Capitulo 28

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48 horas después

Arturo caminaba de un lado a otro, Lucrecia estaba desaparecida, y él iba a enloquecer si no la encontraba. Tenía a la policía buscándola por todas partes había movido cielo y tierra para ello. Ese día anterior Lucrecia le había expresado que estaba cansada de su sobreprotección, y él había permitido que saliera sin su hombre de seguridad.

—Arturo Tienes que calmarte ¡Por favor piensa en Maddi! —le dijo Sofía reconfortándolo

— ¡Cómo puedo calmarme cuando ese malnacido la tiene! —le espeto fuera de si

Mauricio tenía a Regina abrazada confortándola porque no paraba de llorar. Mientras Elena cargaba a Maddi tratando de tranquilizarla ya que estaba inquieta, pudiendo percibiendo en aura que se respiraba en el ambiente.

— No estamos seguro si Symon la secuestro, por lo que Miranda nos dijo él se fue un día antes de la desaparición de Lucrecia. No nos adelantemos todavía esperemos en el agente y su equipo que están haciendo su trabajo para encontrarla.

— Ese hombre es capaz de todo, de eso no me cabe la menor duda Sofía. No iba a renunciar a ella de la noche a la mañana cuando está obsesionado con Lucrecia. — le explico molesto por la ingenuidad de Sofía.

Teresa entro a la sala de estar con el agente... haciendo que todos pusieran su atención en él. Arturo fue hasta el impulsivamente exigiéndole una respuesta.

— ¿Dígame... la encontró?

—Si....Señor Medeiro, lamento darle la noticia, encontramos el auto de su esposa en un acantilado totalmente quemado con ella dentro. Ya el cuerpo fue levantado y llevado a la morgue. Pueden ir a reclamar el cuerpo...lo lamento mucho.

Al escuchar esas palabras el mundo se le vino encima a Arturo, ¿Lucrecia muerta?, ¿la mujer que más amaba en el mundo estaba muerta? Por el no saberla proteger, una lagrima rodo por su mejilla todo el mundo desapareció a su alrededor. Cayendo de rodillas con las manos en la cara derrotado.

Regina se levantó bruscamente caminando hasta el agente tomándolo por las solapas de su cacheta fuera de sí.

—Usted... está mintiendo ¡Mi hija no puede estar muerta!, ¡No puede! ¡Tenía una familia, una hija hermosa que la necesita, ella no pudo dejarnos así!

Arturo se la quitó al agente, abrazándola sintiendo ambos el mismo dolor.

Regina... Sofía y yo vamos a ir con el agente a Reclamar el cuerpo. Quédate con Maddi y Mauricio.

—No te preocupes Amigo yo me voy a encargar de los preparativos del funeral y las dos —le declaro Mauricio con melancolía por la pérdida de Lucrecia, sabía que Arturo estaba luchando para ser fuerte y no desmoronarse.

........

Lucrecia luchaba para soltarse pero todo era en vano, cuando la puerta se abrió entrando Symon con una bolsa y una charola con comida. Lucrecia lo observo con miedo nunca imagino que él se llevara a convertir en ser como el que ahora veía.

—No me veas así, sabes que no lo soporto, te traje comida y ropa es hora de cambiarte el look mi amor. —se acercó a ella soltándola. Lucrecia se floto las muñecas lastimada por el forcejeo

—No intentes nada porque te aseguro que me voy a ver obligado a disparar, —entregándole el tinte de cabello junto con la ropa. —tienes 30 minutos para hacerlo

Lucrecia se metió al baño agarrando el tinte viendo las indicaciones. Aplicándoselo con manos temblorosas, pasado los 30 minutos se miró al espejo su cabello había pasado de negro a rojizo. La ropa que le había dado era varias blusas con faldas y pantalones. Al salir del baño Symon quedó impresionado sonriendo con malicia saco una cajita que contenía lentes de contactos color café.

—Póntelos y ve a la cámara.

Lucrecia hizo lo que le pidió mirándolo con ganas de asesinarlo, Symon tomo las fotos poniéndole la charola en la cama.

— ¿Para qué son las fotos? —le pregunto ignorando la comida

—Uhhh Para nuestros nuevos pasaporte ya que dentro de unas semanas nos vamos de Brasil.

Lucrecia vio la puerta semi abierta y a Symon descuidado, agarro la charola arrojándosela encima saliendo por la puerta. Bajo las escaleras a toda prisa, con Symon pisándoles los talones. Quiso abrir una de las puertas pero está cerrada, maldiciendo intento encontrar otra salida en esa enorme casa. Cuando Symon la atrapo por la cintura. Lucrecia luchaba por soltarse dándole un puntapié

— Nunca te vas a ir de mi lado, ¡Eres mía o de nadie! —le dijo furioso

—Suéltame, desgraciado, eres un ser despreciable, me das asco, yo siempre voy amar a Arturo, él va a ser el primero y el único hombre en mi vida —le escupió de la misma manera.

Symon perdió los estribos golpeándola en el rostro.

—Pues déjame confesarte que en estos momentos ya debes de estar muerta para ellos. Tu cuerpo deben de estar reclamándolo en este momento....pobre Arturo perdió a la única mujer que fue capaz de amar, y Maddi se quedó sin una figura materna a la que le pudiera decir mama.

Lucrecia no podía creer lo que escuchaba, que había hecho Symon. Estaba muerta para los seres que amaba sin poder haber hecho nada. Llenándose de rabia fue hasta el golpeándolo en el rostro de la misma manera que el hizo con ella. Comenzaron a luchar y Symon trataba de quitársela de encima pero Lucrecia estaba enloquecida.

— ¡Te odio Symon no sabes cuánto, y vas a pagar por lo que nos has hecho, nunca voy hacer tuya voy a convertir tu vida en el propio infierno!

Symon la empujo fuertemente logrando que Lucrecia se tambaleara, golpeando su cabeza con la esquina del mueble. Cayendo inconsciente rompiéndose la parte superior de la cabeza. Al verla allí tendida entro en pánico, fue hasta ella buscando su pulso suspirando de alivio, todavía estaba viva. Cargándola la llevo hasta el sofá recostándola con cuidado. Busco el botiquín de primeros auxilios para limpiar la herida y coserla no podía llevarla a un hospital por nada del mundo ya mañana se encargaría de contactar a un doctor para que la revisase.

.......

Arturo trataba de no desmoronarse en frente de todos, cargando a su pequeña la apretó contra el queriendo así sentir a una parte de Lucrecia. Ver su cuerpo todo quemado irreconocible fue devastador para él. Nunca se iba a perdonar no haberle impedido que saliera ese día. El agente le dijo que los expertos habían confirmado que el auto iba con mucha velocidad y que Lucrecia era controlada esa noche por dos ladrones buscados por meses quedando sus cuerpos totalmente carbonizados.

Estaban todas las personas cercanas a él ese día tan doloroso. Regina no quería apartarse de la urna por nada del mundo. Mauricio se había encargado del funeral como le había dicho. Sofía estaba destruida, Lucrecia y ella siempre habían sido como dos hermanas y ahora ya no estaba.

—Lo siento machismo Arturo —le dijo Miranda acercándose a él, dándole su condolencia.

—Todo fue mi culpa, no supe protegerla y murió de la peor manera, jamás me lo voy a perdonar —Entregándole a maddi a Elena que se la llevo para que tomara su siesta.

—Quiero...que sepas que puedes contar conmigo para lo que necesites. —le confeso tomándole la mano a modo de aprecio

—Gracias Miranda —alejándose de ella yendo hasta la urna acariciando la fotografía que había encima de ella. —Te amo tanto cariño, me duele admitir que nunca más volveré a verte, sentirte, besar tus labios. Nuestra pequeña todavía te necesitaba y aunque no sepa lo que pasa ahora, sé que cuando crezca le vas hacer mucha falta. Te perdí por no protegerte como debía y de ahora en adelante ese va tener que ser mi calvario. 

Encadenada a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora