Capitulo 25

107 6 0
                                        

3 días después

Lucrecia estaba en su oficina firmando unos documentos cuando Manuela entro con un ramo de orquídeas en las manos, sonriente dejo la pluma a un lado ayudándola y tomando la tarjeta leyó el contenido era de Arturo

Nota

Para la mujer que más amo en este mundo, no olvides nuestra cena de hoy. Att: tuyo siempre Arturo

Puso las flores a un lado de su escritorio con una sonrisa radiante todos esos días habían sido de pura felicidad, Arturo era detallista con ella y en la cama era un dios del sexo con ella. Y estaban juntos con su hija, aunque todavía no estaban viviendo juntos; porque en esa casa había pasado muchas cosas que le traían malos recuerdos.

—Son hermosas ojala tuviera yo un hombre a mi lado como el señor —le confeso Manuela con melancolía

—Tal vez lo encuentres más pronto de lo que crees

—Puede ser, bueno me retiro

Al quedar sola su teléfono móvil comenzó a sonar y al ver quien era dudo en contestar le había asegurado a Arturo que se mantendría alejada de Symon y no sabía qué hacer. Dando un suspiro contesto al fin

—Hola Symon

—Luc que bueno que me contesta, todo este día te he estado llamando y no me contestabas me tenías preocupado

—Lo siento he estado ocupada, pero dime ¿pasa algo? —sentándose en su ejecutiva mirando por el gran ventanal la ciudad

—Necesito tu ayuda....realmente no me siento bien, tengo fiebre y me duelen todas las articulaciones, Miranda se fue de la casa con mi hija y no logro localizarlas. No tengo a quien más recurrir. ¡Podrías venir!

Lucrecia lo escucho toser y no supo que hacer, ante todo siempre habían sido amigos a pesar de todo y ahora en la necesitaba. Le pidió a Manuel que cancela todas sus citas, saliendo a casa de Symon

Iba en su auto deteniéndose en una farmacia por medicamentos, sin avisarle a nadie a donde iba. Aparcando en la entrada bajo de su auto entrando en la casa que estaba solitaria, subió las escaleras llamándolo, Symon le respondió y al entrar a la habitación. Lo encontró descubierto de la cintura para abajo mostrando su cuerpo bien trabajado

—Symon ya estoy aquí ¿dime ya te has tomado algo para bajar la fiebre? —tocándolo en la frente preocupada

—No...He tenido fuerzas para levantarme de esta cama

—Bien tomate esto te ayudara a sudar la fiebre y asentirte mejor —acercándole el vaso de agua a los labios. Yendo al baño por agua en un bol para mojar las toalla de baño para ponerlas en su frente

—Gracias por estar aquí, no sabes el gusto que me das Cariño —tomándole unas de sus manos besándolas, cosa que Lucrecia no le pareció retirándolas inmediatamente

Pasaron 4 horas tratando de bajarle la fiebre hasta que por fin lo logro, vio la hora en su teléfono y ya era tarde recordando su cena con Arturo.

—Symon tengo que irme, ya la fiebre te bajo con estos medicamentos te sentirás mejor tómatelos ¡por favor! —le pidió ella levantándose de la cama pero Symon la detuvo acercándola a el de manera brusca

—Vas a dejarme aquí solo, para irte a los brazos de ese maldito hombre que me arruino mi vida, alejándome de ti cuando yo te sigo amando —le confeso con la mirada encendida de celos besándola bruscamente sin darle tregua a nada.

Lucrecia trataba de zafarse de su boca pero Symon no paraba posicionándola debajo de él, la atrapo con su cuerpo, Lucrecia peleaba contra el para quitárselo de encima. Estaba fuera de sí y no respondía a sus suplicas. Hasta que le logro zafarse dándole un golpe en la entrepierna dejándolo en el piso retorciéndose de dolor.

—No te quiero volver a ver en mi vida, y no te atrevas acercarte a mi familia infeliz —saliendo de la casa asustada y los nervios a flor de piel, Arturo y su madre tenían razón Symon estaba enfermo

Llego alterada a su casa subiendo a su habitación se metió al baño desprendiéndose de su ropa. Abrió la llame dejando que el agua cayera sobre su cuerpo, tallándose donde la había tocado incluso restregándose los labios. No sintió cuando Arturo abrió la puerta de la ducha viéndola en ese estado.

—Lucrecia ¿Qué te paso? —girándola hacia el para que lo mirase viendo en sus ojos miedo

Lucrecia lo abrazo temblando en sus brazos sin importarle que lo estuviera empapando. Arturo se asustó y separándola de él, la llevo a la habitación pidiéndole una explicación

—Fui a la casa de Symon porque estaba enfermo y me pidió que lo ayudara pero luego de que se le paso, le dije que tenía que irme y enloqueció. Si no fuera sido porque le di un rodillazo en su entrepierna, no sé qué fuera pasado Arturo.

Arturo emitió una maldición abrazándola para tranquilizarla diciéndose a sí mismo que no se iba a quedar así.

.........

Estaba recostada en la cama después de una dosis sexual con Nick, cuando de pronto corrió al baño sorprendiendo a Nick que estaba a su lado. Metiendo su cabeza al escusado por los vómitos. El corrió hacia ella quitándole el cabello de la cara tallándole la espalda

— Déjame sola, no quiero que me veas en este estado

— Creme que he visto peores, así que tú has lo tuyo —dijo con burla

Antonia sabía a que se debían esos vómitos, pero no sabía cómo iba a reaccionar Nick si le confesaba la verdad. Levantándose fue al lavamanos cepillándose los diente, con la mirada de el sobre ella

— Me vas a decir que pasa, o debe yo intuir lo que está aconteciendo — vocifero caminando hacia ella para que lo mirara

Jugando con sus manos Antonia tomo aire confesándolo al fin

—Estoy embarazada, tengo dos semanas de gestación y no sé qué hacer

Nick sonrió iba a ser papa y aunque nunca se había planteado tener una familia. El saber que Antonia iba a ser madre le alegraba en gran manera. Levanto su barbilla para que lo mirase con delicadeza

— Siempre voy a estar a tu lado, y este bebe no le va a faltar nada ¿De acuerdo? Podemos seguir como estamos, solo que ahora debes cuidarte y alimentarte bien y yo me voy a encargar de eso — besándola en la frente Antonia derramo una lagrima de emoción sabía que tenía que conformarse con lo que le estaba ofreciendo Nick aunque ella quería otra cosa.

........

Lucrecia fue a ver a su hija a su cuna encontrándola con un dedito metido a la boca balbuceando cosas, sonriendo maravillada era tan linda con su cuerpecito regordete a sus dos meses. Sacándola de la cuna la meció en sus brazos llenando su carita de besos que a esta pareció gustarle

— Te amo mi pequeña, perdóname por haber sido tan mala contigo cuando te tenía en mi vientre.

— Créeme que no lo va recordar, cuando crezca —le confeso Arturo abrazándola por detrás

— Ya puse cartas sobre el asunto Symon lo va a pensar antes de volver a cercarse a ti. Tiene una orden de alejamiento. Así que ya no te preocupes, también puse vigilancia en la casa y unos de mis hombres de seguridad van a estar contigo a donde sea que vayas —declaro con seguridad para tranquilizarla tomando a Maddi en sus brazos

—Gracias aunque no creo que Symon sea tan peligroso.

—Aun así debemos tomar precaución, debo irme ahora pero cualquier cosa llámame — depositando a Maddi en su cuna ya dormida. Yendo así ella besándola con pasión

— Puedes quedarte con nosotras esta noche, mi mama esta algo alterada y yo no quiero dormir sola en esa enorme cama —musito llevando su mano hasta la entrepierna de el de manera seductora

—Si me lo pides así no podré decirte que no —metiendo sus manos por debajo de la bata de dormir agarrando su trasero llevándola en brazos hasta la habitación donde se entregaron sin reservas. A pesar de todo lo que había acontecido ese día 

Encadenada a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora