Capitulo 45

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Lucrecia se le ilumino la mirada al escuchar las palabras de Arturo y acercándose a él, le tomo las manos acariciándolas con cariño.

—Entonces, saca de tu vida a Miranda junto con su hija y volvamos hacer la familia que nunca llegamos hacer debido a Symon —declaro sin mas

Arturo se alejó de ella en tensión hasta el otro lado de la habitación donde había un gran ventanal que daba la vista de la ciudad. Lucrecia se sorprendió de su reacción y camino hasta él.

— ¿A caso debo tomo esta reacción como un No? ¿Amas a Miranda, Arturo? —pregunto conteniendo la respiración, a lo que podía responderle Arturo.

—Miranda es una mujer maravillosa y tiene una hija con un buen corazón, que ha tenido que soportar todas las groserías de Maddi durante este tiempo, son dos seres muy importantes para mí y no las puedo sacar de mi vida como si fueran algo insignificante. Con esto te quiero decir que siento un gran cariño por Miranda, pero no la amo como te amo a ti.

—Muy bien, entonces quédate con tu gratitud hacia ella Arturo, ahora mismo iré a ver a mi hija como su madre. Lo único que nos atara a ti y a mí, será nuestra hija — Añadió fríamente tomando su bolso, en dirección a la puerta para cerrarla detrás de ella con un fuerte portazo

Salió molesta del hotel por la confesión de Arturo, realmente todo su mundo estaba pastas arriba. Pero iba a recuperar cada fragmento de él. Arturo la detuvo al tiempo que iba a subir a un taxi con un beso que demostraba lo mucho que la amaba

Absortos a una mirada asesina que apretaba el volante con mucha fuerza. Con un plan macabro en su mente.

........

Miranda no daba crédito de lo que oía de los labios de Sofía, Lucrecia era Eloísa, todo este tiempo estuvo viva. ¿Pero cómo? Su corazón estaba contrariado y se sentía amenazado, Arturo ya sabía que estaba viva y en ese momento estaba con ella. Lo que significaba que su matrimonio no era legal porque Lucrecia estaba viva. Ella no quería perder a Arturo, lo amaba con todo su corazón.

— ¿Cómo es posible? Mi hija Lucrecia está viva —dijo Regina, derramando lágrimas de felicidad por la noticia

—Realmente no se los detalles tía —prosiguió Sofía con alegría. Mirando lo afectada que se veía Miranda. —Los detalles lo sabremos después, pero lo bueno es que está viva y Maddi podrá estar con su mama a partir de ahora.

—Voy a ir ver a Maddi, disculpen —Añadió de pronto con voz a pena perceptible — dejándolas solas, y con pasos rápidos partió de allí.

Regina la vio partir con gran pesar, Miranda era una buena persona y debía de estar sufriendo por la noticia. Aunque eso no quería decir que Arturo la dejaría sin importarle absolutamente para estar con su hija. Se sentía más que feliz porque Lucrecia estaba viva y ya tendrían tiempo para hablar, pero conocía Lucrecia y sabía lo egoísta que era y más cuando Arturo estaba con Miranda.

—No debe ser Fácil para Miranda la noticia —musito Sofía con pesar — Y más cuando su matrimonio no es de verdad porque Lucrecia sigue siendo la esposa legal de Arturo. ¿Aunque me pregunto, que decisión ira a tomar Arturo?

Miranda entro a la habitación de Maddi, viéndola conectada a esa máquina y por más que trato que sus lágrimas no salieran de sus ojos le fue imposible. ¿No sabía que iba a pasar a partir de ahora? Se acercó a la niña y tomo su mano de forma cariñosa sin poder contener en llanto.

—Siempre quise que me fueras visto como a una madre, —Confeso, acariciando su cabeza con ternura — Y aunque no me quieres, quiero que sepas que yo si lo hago. Tal vez no supe ganarme tu cariño, tal vez no te tuve la paciencia que debía tenerte. Pero ahora podrás estar con tu verdadera mama y quererla como nunca lo hiciste conmigo.

Inclino su cabeza por un momento para limpiarse las lágrimas y al levantar la mirada se quedó pasmada. Por los ojos negros que la miraban sin pestañar. Se levantó apresuradamente al tiempo que el doctor Romero entraba a la habitación con la enfermera.

— ¡Doctor Maddi reacciono! —exclamo con alegría y alivio

El doctor empezó a examinarla

—Maddi Soy el doctor Romero ¿te sientes bien? ¿Dime cuantos dedos ves aquí?

La niña miro la mano del doctor con atención

—Cinco ¿Qué me paso? ¿Dónde está mi papa y la abuela Regina?

Miranda se acercó a ella, para explicarle

—Tuviste un accidente Cariño y estuviste algunos días en coma, pero te pondrás bien, tu padre no tarda en llegar. Vas a ver lo feliz que se va poner de verte consiente y ahora mismo voy por tu abuela. —bajo las escaleras apresuradamente llamando a Regina.

Pero sus piernas se paralizaron cuando llego a la sala. Lucrecia se levantó del sofá con impertinencia, Arturo se levantó al mismo tiempo mirando los ojos llorosos de Miranda.

— ¿Qué ocurre Miranda? —pregunto Regina, pudiendo percibir el aura

— ¡Maddi ha despertado! ¡El doctor la está examinándola pero aparentemente todo está bien! — Añadió energética, mirando los rostros de felicidad de todos allí.

—Voy a ver a mi hija —dijo Lucrecia emocionada

Pero cuando se disponía a ir, Arturo la detuvo, impidiéndole su propósito

—Es mejor que no te vea ahora, ya mañana será otro día, —espeto Arturo con firmeza —Vamos Miranda —sugirió el, yendo detrás de ella.

Lucrecia se quedó con Sofía mientras ellos subían a ver a Maddi, encolerizada con él, vio la foto de Arturo y Miranda el día de su boda. Tomándola con fuerza y la iba a tirar al piso. Si no fuera sido porque Sofía que la detuvo.

—No, ¿Qué te pasa Lucrecia? —poniendo el porta retrato en su lugar

—Me pasa, que por esa mujer fue que mi vida se puso patas arriba desde el principio, y ahora tengo que soportar verla en la que solía ser mi casa. —Rebatió con rabia en sus palabras —Cerca de mi hija, de mi madre y de Arturo.

Encadenada a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora