8 años después
—Eloísa, mi amor ¿Dónde estás?
—Aquí, en el baño —le respondía ella sin dejar de enjabonar su cuerpo
Symon fue hasta él, abriendo las puertas corredizas admirando el cuerpo de Lucrecia, sonriendo satisfecho, había logrado tenerla como siempre había querido. Quitándose la ropa se metió con ella, capturando su boca con deseo, más ella lo rechazo como siempre lo hacía. Cosa que a Symon lo sacaba de sus casillas.
—Symon... lo siento, pero no puedo —le repuso saliendo del baño a la habitación
Fue hasta ella girándola molesto para que le diera el frente
— ¿Qué es lo que te pasa?, estos últimos años cada vez que quiero hacerte el amor tu solo me dices que no puedes y ya.
—Y qué quieres que haga que me acueste contigo solo para que tú te sientas satisfecho. ¿No crees que te estas equivocando?
— ¿Acaso hay otro hombre?
—No seas ridículo, crees que si lo hubiera, estuviera aquí contigo. Escucha Symon te agradezco que hace 8 años me ayudaras a seguir con mi vida. Me trajeras a Londres y viviéramos juntos como una pareja. Y te quiero pero no me gusta tu actitud y si quieres que esto funcione cambia.
Symon la observo, reprimiendo su furia, la veía y no la reconocía Lucrecia se había convertido en una persona totalmente diferente de cómo era. Muchas veces preguntándose si había valido la pena todo lo que había hecho.
—Lo siento mi amor, te aseguro que no te volveré a presionar. —tomándola en sus brazos besándola y aunque Lucrecia quiso corresponderle no lograba sacarse de la cabeza al hombres de sus sueños.
—Voy a la pastelería, no me esperes para almorzar. Las chicas y yo tenemos trabajo que hacer. —le contesto terminándose de vestir saliendo de la habitación dejando a Symon preocupado.
Durante esos ochos años ha tenido miedo de que Lucrecia recordarse su vida. Ese día después que despertó sintió que la vida le sonreia porque ella no recordaba absolutamente nada, el doctor le aseguro de que muchas personas a veces pasaban años en recordar. Y él Se aprovechó de ello contándole una historia totalmente falsa y así se la llevó a Londres lejos de su familia y hacer una vida con ella. Aunque tenía que admitir que aunque no recordara nada, su mente y corazón seguía siendo de Arturo.
.........
Las cuatro niñas jugaban en el jardín, siendo observadas por sus madres que se habían hechos muy amigas durante los años. Y que se reunían a charla de varios temas.
—Maddi esta tan bella como lo era Lucrecia —confeso Sofía con tristeza
—Si es el retrato vivo de ella a pesar de su corta edad, me alegra de que así sea —repuso Miranda mirando a la niña con cariño.
—Dime Miranda realmente no te molesta que se parezca a Lucrecia, Cuando estas casada con Arturo —le pregunto Antonia inquisidora
—Por supuesto que no, yo siento un cariño especial por maddi. Aunque ella no le simpatizo mucho.
—No digas eso, maddi es difícil porque no ha tenido a su mama cerca, pero eso no quiere decir que no le simpatizas. —le aseguro Sofía, cuando escucharon a maddi peleándose con las otras niñas. Ambas fueron a separar a maddi que no dejaba de golpear a sus hijas que estaban asustadas.
—Vuelven a hablar de mi mama y las voy a dejar calvas ¿me entendieron? —les dijo amenazante
—Maddi eso no se hace, Isabel es tu prima, Eleni siempre viene a jugar contigo y marcela es tu hermana. Pídeles disculpa ahora mismo. —le pidió Sofía con dureza
Maddi la miro con altanería y rabia respondiéndole.
—Ellas no son nada mío, las odio a las tres, y a ustedes también. Pero sobre todo te odio a ti —señalando a Miranda —nunca vas a remplazar a mi mama. —saliendo corriendo de allí encerrándose en su habitación
Se subió a la cama llorando. Buscando debajo de la almohada una fotografía de su madre
—Te extraño muchísimo mami, ¿porque tu viste que morirte?, ¿y porque papa tuvo que casarse con esa mujer trayendo aquí a su hija? Que ya tiene un papa.
Paso todo el día en su habitación sin quererle abrir a nadie. Ni siquiera a su abuela, al llegar Arturo a la casa Miranda le conto los acontecimientos subiendo a la habitación molesto.
— ¿Se puede saber porque agrediste a Eleni a Marcela y a Isabel? —sentándose en la cama viendo a maddi que no dejaba de dibujar ignorándolo
Levanto la mirada y en sus ojos mostraban molestia y tristeza, esa misma mirada la tenía Lucrecia y su corazón se ablando al verla. Maddi era igual a su madre muchas veces deseando que no se pareciera tanto. Ya que ese simple hecho le dolía
—Ellas me dijeron que yo no podía ir a evento del día de las madres porque mi mama estaba muerta. — le confeso con los ojos llorosos
— Chiquita pero si tú se lo permitieras Miranda podría ir como si fuera tu mama ese día junto a Marcela ¿Qué dices?
— ¡Eso nunca, esa mujer nunca va a ser mi mama, la odio igual que a su hija. Ella fue una de las que me dijo eso y tú las estas defendiendo. Nadie en esta casa me quiere tal vez debería morirme al igual que mi mama! —le exclamo furiosa
Arturo la agarro de los brazos fuertemente con la cara desfigurada.
—No vuelvas a decir una cosa así en tu vida. Perdí a tu madre por no saber protegerla, pero no te voy a perder a ti.
Maddi se quedó mirando a su papa y comenzó a llorar abrazándolo cariñosamente.
—Lo lamento mucho, nunca quise decir algo así....., te quiero muchísimo papa.
—Yo también pequeña, no sabes cuánto.
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Encadenada a ti
RomanceLucrecia Riveira ha vivido toda su vida en Rio de janeiro Brasil, con padres "adinerado se podría decir que lo tiene todo", pero no contaba que por asistir a una fiesta su vida quedaría atrapada en un matrimonio por chantaje del cual no será tan fác...