102. La ratonera

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Aparecimos en su casa. Rebufé, no había manera de que me dejase hacer lo que yo quería. Al parecer en esa relación yo no tenía palabra, ni opinión. Se quedó un segundo plantado en medio de pasillo y de la nada se giró hasta tenerme plantada delante de él. Nos quedamos mirando a los ojos, todavía quedaba algo de rencor en nuestras miradas, ambos sabíamos que no pensábamos el uno del otro lo que nos habíamos dicho, bueno, en realidad, un poco sí. Pero nos respetábamos, éramos dos polos completamente opuestos, y lo jodido de eso, era que siempre se atraen.

─Por ahora, no tenemos plan, esa es la realidad, atacar la fortaleza a pelo es una locura ─me quedé algo descolocada, esperaba otra conversación, no el plan, me crucé de brazos.

─No sabes todo el plan, imbécil ─levantó una ceja y se cruzó de brazos─ Eso va a ser nuestra bomba de humo, una distracción. Cuando vea que entramos a la fortaleza, quiera o no, Axel va a tener que huir, como los brujos tendrán el perímetro rodeado, él va a temer lo peor, y le daremos una vía de escape ─empecé a andar por los oscuros pasillos de ese palacio─ Fingiremos una brecha en la barrera, de ese modo, le dejaremos salir, solo a él. En ese momento, recurrirá al único sitio seguro que tiene, su templo, y ahí le estaremos esperando la caballería ─me giré y Damon empezó a aplaudir con su sarcasmo y su arrogancia, pero con una sonrisa, de las de verdad─ ¿Qué te parece?

─Estoy francamente impresionado, casi ni me acuerdo del guantazo a mano abierta que me has pegado ─esa vez la de la sonrisa arrogante fui yo, se lo merecía, y él lo sabía─ Me lo merecía, pero sabes que me pone mucho cuando te pones en plan chica dura ─se acercó a mí y pasó su brazo por mi cintura y me arropó─ He sido un imbécil, pero no sé hacerlo mejor. Con lo referente al plan, creo que es brillante, estoy impresionado ─le miré algo incrédula─ Lo digo de verdad, puede funcionar. Pero vamos a modificar un par de cosas, ven conmigo.

Tiró de mí y me llevó por esos pasillos, él sabía perfectamente donde iba, yo no tenía ni la más remota idea. Nos plantamos frente a una pared, me quedé mirándole algo taciturna, ¿Qué pretendía? Me sonrió y me dejé atrapar por la magia de ese instante. Acercó una antorcha a un jarrón que había en la mesa de enfrente, y ese reflejó un haz de luz sobre una baldosa del suelo, empezaron a sonar unos engranajes, y la pared se levantó como una persiana, abriéndose una angosta galería. Con una mano me invitó a pasar.

─Esto ha sido tremendamente espeluznante y fascinante al mismo porcentaje ─se puso a reír y abrió una cortina al final del pasadizo. La habitación se iluminó de golpe por decenas de velas. Las paredes estaban repletas de rayones, borrones, y dibujos─ Y esto parece la habitación de un psicópata... ─escuché la risotada de Damon mientras rebuscaba algo por unos cajones.

─Eres la primera persona que entra aquí, siéntete muy afortunada ─tiró un par de rollos de papel enormes sobre la mesa del centro─ Son los planos de la fortaleza. Te estoy haciendo un tour turístico por todos mis secretos, si uno de todos sale a la luz, considérate un cadáver ─levanté una ceja y cogí uno de los rollos pasando de él.

Al abrirlo me quedé en shock, era un plano a todo detalle de todas y cada una de las estancias del castillo de Axel, Damon lo había dibujado al dedillo, al milímetro. Me quedé mirándole y volví a fijar la mirada en ese trozo de papel. Parecía surrealista, eso era la llave que me faltaba. Podíamos aniquilar a Axel incluso sin tener que fingir el error e irnos a ese maldito templo.

─Es una maravilla... Con esto podemos preparar mucho mejor el golpe, si Eathan abre el túnel, una vez dentro vamos a ir directos al sitio, y solo le quedará salir a luchar ─Damon levantó una ceja y negó.

─Tu plan es bueno, pero ese hijo de puta siempre va un paso por delante, si hacemos un solo túnel, nos estará esperando al otro lado, y eso va a ser una masacre. Hay que abrir dos túneles, y por suerte, tenemos a dos seres capaces de hacer algo así, tú y Eathan ─asentí─ El primer túnel en dirección sur-norte, el segundo, justo en el mismo punto al otro lado, para poder dividir las fuerzas. Dentro del palacio hay tres demonios Loëth que me son fieles, de ese modo, tenemos a Axel controlado, ellos aconsejaran a ese cabrón que intente huir, para ese entonces, habremos levantado una enorme barrera alrededor del castillo para mantenerle quietecito ─señaló un punto en el plano, algo similar a una caja─ Ahí dentro hay algo que Axel quiere proteger a toda costa, no sé qué es, pero le importa más que su propia vida. Se encuentra en una especie de sala del tesoro, está blindado, esa es su habitación del pánico, jamás la ha utilizado, pero, es que jamás se le han colado cinco mil tíos a su casa. Ahí, va a ir de verdad, si no le dejamos salir. No tiene otro sitio en todo el castillo ─asentí y e hice una mueca.

─¿Pero si está blindado, como pretendes entrar cuando él esté ahí? Nos será imposible acceder hasta ese lugar ─sonrió.

─Esperándole dentro. Hay uno de los infiltrados que tiene todas las llaves de esa fortaleza, incluida esa. Cuando se cierra por dentro no hay forma de entrar, ni con magia, ni con nada, las paredes están hechas de Carbinum ─ algo resonó dentro de mí.

─Ese es el material con el que se fabrican las espadas de los Guardianes, armas de los dioses, ¿Cómo puede un demonio tener acceso a tal cantidad de ese material? ─se encogió de hombros.

─Jamás ha hablado de eso, y mi padre tiene diarrea verbal, se pasa el día hablando. Jamás soltó prenda de eso, pero, si le atrapamos ahí dentro.... ─ambos nos sonreímos.

─Está muerto... ─asintió repetidamente y mi corazón se aceleró─ Dios, eso sería muy fuerte, cargárnoslo con su propia fortaleza... ─dejó los mapas de nuevo en su sitio.

─Me he pasado siglos esperando este momento, y ahora que lo tengo delante, me parece surrealista... ─perdió su mirada en el suelo, eso de verdad le estaba tocando algo dentro de él. Me acerqué ligeramente y le sonreí. Le cogí la mano con fuerza.

─Vamos a darle caza a ese cabrón, y tú, vas a conocer eso que tanto anhelas ─nos quedamos mirando a los ojos─ Tu libertad, te prometo que la tendrás, te prometo, que, por primera vez, perderás el miedo al monstruo, y yo estaré ahí, a tu lado─ asintió y ambos sonreímos─ Me he pasado con el guantazo, perdón. Tengo un mal día... ─ negó repetidamente.

Pasamos horas juntos, estudiando nuestro plan. Damon iba y venía, estaba buscando el antídoto para mi madre. Movimos los documentos a la sala de torturas de Damon donde él preparaba sus mejunjes. Estuve dos días enteros preparándolo todo, estudiando minuciosamente cada detalle de la estructura, los planos, los bocetos que había hecho Damon, y solo había una cosa que me sacaba de quicio, esa caja, eso que escondía Axel en ese castillo, en el punto más seguro de toda la fortaleza, rodeado de una enorme capa del material más duro que existía, algo no cuadraba. Era como un fortín dentro de la propia fortaleza, tenía un tamaño descomunal para ser una simple habitación del pánico...

Nos reuníamos cada ocho horas con Eathan, Líomar, Caín, Yarel y Edward, cada uno tenía asignada una tarea clave, logística, armamento, hombres, burocracia, y brujos, esos eran los pilares que iban a sustentar nuestro plan. Los hombres sabían que iban a entrar a esa fortaleza, conocían como, pero no donde y en qué momento, sabían que una vez dentro tendría lugar una batalla, a puerta cerrada, a tumba abierta, pues no había escapatoria. Nos metíamos de cabeza en la ratonera, siendo nosotros mismos quienes la armaban. Una vez dentro solo nos quedaba luchar, y esperar a que ese cabrón corriese como la rata que era a su agujero. 

ERALGIA II, Los DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora