Nunca se había sentido tan feliz como ahora, estaba metida en la tina de baño y se dijo que la felicidad que sentía junto a Arturo no se la iba arrebatar nadie. Estaba absortar en sus pensamientos cuando sintió un beso en la parte baja de su cuello, sonriendo voltio dándole espacio a Arturo que la atrapo en sus brazos posesivamente
—No sabes cuánto te amo —confeso jugando con unos de sus pezones que reacciono al toque de el
—Yo también —dando un suspiro por lo que Arturo le estaba haciendo
Girándola del todo la sentó a horcadas encima de él, donde Lucrecia pudo sentir su ya creciente erección dando un gemido de placer ya que ella se sentía igual que él. Deseosa acerco su boca buscando la de él. Enredando sus lenguas en un beso erótico lleno de lujuria. Arturo se adentró en ella de una sola embestida logrando que Lucrecia le clavara las uñas en su espalda por la inesperada invasión.
— ¿Te lastime Cariño?
—No, estoy bien es solo que todavía no me acostumbro a tu tamaño — declaro en forma de broma con una sonrisa en sus labios
—Así, entonces nos detenemos —le dijo tratando de levantarla de sobre él, pero Lucrecia comenzó a moverse lenta quitando toda sonrisa de él, este la agarro de las caderas llevándola a un ritmo más rápido que Lucrecia tuvo que agarrarse a sus hombros por las certeras embestidas de él. El agua de la tina se salía por los movimientos de ellos pero eso les daba igual; Arturo la tomo del cabello inclinándola hacia atrás tomándola desprevenida pero igual le gustaba lo que le hacía, dando una última embestida brutal los llevo a ambos a una culminación donde los dos dieron un gemido de satisfacción. Dejando a Lucrecia exhausta y agitada sobre el hombro de Arturo.
— ¿No crees que ya debemos volver?, nuestra hija necesita a sus padres —le sugirió sacándola en brazos de la tina para llevarla a la habitación
—Sí, te parece bien mañana en la mañana —le respondió ella cuando Arturo la deposito frente al espejo para secarle el cabello
Vio que el semblante de Arturo había cambiado y se preocupó. Girándose lo agarro de la nuca para darle un beso que Arturo no pudo resistirse
—Tengo algo que pedirte ante de que volvamos
Lucrecia lo miro sonriente sin dejar de mirarlo
—Qué cosa
—Aléjate de Symon, ese hombre no es de fiar cada vez que veo cómo te ve, puedo darme de cuenta que te mira con deseo; aunque tú no te des de cuenta
Lucrecia se separó de él comenzando a vestirse dándole la espalda a Arturo. Cuando sintió que Arturo la giraba hacia el serio esperando una respuesta de parte de ella.
—Está bien, me voy alejar de el —acertando lo que le pedía, recordando en cómo se había comportado Symon tan bruscamente ese día con ella. Cosa que no le confeso a Arturo
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Regina estaba en el jardín paseando a Maddi en sus brazos cuando su ama de llaves le anunció una visita, mostrando a Symon con una sonrisa en sus labios acercándose a ellas.
—Hola Symon, hay algo que se te ofrezca —le dijo Regina en tono hostil
—Vine a visitar a la pequeña Maddi —tratando de tocar a la niña pero Regina la aparto de él.
—Symon no voy hacer hipócrita contigo, nunca me has agradado y si te he permitido entrar a mi casa es porque Lucrecia así lo ha querido. Pero ella no está ahora, así que por favor vete.
Symon cambio facciones volviéndose serias e intimidantes
—Y no entiendo el por qué Regina, si tú me agradas a mí, pero de acuerdo me voy, pero dile a Lucrecia que cuando vuelva de la estupidez que hizo me llame. —desapareciendo de la vista de Regina
Al subirse en su auto saco una fotografía de Lucrecia admirándola
—Pronto Lucrecia vas hacer mía y ni tu madre ni Arturo van a separarte de mí.
.........
Tenía en sus manos la prueba de embarazo marcando positivo. Ahora que iba a hacer, estaba sola derrumbándose en el piso del baño se cubrió su rostro con las manos. Cuando sintió la presencia de alguien y al levantar la mirada se encontró con esos ojos que añoraba tanto ver
— ¿Qué haces aquí? —levantándose escondiendo la prueba de embarazo
—Digamos que estos dos días que estuve en Grecia fueron una gran tortura para mí, el no verte ni tenerte cerca me estaban volviendo loco. Eso responde a tu pregunta —le pregunto el acercándose a ella
Antonia lo miro y sus hormonas reaccionaron al instante deseaba a ese hombre con locura y haciéndose la fuerte se cruzó de brazos logrando que su bata de dormir se le subiera dejando gran parte de sus piernas al descubierto.
—Acaso no tuviste demasiada diversión con las mujeres de tu país —le dijo irónicamente
Nick sonrió caminando hacia ella y de un solo tirón la acerco tanto a él que podían sentir la respiración del otro sin poder evitar que sus cuerpos reaccionaran
—No, porque la única que me interesa eres tu Yineka —mu
Tomando su boca en un beso arrasador al principio Antonia quiso esquivarlo pero su cuerpo la traiciono y tomándolo de la nuca lo acerco a ella, encendiendo esa llama de pasión que había entre ellos. Nick la acariciaba agarrándola de su trasero para acercarla a él haciendo que sintiera la erección que tenía en su entrepierna. Antonia soltó un gemido que Nick atrapo en con su boca
— ¿Quieres que me detenga? —le pregunto sin apartar su boca de su cuello donde dejaba reguero de besos que hacían que ella no pensara con claridad.
—No...hazme tuya
Nick la desprendió de la bata y llevándola contra la pared, se deleitó con su senos succionando unos de su pezones que reaccionaron al instante; bajo por su vientre hasta la parte que más ansiaba sus caricias, desprendiéndola de su tanga acariciando su feminidad con sus manos y boca enloqueciendo a Antonia
—Nick por favor ya deja de torturarme
Mas este no se detuvo desprendiéndose de su ropa tomo una de sus piernas abriéndola para el jugando un poco con ella. Antonia se agarró a él cuando Nick la penetro de una sola embestida levitando ambos de placer. Entraba de ella con fiereza queriendo saciarse de ella, deseaba a esa mujer con locura, por otro lado ella no se quedaba atrás enredando sus piernas alrededor de él no dejaba de gemir sintiéndolo en toda su extensión ambos cuerpos estaban sudoroso llegando Antonia a un clímax seguido de Nick que grito su nombre enterando su rostro en su cuello
—Te odio —susurro ella con la respiración agitada
Nick sonrió saliendo de ella, tomándola en sus brazos entrando en la ducha
—Yo también te deseo Antonia.
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Encadenada a ti
RomanceLucrecia Riveira ha vivido toda su vida en Rio de janeiro Brasil, con padres "adinerado se podría decir que lo tiene todo", pero no contaba que por asistir a una fiesta su vida quedaría atrapada en un matrimonio por chantaje del cual no será tan fác...