Capitulo 23

78 5 0
                                    

Al abrir los ojos Arturo se encontraba en una caballa a las afuera de la ciudad y por todo lo que veía tenía todo lo necesario. Solo tenía puesto sus pantalones y estaba esposado al cabecero de la cama de madera, enfureciéndose más de lo que estaba llamo a Lucrecia a gritos a la vez que luchaba con las esposas. Al instante salió Lucrecia de la cocina con una cuchara en la mano con unas facciones de inocencia que hizo que Arturo perdiera los estribos.

— ¡No sé qué está pasando por tu cabeza es estos momentos! pero te ordeno que me sueltes, estas actuando como una demente —le exclamo sin quitarle la mirada de encima con el ceño fruncido

Lucrecia lo observo sabiendo que tenía razón pero era la única manera de detenerlo

—Estoy cocinando espagueti espero que te guste y mira señalándole una botella de vino, —es para acompañar la cena nunca en mi vida he cocinado pero espero que te guste —le dijo entusiasmada queriendo cambiar el tema, desapareciendo otra vez en la cocina

Arturo estaba colérico, y por primera vez en su vida no tenía el control de la situación

—Escúchame Lucrecia, suéltame y hablemos esto no está bien, crees que es bueno que Maddi este lejos de sus padres por esta locura tuya—le expreso tratando de hacerla entrar en razón

Lucrecia salió de la cocina y fue hasta la cama subiéndose a horcadas sobre él, quitándose el vestido color verde esmeralda de tirantes con un solo movimiento. Quedando en solo en una fina tanga color rojo pasión dejando sus pechos turgentes a la vista de Arturo, que al verla no pudo evitar que su cuerpo reaccionara por más que su mente lo reprendía que no debía desearla.

—Dime vas a aprovecharte de mí, cuando no puedo defenderme —le pregunto serio

Mas sin embargo Lucrecia bajo su cabeza hasta su torso estimulando todos sus sentidos con su boca, bajando hasta la hebilla de su pantalón donde crecía una erección. Esta lo miro sonriendo, le quito los pantalones juntos con sus boxes dejándolo expuesto delante de ella con una mirada lasciva.

— ¡Para con esto ya Lucrecia, no estoy jugando! —le advirtió molesto y excitado a la vez

Lucrecia busco en la mesita al lado de la cama y saco las llaves quitándoles las esposas por completo

—Eres libre, vete si te importa tanto esa mujer, o podemos terminar con esto pero te lo advierto si te quedas vamos a estar juntos con nuestra hija como una verdadera familia.

Arturo vio en sus ojos miedo e inseguridad de su decisión, pero la verdad era que amaba con locura a esa mujer y había pasado muchas cosas entre ellos. Y todos merecían una segunda oportunidad, enredando sus manos en su cabello besándola con ardor, con pasión, hambriento de ella. Lucrecia le correspondió feliz gustosa de que Arturo hubiera acertado, ambos se tocaban con un deseo incontrolable. Arturo la posiciono debajo de él quitándole la última barrera entre ellos, pero esta vez iría despacio tomándose su tiempo excitándola hasta el punto que no pensara que fuera solo suya en mente y alma

—Arturo...basta ya de torturarme —le pidió ella con las pupilas dilatadas tomándolo del rostro para llevarlo junto a ella besándolo con ternura.

Ambos se unieron en un mismo cuerpo y sentir, Arturo no le daba tregua, la embestía fuera de sí, y a ella le encantaba no quería que fuera tierno con ella. Estaba demasiado excitada agarrándolo por su bien formado trasero lo adentro tanto en ella que los dos gimieron al unisonido, Arturo la hizo ponerse sobre sus rodillas para tomarla en esa posición la cual Lucrecia le encanto ya no pensaba en nada que no fuera sentir, con ella se sentía como un macho en celo era imposible saciarse de ella, Lucrecia gemía con cada embestida poderosa que Arturo le daba. La cama crujía por el movimiento hasta los dos llegaron juntos a un clímax arrasador donde solo ellos existían, jurándose amor eterno donde no iban a permitir que nadie los separara.

.........

Estaba fuera de sí, Antonia le acababa de decir que el compromiso se había cancelado. No soportaba la simple idea que Arturo y Lucrecia estuvieran juntos en algún lugar; al llegar a su casa se llevó una sorpresa para completarla, Miranda se había ido de la casa con su hija a un hotel dejándole una carta pidiéndole el divorcio. Arrugando el papel fue hasta la cocina buscando una botella de whisky para calmar el torbellino que había en su interior, tomándose un trago se dijo que amaba a Lucrecia pero no quería perder a Miranda porque en el fondo tenia sentimientos por ella

— ¿Señor se siente bien? —le pregunto la ama de llaves al verlo en el estado en que se encontraba

—No, déjame solo —dándole otro trago a la botella y aunque no quería perder a miranda era más fuerte su obsesión por Lucrecia e iba a ser suya por las buenas o por las malas.

........

Estaba en su departamento viendo las luces de la ciudad con una copa de vino en la mano vestida simplemente con una bata de satén color carmesí, tendría que sentirse triste desechada y sobre todo molesta porque Arturo la dejo allí en mitad de todos sus invitados ridiculizándola porque decidió irse con Lucrecia a no sabe quién. Pero sin embargo se sentía aliviada tornándose una sonrisa en sus labios se dijo que, tal vez era su castigo por todo lo que hizo y ahora estaba sola; escucho la puerta abriese y al darse la vuelta su mirada brillo por la persona que acababa de entrar

—Así que no te comprometiste porque tu prometido te dejo plantada —le dijo Nick en tono burlón

—Si te causa gracia bien por ti, a mí ya no me importa, solo quiero alejarme de todo y empezar de nuevo. —le confeso ella caminando hacia el quedando a centímetros

Nick la miro y por más que se resistiera, esa mujer tenía un gran poder sobre él, la deseaba y el saber que no se había comprometido lo había satisfecho muchísimo. Pero quería hacerla sufrir un poco más y poniendo las llaves en la mesa del comedor le espetó con seriedad:

—Te traje las llaves ya no las voy a necesitar más, me voy el fin de semana a Atenas mi madre quiere que vaya a pasar un temporada con ellos, y según ellos pueda sentar cabeza y decida casarme y darles un nieto que tanto desean. Así que nos vemos pronto petti-mu

Fue un balde de agua fría para ella, Nick se dirigía a la salida y sabía que si salía por esa puerta no lo volvería a ver nunca más. Y la simple idea la horrorizaba pero era tan orgulloso que por más que su corazón le gritase que lo detuviera, sus pies no se movían. Hasta que la puerta se cerró, le llevo 5 segundos plantearse como seria su vida sin el hombre que la volvía loca. Fue tras el bajando las escaleras por lo más rápido, hasta que llego a la entrada visualizando el auto, sonriendo fue así a él, cuando algo la detuvo a la mitad. Dentro del auto estaba una rubia espectacular sonriendo en su hombro y este parecía disfrutarlo. Se escondió para que no fueran a verla, Nick puso el auto en marcha seguro que irían a su estudio; la simples imágenes hicieron que un nudo en su garganta apareciera rompiendo en llanto. Volvió a su departamento destruida. Sin saber que dentro de ella pudiera estar creciendo una vida que le cambiaría la vida.

Encadenada a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora