Lucrecia estaba en el jardín con maddi cuando teresa le entrego una carta sin remitente. Y al abrirla se encontró con la sorpresa de que era de Symon
Luc cuando leas esta carta ya estaré lejos, perdóname por lo que paso ese día, perdí el control de la situación. Sé que no tengo escusa; siempre estarás en mi corazón aunque sé que nunca vas hacer mía. Me gustaría que siempre me recordases como los amigos que fuimos. Att Symon
Al terminar de leerla se quedó sorprendida y aliviada a la vez, sin Symon en su vida todo sería diferente a partir de ese día. Sintió unos brazos que la rodeaban y al girarse le pasó los brazos por la nuca para besarlo provocativamente
— ¿Paso algo bueno?, que esta tan feliz
—Uhhh...Digamos que sí, mira —entregándole la carta para que la leyera
Mientras que Arturo la leía, algo en su mente le decía que era demasiado real para ser cierto. Entregándosela a Lucrecia que estaba contenta
—Escúchame, no quiero que salgas de la casa sin Alexander ¿Me entendiste?, no confíes en sus palabras hasta que estemos seguro de que es cierto
Lucrecia lo miro molesta Arturo quería mantenerla cautiva en la casa o con su hombres de seguridad algo que ella no le gustaba
—Esta es la prueba de que Symon, no va a interferir más en nuestras vidas y aun así no estas conforme. Me tienes aquí como prisionera ni si quiera puedo salir a la esquina sin que ese hombre este a mi lado. Tu sobreprotección me tiene cansada —le respondió irritada tirando la carta al suelo Maddi empezó a llorar y sacándola de su coche entro a la casa con ella en brazos.
Arturo la vio marcharse y maldijo por lo bajo Lucrecia no quería entender que solo lo hacía por su bien. No quería perderla y que fuera víctima de la obsesión de Symon.
.......
—Symon amigo mío ya todo está listo, Nadie los va a encontrar allí es una propiedad privada que está afuera de la ciudad, es muy difícil de llegar y de lo otro ya está todo listo —le dijo Thiago al otro lado de la línea
—Muy bien, gracias por todo —Saliendo de su antigua casa en dirección de su presa
Por fin Lucrecia iba a ser suya y se vengaría de Arturo, lo vería retorcerse por no poder encontrarla. Verlo lleno de dolor, desesperación, y frustración.
Al llegar a dos calles de la casa de Lucrecia. Miro a esta salir en su auto y sin su hombre de seguridad. Sonriendo que su carta había funcionado Lucrecia era muy confiada e inocente, se había creído que él ya estaba lejos y ya no era un peligro para ella estar sola. Siguió su auto hasta el estacionamiento de la empresa y espero a que Lucrecia saliera para el hacer lo mismo.
—Hola Luc
Al escuchar esa voz Lucrecia voltio quedando paralizada por la sorpresa de verlo allí en frente de ella.
—Symon....pensé que tu....
—Oh...pensaste que me había ido y te permitiría ser feliz con el malnacido de Arturo—la interrumpió sin dejar de que terminara la frase, —No seas ingenua Lucrecia tú vas a ser mía por las buenas o...por las malas. —le afirmo acercándose a ella
Lucrecia por inercia quiso subirse a su auto, pero él fue más rápido que ella, comenzaron a luchar y Symon sin mucho preámbulo golpeo su cabeza contra un muro que estaba cerca de ellos, cayendo desmayada al piso. La llevo cargada a su auto atándola de manos y piernas, poniéndole cinta adhesiva en su boca. Metiéndola a la cajuela de su auto.
—Vamos a hacer muy felices amor —subiéndose a su auto, sin que nadie pudiera hacer nada para impedirlo
Durante el Camino Lucrecia empezó a reaccionar con un fuerte dolor de cabeza, recordó lo que había pasado. Sus pies y manos estaban atados y ni siquiera podía gritar. Entro en patico estaba en la cajuela del auto de Symon. Y no sabía a donde la estaba llevando, derramo una lágrima, nada de eso fuera pasado si le fuera hecho caso a Arturo. No supo cuánto horas manejo, solo sintió cuando el auto se detuvo, sus extremidades ya estaban entumecidas.
Symon aparco frente al patio de la casa, bajando de su auto con una sonrisa, abrió la cajuela mirando a Lucrecia ya consiente. Su cara era de miedo cosa que Symon lo sacó de quicio, no soportaba que le tuviera miedo cuando el solo quería que lo amara.
—No tengas miedo mi amor, tú y yo lo vamos a pasar de maravilla pero para eso. Tengo que hacer una cosa más.
Sacándola como un saco de patatas la llevo a su hombro dentro de la casa, Lucrecia miro rápidamente la casam era grande y lujosa. Incluso había dos hombres vestidos de negro que siguieron a Symon hasta la habitación junto con ella Tirándola a la cama sin delicadeza
—Desátenla —ordeno a uno de ellos
Al quedar libre quiso levantarse, pero todas sus extremidades estaban dormidas, cayendo al suelo, miro a Symon con odio y desprecio
— ¡Eres un ser despreciable!, ¡Te odio!, ¡¡¡ Nunca vas a lograr que yo deje de amar a Arturo, aunque me tengas aquí¡¡¡
—Eso ya lo veremos, pero por ahora desvístete ¡YA!
Lucrecia lo observo quitándose la blusa como pudo, para luego desprenderse de la falda, quedando en ropa interior. Rápidamente se cubrió con los brazos porque estaba expuesta ante la mirada de tres hombres que la miraban fascinados.
Symon fue hasta ella tomándole la mano izquierda bruscamente, arrancándole el anillo de bodas y los aretes, junto con la medalla con su inicial. Dándole todo a los dos hombres desapareciendo estos por la puerta, dejándolos solos
—Ahora ya nada nos va a separar —tratando de tocarla pero Lucrecia le dio una fuerte abofeteada
Symon la tomo por ambos brazos tirándola con violencia atándole las manos a la cabecera de la cama. Acercándose a ella la tomo del mentón besándola con deseo
—Ve acostumbrándote Luc porque nunca más volverás a ver ni a tu hija ni a Arturo —Dejándola encerrada en la habitación.
Al quedarse solo se dio el gusto de llorar, Como iba a salir de allí, Symon estaba enfermo y era violento. Y de solo imaginarse que cumpliera su palabra era aterrador.

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Encadenada a ti
RomansaLucrecia Riveira ha vivido toda su vida en Rio de janeiro Brasil, con padres "adinerado se podría decir que lo tiene todo", pero no contaba que por asistir a una fiesta su vida quedaría atrapada en un matrimonio por chantaje del cual no será tan fác...