterarme.....que ella se había comprometido con él.

Lucrecia trago saliva, solo quería salir de allí, ¿Cómo podía estar reviviendo ese momento dos veces? Quería estar al lado de sus seres queridos, pero sobre todo con su hija y poder darle todo lo que le debía como madre.

— ¡No tenía otra opción en ese momento!, incluso fui la causante de la muerte de mi padre al decirle que me iba a divorciar dos meses después de haberme casado con Arturo. —musitó, sin ser capaz de ocultar la desesperación en su voz.

Symon fue hasta ella de dos zancadas y tomo el rostro Lucrecia con ambas manos no sin antes poner el alma lejos de la vista de Lucrecia.

— ¡Claro que la tenías, con solo decir que No¡ me importaba muy poco si tu padre se fuera muerto antes o después —confeso sin crudeza en sus palabras —pero no.... Te tuviste que casar con él y eso jamás te lo voy a perdonar. Voy a matar a Arturo delante de ti para que sufras tanto como yo.

—Arturo no sabe dónde estoy. Además no es ningún imbécil para no saber defenderse de un demente como tú. —dijo asustada, queriendo creerse a sí misma que nada de eso iba a pasar.

Symon rio con maldad

—En estos momentos debe estar llegando a este lugar, para que así empiece la fiesta mi querida Lucrecia. Vamos ver de lo que es capaz Arturo Medeiro por la mujer que dice amar. — respondió él con rapidez, con una profunda voz de tenor que le hizo estremecerse.

Lucrecia parpadeó para intentar deshacerse de las lágrimas, solo podía suplicar en silencio para que nada terminara en tragedia y Symon dejara de hacer tanto daño a todos.

Encadenada a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora