Había pasados los días y Lucrecia habían empezado su venganza, cambiado todo su guardarropa de insulsa a sensual. Salía cada vez más a bares y club sola, ya que no tenía amistades permitiendo que otros hombres se le acercasen y la cortejaran; llegando muchas veces tardísimo a la casa, y eso hacía que Arturo le hirviese la sangre por los comentarios que comenzaban a decir sus amistades acerca de el a causa de Lucrecia, pero al fin y al cabo eso era lo que Lucrecia quería, avergonzarlo y humillarlo.
—Señora va a salir
—Sí, voy a la casa de mi madre, vuelvo en la tarde — le informo terminándose de arreglar
—Si señora, ¿pero qué le digo al señor de a dónde fue? ya ve que el señor se enfurece muchísimo porque usted nunca está en la casa—pregunto el ama de llave algo preocupada
Lucrecia sonrió con malicia imaginándose la cara de Arturo
—Dile a donde fui, y sin más que decir salió de su habitación para que el chofer la llevase.
Durante el camino a su antigua casa, vinieron muchos recuerdos a su mente de lo feliz que había sido allí con sus padres, y también los recuerdos después de esa noche donde su vida cambio para siempre.
................
—Lucrecia tu padre ha conseguido un inversionista que nos ayudara a sacar la empresa a flote —diciéndole su madre entusiasmada
— ¿De verdad? ¡Quien es ¡
—Roberto Medeiro el dueño de textil-Enterprise.
— ¡No¡ no pueden acertar ese propuesta- exclamo Lucrecia desesperada agarrando a su madre para sacudirla
—Lucrecia que te pasa, ¿porque estas tan alterada? Esta inversión es importante para todos nosotros. Como crees que vamos a seguir viviendo en esta casa y gozando de nuestros lujos sin nuestro patrimonio. Dentro de una semana se va a firmar el contrato y tú no vas a ser nada para impedirlo
—Pero mama yo.....
..........
—Señora ya hemos llegado- informo el chofer abriéndole la puerta
Saliendo de sus recuerdos miro la casa donde creció y que ya no pertenecía a ellos
—Hija, no te esperaba pero que bueno que viniste tenemos que hablar
Ambas salieron al jardín y sentándose su madre añadió
—Mira esto —señalándole el periódico en donde salía ella con un hombre de un club. Que pretendes haciendo todo esto, tú no eres de esa clase de mujeres Lucrecia incluso físicamente has cambiado. Es para provocar a Arturo porque si es así. Te voy a pedir que te detengas; sabes lo que es capaz de hacer y no quiero que tú seas la que salga lastimada.
—Lucrecia curvando la comisura, le tomo de las manos a su madre para tranquilizarla respondió
—No te preocupes, no va pasar nada lo único que te puedo asegurar es que vamos a recuperar nuestra casa y la empresa que con tanto sacrificio construyo mi papa
—Lucrecia no me gusta lo que estás pensando, ese hombre juega sucio y lo menos que quiero es que te pase algo. No sabes cómo lamento el día que permitimos que entrara a nuestra vida- confeso con un tono de rencor en su voz
—Bueno cambiemos ya de tema sí.
Mientras que Lucrecia pasaba una tarde agradable en compañía de su madre no se podía decir de Arturo. Tenía en su mano varios periódico con las foto de su esposa, donde hablaban de la supuesta infidelidad de parte de ella hacia él; dejándolo en una total vergüenza delante de todos y más con la nota del encabezado
Nota
El todopoderoso Arturo Mediero tan implacable y tan lleno de control se le está escapando de las manos su traviesa esposa ¿será que no la está satisfaciendo como se debe?
— Quiero que averigües quienes son estos hombres, y que no dejes de seguirla ¿me entendiste?
—Sí señor,-le dijo el hombre acatando la orden, saliendo de la oficina
Tomando su celular, marco a Lucrecia pero la contestadora lo mandaba a buzón
— ¡Donde estas Lucrecia contesta¡ —¡Esto no se va a quedar así¡ —saliendo de la empresa como alma que llevaba el diablo, se montó en su auto en búsqueda de Lucrecia
Al llegar a la casa ya era casi de noche, Lucrecia se sorprendió que todo estaba en silencio, bueno mejor para ella entro a su estudio de pintura cuando se dio un susto de muerte Arturo estaba sentado con una vaso de coñac a media y la miraba furioso
— ¿Dónde estabas, desde esta mañana?
—Acaso no te lo dijo delfina, estaba en la casa de mi madre, o es que acaso no puedo
—O estabas con tu amante—expreso tirándole los periódicos al suelo para que los viese
Lucrecia los miro y expreso indiferencia
—Y si así fuese que, tú también las tiene y yo no te digo nada así que estamos a mano – le dijo con cinismo
Tomándose el contenido del vaso de un solo trago, se levantó de la silla estrellando el vaso contra la pared- Escúchame bien, esta humillación me las vas a pagar muy caro que no te quepa la menor duda
—No te tengo miedo, has lo que se te pegue la gana —quitándose el abrigo empezó a acomodar el caballete y el lienzo sin darle mucha importancia a su amenaza, cuando sintió que la aupaban y Arturo se la ponía en el hombro como un saco de patatas para sacarla del estudio en dirección a su habitación al llegar a la habitación la aventó a la cama sin ninguna delicadeza
—Te has acostado con ellos, ¡dime!
Lucrecia empezó a reírse añadiendo,
—Si no supiera que me odias tanto como yo; diría que estas celoso
—Te hice una pregunta respóndeme
—Piensa lo que quieras, que más me puedas hacer, que ya no me hayas hecho.
—Se te olvida, que nunca hemos consumado nuestro matrimonio, y pensándolo bien creo que es hora de hacerlo —le espeto comenzando a desabrocharse la camisa.
—Que crees que estás haciendo no se te ocurra ponerme una mano encima, intento salirse de la cama pero Arturo fue más rápido, y la sujeto por el tobillo suspendiéndose encima de ella para inmovilizarla. Sujetando sus manos por encima de su cabeza; Lucrecia luchaba pero Arturo era más fuerte que ella y final no le quedó más que rendirse, hoy es el día en que vas hacer mía.
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Encadenada a ti
RomanceLucrecia Riveira ha vivido toda su vida en Rio de janeiro Brasil, con padres "adinerado se podría decir que lo tiene todo", pero no contaba que por asistir a una fiesta su vida quedaría atrapada en un matrimonio por chantaje del cual no será tan fác...