106. Mi Debilidad

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Apoyé mis manos sobre la mesa de madera y me froté los ojos y el cogote. Rebufé y apreté mis manos, se me estaba yendo de las manos, los estaba perdiendo, y esa era la única cosa que debía evitar a toda costa como Guardián. Mis chicos no tenían la culpa de que yo fuese un líder nefasto. Se me vino a la cabeza mi padre, y sus consejos, ser un igual con ellos, no un superior, pero ante tal peligro no podía arriesgarme a sacrificarlos, esa no era su guerra. Líomar me tendió su mano y acarició la mía con cuidado, levanté los ojos y forzamos una sonrisa.

─Eirel, sé que ahora es un mal momento, que todos estamos nerviosos, y esto se nos va de las manos, pero... Deberías replantearte el papel de tus Guardianes, sabes de sobras que luchamos mejor juntos que por separado, nos combinamos bien los cuatro, y tu plan puede ser buenísimo, pero los imprevistos aparecen hasta en los caminos más llanos ─Damon y él cruzaron una mirada─ Sé que ambos jugáis a otra liga, Eirel. Hace tiempo que noto como tu poder ha crecido a niveles inimaginables, curaste a Arys solo con tu fuerza, y eso un Guardián normal, no lo podría haber hecho. Sé lo que pasó en el templo de Mönkärö, sé que eres muy fuerte, pero, no te confíes, Eirel, no eres inmortal como él ─señaló a Damon─ Si las cosas se tuercen ahí abajo, vas a ser la primera en caer... Y, si puedo hacer algo para evitarlo, lo haré. Aunque tenga que desobedecerte, Guardián, porque tengo un hijo en camino, y jamás me perdonaría que mi inacción le privase de conocer a su madrina ─se levantó y puso su mano en el hombro de Damon─ Confío en ti, porque Eirel lo hace, no me decepciones ─se fue y nos quedamos a solas, cara a cara, yo y Damon. Sonrió de medio lado y se inclinó hacia mí.

─No tires atrás, ni se te ocurra, si les ponemos por el medio van a joder el plan entero ─asentí─ Debemos mantenerles a vistas hasta que hayamos accedido a la cámara, si desaparecemos todos se dará cuenta de ello ese cabrón y nos masacrará a todos ─asentí de nuevo y me froté los ojos. Me tendió sus manos y le tendí las mías, nos cogimos con fuerza y nos sonreímos─ Somos la verdadera fuerza, solo nosotros dos, el resto son la distracción, cuanto menos estén por delante, mejor. Se sienten ofendidos porque les hemos quitado del medio, es un golpe fuerte al ego, pero, es el único modo de crear una cortina de humo creíble ─Edward entró d

e golpe al salón y nos quedamos mirando.

─Mira, voy a dejarte algo claro, Eirel Kashegarey. Yarel puede que sea demasiado sensible, blando y tonto para ser Rey, pero es el hombre más leal que vas a encontrar sobre la faz de la tierra. Esta roto porque le has apartado de tu lado, porque no lo quieres junto a ti, porque siente que te estorba, y sabes de sobras que esto no es así ─rebufé y me levanté─ Sé de sobras que Yarel es el eslabón débil de nuestra cadena, pero apartarle de tus planes de este modo... No me esperaba esto de ti...

─Edward, Yarel no va a venir conmigo a luchar contra Axel, no porque sea débil, porque jamás le he dicho nada de eso, tienen órdenes de irse porque me importan demasiado, porque le quiero con toda mi alma, al igual que a Líomar y a Eathan, porque ya he perdido a uno de mis hombres, ya he fallado una vez como Guardián, y no voy a fallar dos ─me aferré al respaldo de la silla que tenía enfrente entre yo y Edward─ Si pudiera los encerraría y no les dejaría salir hasta que todo hubiese terminado, por protegerles ─miré a Edward a los ojos─ Yarel no es el eslabón débil de ninguna cadena, es mi debilidad, al igual que tú, al igual que todos los que me importan. Mi plan está diseñado para minimizar daños colaterales, podría haber escogido una batalla a campo abierto, una guerra como cualquier otra, y no lo hice, porque ya hay demasiados cadáveres sobre mi conciencia, no quiero los vuestros, esa es la realidad, y no voy a rectificar nada del plan ─Edward miró a Damon y este me devolvió la mirada a mí.

─Vale, suicidaos vosotros dos, me parece correcto. Que os maten a ambos, por cabezotas. Reventaos la cabeza contra el muro, como ciervos en celo ─Edward se me plantó delante y me puso un dedo en el pecho─ No quieres más héroes en esta guerra, y es justo lo que estáis haciendo vosotros, como no salgáis vivos de ese puto palacio, no me responsabilizo de mis actos, Guardián ─se fue dejándome con la palabra en la boca. Rebufé y miré a Damon de nuevo.

ERALGIA II, Los DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora