3 meses después
— Hola Arturo, tiempo sin vernos –proclamo Antonia viéndolo entrar a su oficina
— ¡Que haces aquí! –pregunto a la defensiva
— No te enojes, vengo en son de paz, solo quería saludarte y decirte que te extraño mucho Arturo, yo te amo y quiero que las cosas vuelvan a ser como eran antes –le confeso ella acercándose hasta quedar a centímetros de él.
— No hagas esto Antonia entre tú y yo nunca hubo nada más que simple sexo y no te puedo negar que fue muy bueno. Pero las cosas cambiaron si, así que por favor vete.
— Es por ella ¡verdad! Te enamoraste y lo peor de todo es que no eres correspondido y creo que nunca lo vas hacer y ese va a tener que ser tu castigo –le declaro venenosa
— Ya cállate... ¡tú no sabes nada! no sé qué haces aquí — pero quiero que te vayas y no vuelvas –le pidió furioso agarrándola de los brazos con fuerza
Antonia comenzó a reírse y soltándose de él lo tomo por la corbata besándolo a la fuerza, en el mismo momento que Lucrecia abrió la puerta siendo testigo de lo que estaba pasando. Arturo se quitó a Antonia de encima, y la fulmino con la mirada pero ya era demasiado tarde, ella había obtenido lo que quería. Y dejándolos solo se fue victoriosa
— Lucrecia no es lo que tú crees, déjame explicarte –le explico el tratando de acercarse a ella, pero esta le dio una fuerte bofetada volteándole la cara.
— Ere un desgraciado, un malnacido — ¡dime si no fuera llegado a tiempo lo fuera encontrado teniendo sexo otra vez en tu escritorio! — Exclamo con los ojos centellantes —Arturo trato de tocarla pero esta no se dejó saliendo furiosa de oficina — él fue tras ella deteniéndola cuando el chofer le estaba abriendo la puerta
— ¡No sé qué quería Antonia! pero no estaba pasando nada de lo que te imaginas –le aseguro mortificado
—No quiero escuchar tus explicaciones y no me importa en lo absoluto lo que hagas o dejes de hacer, — solo vine porque quería el reporte de todas las exportaciones e ingresos de las compañías ya que este embarazo me ocasiona estar indispuesta, y quería estar al tanto de todo lo que pasa aquí —zafándose del agarre de Arturo
—De acuerdo te los hare llegar esta noche en la casa —dejándola ir mortificado
Al subir en el auto sentía más molesta que nunca, encontrarlos a los dos besándose la había hecho sentir enojada. Pero Arturo se las iba a pagar. Indicándole a su chofer que la llevara a la casa de su madre
......
— Hija que bueno que viniste, ven siéntate en tu estado no deberías esforzarte mucho –le dijo su madre dándole una taza de te
— Acabo de cumplir tres meses de embarazo mama, no estoy inútil además necesitaba salir de esa casa, ya no soporto todos los cuidados que me dan como si fuera una niña chiquita —le silbo con fastidio
— Ya se te nota un poquito la panza, ya verás que ese bebe va a traerte mucha felicidad a tu vida –le respondió Regina con cariño.
— Yo en cambio quiero que termine ya, realmente no soporto esta situación. ¡Mira como estoy engordando! — cambiemos de tema si— tengo algo que preguntarte. — Le dijo Lucrecia titubeando,
— ¿Cuando las mujeres cuando están embarazadas sus hormonas incrementan más, aumentando su deseo sexual?
— Regina sonrió viendo la cara ruborizada de su hija y respondiendo le dijo
— En la mayoría de las mujeres pasa eso y por lo visto tus hormonas te están jugando una mala pasada ¿no es así?
— He hecho el amor con Arturo dos veces y aunque he intentado evitarlo y decirme que no está bien, no lo he podido evitar –le confeso afligida
— No tiene nada de malo sentir deseo Lucrecia siempre y cuando tú te sientas bien
— Pero tú no entiendes, yo no puedo sentir deseo por Arturo Medeiro yo lo odio, lo desprecio pero me desprecio más a mí, cuando permito que pase.
Regina sentía pena por su hija, estaba tan aferrada en odiar a Arturo y su razón la estaba comenzando a traicionar, en vez de darse una oportunidad de ser feliz más ahora que iba a ser madre.
......
Al llegar a la casa, Arturo se dio de cuenta que Lucrecia no había llegado todavía, entrando en pánico, comenzó a llamarla pero la contestadora lo mandaba al buzón.
— Señor la cena esta lista va a comer ahora –le informo delfina
— Ahora no delfina, voy a estar en el despacho cuando llegue la señora dile que vaya allí
Cuando Lucrecia llego eran más de las 9pm, comenzó a subir las escaleras cuando delfina le informo que Arturo la esperaba en el despacho. Al entrar se encontró a Arturo con un vaso de whisky en la mano con la camisa semi abierta mirando por la ventana; se le veía ido y eso le extraño en él.
— Delfina me dijo que querías verme –dirigiéndose a el
— Esto son los documentos que me pediste, puedes revisarlos y ver si hay algo que no te parece –declaro el sin dejar de mirarla
— Los voy a revisar en mi habitación y mañana en la mañana hablamos –indico ella intentando irse pero Arturo la detuvo. Lucrecia pudo ver en su mirada algo más y tuvo miedo e intento soltarse. Pero él la retuvo contra la puerta sin dejarle escapatoria
— Déjame ir, realmente estoy cansada y lo menos que quiero ahora es luchar contra ti
— Y quien dijo que yo quiero luchar, — te deseo Lucrecia –le dijo en un susurro con la mirada encendida –Quiero hacerte el amor, -¡Dime que tú también lo deseas! Y no me importaría hacerlo aquí mismo.-
A la mente de Lucrecia vino la imagen de esa tarde y eso la enfureció, le iba a dar una cucharada de su propia medicina a Arturo. Se zafo de él y dirigiéndose al escritorio comenzó a bajarse el cierre del vestido cayendo este al suelo dejándola en una lencería sensual mostrando la pancita que empezaba a crecer.... dejando a Arturo embelesado
— ¡En serio me deseas!, –provocándolo con malicia –ven aquí y demuéstramelo. Arturo sin ningún preámbulo fue hasta ella e intento besarla pero esta esquivo el beso comenzando a jugar con él, lentamente le quito la camisa dejando un reguero de besos en todo su torso comenzando a descender por su tripa hasta llegar a la bragueta del pantalón donde ya se notaba una gran erección. Este intento tocarla pero ella lo esquivaba, desnudándolo por completo Lucrecia lo tomo en su mano ocasionando que Arturo emitió un ronco gemido. Sintiéndose victoriosa dejo al fin que la besaran... ambos deleitándose en ese beso.
— Te deseo ahora –murmuro el ronco de deseo sobre su boca – y cuando intentó besarla de nuevo, esta lo apretó tan fuerte enterándole las uñas en su miembro, haciendo que Arturo emitiera un grito de dolor. Empujándola fuera de su alcance.
— ¡Te has vuelto loca o que te pasa! –le grito furioso, yendo así ella con los ojos que le echaban chispa.
— ¡Yo no soy una de tus zorras!, imbécil eso que te quede claro. Te lo tenías bien merecido –le declaro con una sonrisa maliciosa. Y terminándose de poner el vestido abrió la puerta del despacho , pero así como se abrió, se cerró fuertemente. Pegándola a la puerta le levanto el vestido con brusquedad aupándola haciendo que enredara sus piernas alrededor de él; tomándola como él quería y Lucrecia al final lo termino disfrutando igual o más que él. Aunque no todo era lo que parecía.
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Encadenada a ti
RomanceLucrecia Riveira ha vivido toda su vida en Rio de janeiro Brasil, con padres "adinerado se podría decir que lo tiene todo", pero no contaba que por asistir a una fiesta su vida quedaría atrapada en un matrimonio por chantaje del cual no será tan fác...