Al llegar a la casa Lucrecia subió a la habitación donde estaba durmiendo, se sentía cansada y agotada emocionalmente. Todos apoyaban el matrimonio de Arturo y Miranda, ese noche tuvo que soportar verlos juntos y actual como si no le afectara. Preguntándose si realmente valía la pena hacer pagar a Symon con sus propias manos, perdiendo poco a poco lo que realmente amaba. Se sentó en frente de su tocador mirándose al espejo, viendo en su mirada una gran tristeza e infelicidad. La puerta se abrió dando paso a Symon que la miro molesto.
— ¿No vas a dormir esta noche de nuevo aquí, verdad? —cruzándose de brazos
Lucrecia lo miro a través del espejo conteniéndose su odio y rabia hacia él. Se levantó abruptamente para darle el frente encarándolo.
—Sí, pienso dormir aquí, realmente todavía no pienso compartir tu cama y más cuando esta noche me di de cuenta que todavía tienes sentimientos por tu ex esposa.
—De que estas hablando, yo no tengo ningún sentimiento por Miranda porque a la única mujer que amo eres tú. —replico afectado por el ataque de parte de Lucrecia, que en parte era verdad.
—Lo dice la persona que se veía molesto cuando Arturo Medeiro beso a Miranda en frente de todos por la maravillosa que es.
— ¿Sabes qué? Ha sido una noche muy larga y lo menos que quiero es pelear contigo, buenas noches. —dijo exasperado saliendo por la puerta cerrándola de un portazo.
Lucrecia se desprendió de su vestido y sandalias, se puso su bata de dormir y se metió a la cama. Muy pronto todo se iba a acaba, y Symon iba a empezar a pagar por todo.
.......
—Arturo ¿podemos hablar un momento? —pregunto Regina al verlo salir de la habitación de su nieta.
—Por supuesto, vamos a mi despacho.
Una vez dentro Regina no tardo en preguntarle lo que la tenía tan preocupada.
—Dime, tú y esa mujer Eloísa no tienen absolutamente nada ¿Verdad?
— ¿De dónde sacas algo así Regina? —sirviéndose una copa
—Escuche la discusión sin querer tuya y de Miranda el otro día, y ver como la mirabas esta noches me hizo preguntarme si realmente no te sientes atraído hacia ella por su gran parecido con mi hija.
Arturo tomo un sorbo del contenido de su vaso con un suspiro
—Te aseguro que esa mujer y yo no tenemos absolutamente nada, así que no te preocupes. Además lo he pensado mejor y pienso prohibirle su contacto con Maddi, mi hija no volverá a estar cerca de ella nunca más. — Declaró él con dureza
—A mi nieta no le va a agradar tu decisión Arturo.
—Lo tendrá que aceptar porque ya he tomado la decisión.
............
Lucrecia había salido a correr para despejar su mente y olvidarse por un momento que al volver a la casa se encontraría con Symon. Iba a mitad del camino al sonar su celular, por un momento trato de ignorarlo la persona que la llamaba era muy insistente.
— ¿Diga?
—Elo soy yo, Maddi, me escape de mi casa....mi papa....no quiere que te vea más y yo no quiero eso... por favor ven a buscarme, estoy en la heladería a la que fuimos... y una señora me presto su teléfono. —Exclamo desesperada llorando.
Lucrecia no podía creer lo que le estaba diciendo su hija, Arturo estaría desesperado y furioso sin saber dónde estaba ella.
—De acuerdo no te muevas de allí, ya voy para allá preciosa —dijo ella para calmarla colgando la llamada.
Marco al teléfono móvil de Arturo para informarle donde estaba Maddi.
—Soy yo Eloísa Maddi me acaba de llamar y me dijo donde se encuentra
Arturo respiro de tranquilidad al escuchar la noticia a través de la línea
— ¿Dónde está mi hija? —ordeno desesperado y molesto.
—Déjame ir por ella y calmarla, luego la llevare contigo—pidió Lucrecia, colgando sin darle tregua a protestar.
Pidió un taxi indicándole la dirección, durante el camino reflexiono la situación de su hija. Ella no tenía por qué sufrir ni recurrir a escaparse de casa para que su padre no le prohibiera su cercanía a ella. Cuando ella era su madre, pero si le confesaba la verdad a Arturo no sabía cómo iba a reaccionar o lo que llegaría a pasar con Symon, estaba en un dilema del cual no sabía qué hacer. El taxi se estaciono en frente de la heladería, le pago al taxista saliendo en busca de su hija. Pero al entrar la busco con la mirada por todas partes pero no la vio.
Cuando escucho un chirrido de neumáticos, gritos y murmullos afuera del establecimiento, salió afuera viendo un grupo de personas, al acercarse más, visualizo a su hija tirada en el pavimento ensangrentada e inconsciente, su mundo se vino abajo Corrió hacia ella desesperada con lágrimas en sus ojos tomando su cuerpo para abrazarlo.
El chofer del auto Saco su teléfono marcando a una ambulancia con manos temblorosas. Viendo la escena
— ¡Perdóname mi niña, todo es mi culpa, nada de esto fuera pasado si te hubiera confesado la verdad. Nunca me perdonaría si te perdiera! —Exclamo con culpabilidad en sus palabras sin parar de llorar, sosteniendo el cuerpo de su hija apenas con vida.
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Encadenada a ti
RomantizmLucrecia Riveira ha vivido toda su vida en Rio de janeiro Brasil, con padres "adinerado se podría decir que lo tiene todo", pero no contaba que por asistir a una fiesta su vida quedaría atrapada en un matrimonio por chantaje del cual no será tan fác...