Capitulo 42

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Lucrecia no soportaba las miradas de Arturo, Miranda y su madre, sabía que la culpaban de lo que había sucedido, después de que la ambulancia llego le aviso a Arturo y este llego casi igual que con la ambulancia. Maddi estaba siendo intervenida en una cirugía, y todavía no sabían absolutamente nada de ella.

Arturo se acercó a ella como alma que llevaba el diablo

—Si mi hija se muere en esa cirugía, te las voy a ser pagar con creces, porque fue a causa tuya que está en ese quirófano sometida a una operación.

Lucrecia no soportaba tanta culpa encima de ella, él no era el único que estaba que estaba sufriendo acaso no lo podía ver.

—Cúlpame todo lo que tú quieras, si Maddi muere a causa mía, nunca me lo voy a perdonar. —Confeso mirándolo a los ojos mostrando su sinceridad a través de ellos.

El doctor apareció delante de ellos, y sin mucho preámbulo Arturo le pregunto por su hija.

— ¿Dígame, Doctor como esta mi hija?

—Afortunadamente la hemorragia interna la pudimos parar. Tiene sus dos brazos fracturados. Aparte sufrió un gran golpe en su cabeza y está en coma. Ahora mismo está en cuidados intensivos, solo nos resta esperar que su cerebro reaccione Señor Medeiro. —explico el doctor dejándolos a todos consternados.

Miranda fue hasta Lucrecia atacándola

—Tú no tienes ningún derecho de estar aquí, así que vete y no vuelvas a cruzarte en nuestras vidas Señorita Da silva.

Lucrecia tenía los ojos rojos de tanto llorar, tragándose su dolor de madre al escuchar el diagnóstico del doctor. Miro a Arturo que abrazaba a su madre que lloraba por su nieta, y supo que no tenía derecho de estar allí si no iba a estar como Lucrecia Riveira. Se dispuso a irse enfrentardose con su prima y Mauricio que estaban llegando junto con Nick y Antonia. Paso por un lado de ellos. Saliendo del hospital con ganas de morirse. Su hija no merecía lo que le estaba sucediendo y la culpa la tenía Symon. A esa hora ya debía a ver recibido los anónimos que ella le había mandado, iba a matar su tranquilidad enloqueciéndolo y cuando ya no pudiera más, le iba a dar el jaque mate.

Detuvo un taxi y al abrir la puerta una mano la detuvo, Lucrecia se quedó sorprendida al ver quien era.

—A dónde vas.....no deberías estar al lado de tu hija mi querida Lucrecia

Lucrecia se soltó bruscamente fingiendo no saber de qué hablaba

—No sé de lo que habla Señor, pero me tengo que ir —abrió la puerta del taxi, pero el hombre la volvía a cerrar logrando que el taxista se fuera.

—Claro que sabes de lo que te estoy hablando, solo me pregunto, ¿cómo Arturo y los demás no te han reconocido? Cuando yo lo hice desde el primer momento —Dijo sonriente mirándola a los ojos

Lucrecia se dio la vuelta para dejarlo con la verdad. E iba a mitad de camino cuando sintió de nuevos esas manos detenerla con más fuerza, girándola para que lo mirase.

— ¿Vas a seguir negándolo eh? ¿Cómo crees que reaccionaria Arturo ahora mismo si le confesase que eres Lucrecia y no Eloísa?

Nick vio la sorpresa y miedo en los ojos de Lucrecia, sonriendo porque ahora no lo podía negar. La soltó esperando una explicación pero lo único que recibió fue un gran golpe en su entrepierna cayendo al piso retorciéndose de dolor.

—No sé de qué locuras me está hablando, pero yo no soy Lucrecia, así que déjeme en paz. Ya bastante tengo con Arturo Medeiro y su familia para completarla con usted —le aseguro dejándolo allí en frente de las personas que pasaban.

Nick la vio partir levantándose del piso, asegurándosea sí mismo que iba a ser que Lucrecia se delatara a si misma delante de Arturo.Y ya tenía un plan para hacerlo

Encadenada a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora