Habían pasado los días y Lucrecia se sentía muy emocionada, estaba logrando tener más experiencias en el ámbito laboral. Incluso había tenido su propia presentación delante de muchos ejecutivos y todo había salido como ella quería, Arturo no se había vuelto acercar a ella desde ese día y eso la tenía un poco más tranquila. Solo se veían o tenían cualquier rose puramente profesional, ya no veía la hora de cerrar ese capítulo de su vida y por fin divorciarse de él.
.......
— ¿Qué haces aquí Antonia?
—Me tienes muy abandonada Arturo, y no sabes cómo me muero por estar contigo -le confeso la mujer en tono sensual caminando hacia el
—Estoy ocupado y no tengo cabeza para esto, así que por favor vete si no quieres que llame a seguridad para que te saque— le expresó algo molesto señalándole la puerta
—Muy bien tú te lo vas a perder —quitándose el vestido quedando en una fina lencería negra muy sensual — Dime ya no te excito absolutamente nada —pregunto , quitándose el sostén quedando sus senos firme a la vista de Arturo
Arturo se levantó de su ejecutiva caminado hacia la mujer, agarrando el vestido del suelo y se lo dio para que se vistiera añadiendo:
—Te has vuelto loca cualquiera puede entrar y lo menos que quiero es comentarios de mis empleados, así que vístete y en la noche nos vemos
Pero la mujer no se iba a dar por vencida abalanzándose hacia Arturo lo agarro de cuello besándolo apasionadamente y Arturo no pudo resistirse más comenzó a responderle el beso. Besándola hambrientamente, la aupó llevándola hasta su escritorio posicionándose sobre sus piernas sin dejar de besarla, la mujer comenzó a desabrocharle la camisa sacándosela y arrojándosela alguna parte de la oficina. Al mismo tiempo bajándole la cremallera del pantalón liberado su creciente erección. Arturo no podía más estaba demasiado excitado por las ultimas semanas de abstinencia que había pasado, le quito a la mujer la única barrera que le quedaba; y poniéndose el preservativo la embistió con dureza. El cuerpo de la mujer lo recibió gozoso, y por cosas de la vida comenzó a imaginarse que era Lucrecia la que gemía por cada estocada que él le daba, y no Antonia. Comenzando a excitarse más de lo que estaba; hasta que no pudo más, llegando a una liberación al mismo tiempo que la mujer.
—Lucrecia....
A la mujer no le dio tiempo de responder, cuando la puerta se abrió Lucrecia presenciando semejante situación, ambos se comenzaron a vestir y Antonia con gesto sensual se despidió de Arturo pasando por un lado de ella, con un perfume que para el gusto de ella era horrible. Una vez solos, trato de calmarse y sin mostrarle ninguna reacción le dijo:
—Estos son los permisos que necesito que filmes para las exportaciones de telas a Italia y no se te olvide que hoy tenemos que reunirnos con nuestros abogados para firmar los documentos. Una vez que las tengas filmadas me las haces llegar —Dándose la vuelta para irse cuando Arturo la detuvo por el brazo
—De verdad esto no te afecta, no te provoca ni siquiera querer matarme, cualquiera mujer que encontrara a su marido acabando de tener sexo con otra enloquecería —le pregunto algo confundido por la rostro de Lucrecia sin expresión alguno
—No me toques, y No, no me afecta porque entre tú y yo no hay nada, y lo único que quiero de ti es el divorcio así que te puedes acostar con la que tú quieras. — Espetándole con crueldad, dejando Arturo furioso, pero Lucrecia estaba equivocada si pensaba que se iba a librar de él tan fácil, como ella lo creía.
Al llegar a su oficina Lucrecia exploto, odiaba a Arturo lo detestaba por cada una de sus humillaciones. Ella no tomaba pero realmente necesita un copa para calmarse, le pidió a Manuela su asistente que le comprara una botella al instante llego con lo pedido encerrándose en su oficina pidiendo que no la molestasen. Llevaba la segunda copa cuando su móvil sonó era symon lo que necesitaba.
—Hola Luc ¿Qué haces, espero no molestarte?
—Para nada, como has estado?
—Bien, te llamaba para invitarte a cenar esta noche a la casa y para celebrar que te vas a librar de ese canalla ¿Qué dices?
—Uhhh, está bien te tengo que dejar, nos vemos después
.....
Estaban los dos reunidos con sus respectivos abogados, y los dos escuchaban muy atentamente las condiciones que habían puestos cada uno de ellos al otro.
—Señor Medeiro mi clienta mide el 60% de gran parte de todo lo que le tiene incluyendo su casa de la infancia donde ahora vive su madre junto con la casa de campo que tienen en Roma y que siga el convenio de las dos empresas mientras ella se sienta capaz de dirigirla por completo sola. Estas son las condiciones que pide por daños tanto físicos como emocionales que usted le ha infligido
—Eso es todo— Inquirió Arturo a Lucrecia burlonamente
—No quiero nada más de ti —le dijo tan tranquila que eso Arturo lo sacó de quicio.
—Pues bien, yo no accedo a sus condiciones, no porque no quiera si no que no te voy a dar el gusto de salirte de la tuya
—Arturo por dios, si no filmas puede incluso demandarte y todo se complicaría mucho más, ¿Es lo que quieres? —le pregunto su abogado pero Arturo no escuchaba razones
—Eres un desgraciado, incluso te encuentro con tu amante esta mañana teniendo relaciones, y aun así no me quieres dejar en paz —¿Qué quieres de mí? Acaso esto no te cansa porque a mi si, ya estoy cansada de ti Arturo; acaso no lo entiendes —le Exclamo alterada fuera de sí.
Lucrecia se comenzó a sentir mal, todo comenzó a darle vuelta comenzando a ver todo borroso, hasta que todo se oscureció cayendo al vacío.
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Encadenada a ti
Roman d'amourLucrecia Riveira ha vivido toda su vida en Rio de janeiro Brasil, con padres "adinerado se podría decir que lo tiene todo", pero no contaba que por asistir a una fiesta su vida quedaría atrapada en un matrimonio por chantaje del cual no será tan fác...