Arys se acercó al salón que teníamos bajo las escaleras. Me había refugiado ahí para matar un poco de tiempo con algunos de mis apuntes, de los que había encontrado en el alijo de Kayen. Intentaba memorizar la teoría sobre los demonios. Mi amiga se sentó ante mí con una bandeja de metal con tierra. Yo la miré sin entender absolutamente nada.
—Arbenet me ha pedido que haga crecer estas semillas —explicó ella.
—¿Son semillas de Archemista? —pregunté.
—¿Cómo lo sabes? —inquirió ella con ambas cejas levantadas.
—Intuición.
—Vuelve a mentirme y te cuelgo del árbol más alto del bosque —me amenazó.
Las rosas que había en el jarrón del centro de la mesa parecían amenazarme junto a ella. Como si se hubiesen girado todas para matarme con una inexistente mirada. A mí me tembló el parpado por un instante.
—La Archemista es una planta especial contra Demonios y Smïthërs, lo hablé con Arbenet y puede que ella te haya pedido que la hagas crecer para protegernos a todos.
—¿Ves como no es tan difícil decirme la verdad desde un principio? —Ahogué una risita.
—A veces me das miedo, Arys...
—Si es solo a veces, siéntete afortunada. Los chicos me temen todo el tiempo. Incluye a tu cuñado en esa lista. No hay demonio que pueda conmigo.
Me puse a reír con su expresión tan fulminante y seria. En verdad, nadie podría con ella, ni siquiera yo. Arys se apoyó con los codos sobre la mesa y revisó lo que tenía entre las manos. Lo leyó detenidamente, intentando descifrar mi letra, suerte le hacía falta, tenía caligrafía de médico.
—¿Estás estudiando sobre Demonios? —preguntó finalmente.
—Más o menos. Intento comprender su naturaleza, conocer puntos fuertes y débiles, aprender del enemigo.
—Si te interesa conocer su anatomía estoy convencida de que hay un demonio pululando por esta casa que se ofrecería voluntario. —Hice una mueca asqueada y ella me miró incrédula—. No me niegues que no es agradable a la vista.
—Es desagradable para los oídos —sentencié.
—Pues lo amordazas. A lo mejor le gusta. —La reprendí con una mirada—. Si te interesa la anatomía de un Elda puedes pedirle a Eathan, tengo buenas referencias.
—Creo que iré a buscar a Líomar, te hace falta estar con él un rato. —Apunté con una risotada.
—Tienes la oreja tan roja que te va a estallar... Mi primo y tú...
—Deja el tema. Ya vale. Por favor. Mi novio es Kayen, y Eathan es mi mejor amigo. Y Damon es un gilipollas. Vasta con eso —gruñí. Ella se relajó y metió las uñas en la tierra de la bandeja.
—Kayen se fue y te puso en peligro. Damon está disponible para darte un par de alegrías una noche, y Eathan también. Soy tu mejor amiga, voy a decirte siempre la verdad, cielo. Te aguantas.
Llamaron a la puerta de cristal y apareció Otter, el marido de la Señora Fabyä con un fardo de cartas. Agradecí que ese señor se hubiese presentado en ese momento, no quería seguir con esa conversación por mucho más tiempo. La cabrona tenía razón, en parte, pero no quería escuchar la verdad. Siempre fui la cabezota de esta historia.
—Llegaron estas notas para todos ustedes. Las ha traído el cartero hace un momento ¿Las entrego una a una o se las dejo a usted?
—No se moleste, lo haremos nosotras —contesté.
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ERALGIA II, Los Demonios
FantasíaSEGUNDA PARTE Sabía que no podía salir ilesa de todo aquello, pero no esperaba tal masacre en mi alma. Y solo fue el principio. Entre todos los pedazos rotos de mi vidriera, yo descubrí que amaba las sombras entre los brillos. Todos tenemos sombras...