7 meses después
Arturo observa con una copa de coñac, el cielo estrellado desde el balcón de la habitación que ahora compartía con Lucrecia su mirada estaba ida y su mente era un revuelo de acontecimientos, nada en los últimos meses había cambiado; Antonia se empecinaba a no dejarlo de buscar ocasionando que Lucrecia los encontrara siempre en algo comprometido. Trayendo más problema a su matrimonio problemático. Haciéndolos distanciar más de lo que estaban.
Nunca estaba en la casa, solo podía mirarla en la empresa o cuando compartían la cama. Su tiempo era solo para sus "seres queridos" como ella siempre se lo recordaba. Que dando el reducido en nada, sabía perfectamente que Lucrecia no lo amaba y eso era su calvario todo los días de su vida. El no poder estar con ella como quería. Tal vez era su castigo por todo lo que había hecho. Tomándose la bebida de un solo trago comenzó a quitarse la ropa para darse un ducha cuando la puerta se abrió entrando Lucrecia a la habitación.
—Ah... no sabía que estabas aquí— sentándose en la cama quitándose sus zapatos de aguja
— No crees, que ya es hora que no uses zapatos tan altos en tu estado — le declaro el terminándose de desnudar frente a ella sin ningún pudor
Lucrecia lo observo en toda su extensión y sus hormonas comenzaron a revolotear allí donde se concentraba todo su deseo. —tragando saliva respondió
—No me va a pasar nada, además el doctor Larense me dijo que el embarazo iba bien y este bebe estaba saludable así que no tienes de que preocuparte —dirigiéndose al tocador quitándose su pendientes y el maquillaje cuando vio por el espejo que Arturo se dirigía a ella sin ponerse absolutamente nada. Y volteándola bruscamente para que lo viese de frente le espetó:
—Nunca vas a acertar que estas embarazada de mi ¿cierto? —Hablo con recriminación— tanto me odias a mí que incluso no puedes mostrar afecto en tus palabras cuando te refieres a ella. Ni siquiera cuando escuchaste su corazón por primera vez — Dime toda tu vida vas a vivir amargada y culpándome por lo que te hice hacer. ¡O es por lo que le ocasione a tu querido symon!
—Lucrecia lo miro con el ceño fruncido y rebatió
— Te lo dije una vez, que este iba hacer tu calvario por tu chantaje por no dejar que fuera libre cuando te lo pedí. Y en cuando a tu hija.... ¡No la quiero! No siento por ella absolutamente nada. Solo quiero que la saquen de mi pronto. Y lo de symon paso hace mucho tiempo y gracias a eso tiene una familia hermosa. Eso responde a tus preguntas caminando hacia la puerta cerrándola de un portazo — Dejando a Arturo dolido por sus palabras tomando una decisión que lo iba a destrozar.
.......
Symon disfrutaba imaginándose la caída de Arturo y no había tenido que hacer mucho ya entre esos dos se estaban destruyendo. Aunque tenía que admitir que Antonia había servido de ayuda.
— ¿Para qué me citaste aquí symon? —declaro fastidiada sentándose en la silla
—Dentro de dos días hay una barbacoa en la casa de Sofía la prima de Lucrecia, para celebrar su cumpleaños. Y por supuesto quiero que estés ese día con Arturo y te aproveches de la situación que voy a ocasionar —repuso con maldad
Arqueando una ceja —pregunto con curiosidad— ¿Qué planeas hacer?
—No comas ansia, espera y veras —levantando la copa chocándola con la otra por su casi triunfo.
.......
— ¿Estás seguro de lo que vas hacer Arturo? —hablo su abogado al otro lado de la línea
—Sí, para cuando puedes tenerlos— pregunto sombrío
—Dentro de tres días, te parece
—De acuerdo, cualquier cosa me tienes informado —colgando y mirando la foto de su madre que aun poseía. Para recordase que lo había abandonado y no lo le había importado dejarlo tan pequeño con su padre —apretándola con fuerza y rabia le dijo
—No sabes cuánto te odio, y aun después de tantos años me sigue lo que me hiciste.
Comenzó a sonar su celular y al verlo era su padre contesto
—Dime papa ¿pasa algo? — acercándose por la ventana de su despacho viendo a Lucrecia en el jardín plantando unas rosas con ayuda de delfina.
—Solo quería saber cómo has estado y saber cómo está mi nuera y nieta
—Están bien papa.... ¿y cómo estás tú y Marta en su nueva aventura? —pregunto queriendo escucharse entusiasta. Quería a su padre y no lo quería preocupar con sus cosas —ya que después de que se casara con marta y lo dejara en frente de la empresa se había dedicado a viajar por el mundo con ella conociendo distintas culturas y gastronomía.
—Me alegra mucho, Bueno te tengo que dejar porque marta insiste en que cuelga —Te quiero hijo
Al colgar Arturo bajo al jardín encontrándose a Lucrecia sonrojada por el sol. Terminando de plantar unas hortensias en una maceta. Y a delfina sirviéndole un vaso de jugo de naranja. Al verlo las dos mujeres dejaron de hacer lo que hacían y dejándolo solos delfina se retiró.
Arturo la observo con su vestido de verano que le llegaba a la rodilla dejando a la vista su ya crecida panza y sonrió melancólico al pensar que como le gustaría tocarla y que Lucrecia no rechazara ese hecho.
— ¿Pensé que estabas ocupado en tu despacho? —le dijo sin mirarlo poniendo toda su atención a lo que hacía.
— Hay un lugar al que quiero ir y quisiera que me acompañaras.
Dejando de hacer lo que hacía lo miro y arqueando un ceja le pregunto con sarcasmo
—Deben ser uno de tus eventos sociales ¿No?
—Te equivocas, es un lugar mucho mejor —declaro con un suspiro —pero entenderé si no quieres ir —al girarse Lucrecia lo agarró del brazo para detenerlo
—Estoy aburrida, así que iré
Durante el camino solo había un silencio, Lucrecia se dispuso a mirar por la ventana los paisajes de Rio ya que tenía mucho tiempo que no salía de esa manera. Arturo manejo por una hora hasta que llegaron a una villa hermosa con vista al mar y un paisaje esplendido. Al salir del auto salió una pareja a recibirlos entusiasmados
— ¡Bienvenidos señores!, tenemos todo como nos lo pidió
—Gracias, Gervasio y a ti también josefina
Al entrar a la casa Lucrecia quedo impresionada todo era de madera pero tallado delicadamente, cada detalle era asombroso no era parecido a lo que estaba acostumbrada y eso le gustaba.
— ¿Qué hacemos aquí? —pregunto confundida
—Vamos a pasar la noche aquí —le dijo el sin mas
— ¿Qué? pero ni siquiera tengo algo que ponerme a parte de esto
—Puedes usar unas de mi camisa para dormir y darle el vestido a josefina para que lo lave. —le espeto el subiendo las escaleras dejándola allí sola
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Encadenada a ti
Roman d'amourLucrecia Riveira ha vivido toda su vida en Rio de janeiro Brasil, con padres "adinerado se podría decir que lo tiene todo", pero no contaba que por asistir a una fiesta su vida quedaría atrapada en un matrimonio por chantaje del cual no será tan fác...