13. General

822 112 8
                                    

Salí de la reunión de chicas cuando el sol ya estaba en lo más bajo de la tarde. Me fui al gimnasio. Me quité gran parte de la ropa, y me quedé solo con los pantalones y la camisa. Cogí un muñeco de entrenamientos y empecé a pelearme con él.

Golpear cosas me ayudaba a liberar tensiones y sin Eathan a mi lado para entrenarme, necesitaba practicar por mi cuenta. Cuando llevaba un par de asaltos Líomar entró. Cerró la puerta y se quitó la coraza de cuero y las muñequeras.

—¿Te atreves a un combate conmigo? Seguro que el muñeco quiere un descanso —Me puse en guardia y empezamos a darnos golpecitos—. ¿Novedades sobre Eathan?

—He mandado a Edward a por él, en realidad se ha ofrecido a traerlo de vuelta. No tengo ninguna esperanza de que lo consiga —Líomar suspiró. Golpeé—. ¿Tanto tiempo necesita? Le he mandado más de treinta cartas y no me ha respondido ni una —añadí con rabia. Me paró un golpe y me empujó, aproveché para respirar.

—Es como un perro maltratado, ahora cree que todos van a pegarle —Me pegó en el hombro con fuerza y retrocedí—. Creo que Caín no es un traidor. Lo he estado observando y sé que es de fiar. Quiere caernos bien y fuerza la simpatía, pero es buen tipo —Paré una patada—. Pero Eathan cree que es quién mató a su padre, y en vengativo y mal carácter no le gana nadie—Esquivé un golpe.

—Y en idiota, terco y gilipollas tampoco —Líomar soltó una risa—. Deberíamos ir a hablar con él, puede que entre en razones. Puede que necesite hablar con nosotros cara a cara —Descansamos un segundo—. En ti confía muchísimo, si vamos los dos puede que nos escuche.

—Tú le has mandado treinta cartas, y yo he ido mil veces a su casa. Ni siquiera abre la puerta, parece que no esté viviendo ahí —Arrugué mi nariz.

—¿Y si no lo está haciendo? ¿Y si nosotros creemos que está ahí y no es así? —Líomar se quedó pensativo— Puede que se haya ido, como hizo cuando perdió a Iris.

—Tendría sentido, pero, él nos dijo que su madre estaba muy enferma y que quería cuidar de ella y estar lejos de nosotros.

Eso ultimo dolió hasta en el fondo de mi alma. Perdí la mirada en la ventana.

—Eirel, no podemos forzarle a que lo supere. Su padre nos traicionó a todos, también a él. Si a nosotros nos cuesta hacernos la idea, imagínate a él.

—Debemos darle tiempo, aunque cada vez siento que me queda menos —Dejé caer mis hombros abatida—. Puede que necesite pruebas para terminar de creer que era su padre realmente. Al menos, yo necesito respuestas. No lo veo como un traidor, para mi Alarich era como un padre...

Me senté en un banco de madera y me froté el cogote, Líomar se sentó junto a mí.

—Busca respuestas por tu lado, pero no creo que vayas a encontrar muchas. Alarich se ocupó de cubrir todas las pistas. Sabía cómo trabajamos, como trabajan los cuerpos de seguridad. No tienes ni idea de lo mucho que me jode no poder hacer nada más por ti, Eirel —Le cogí con fuerza el antebrazo.

—El simple hecho de tenerte cerca es suficiente. Gracias por todo, Líomar. Siento que no valoro ni la mitad lo que haces por nosotros y por Eralgia. Ahora que no está Eathan, sin ti esto hubiese sido un desastre. Eres la calma en la tormenta —Me dedicó una bonita sonrisa y se levantó.

—Voy a darme una ducha, y me voy a ir con Arys antes de que me acuse de abandono. Espero que vuelva pronto Eathan, si no mi futura esposa va a castrarme.

Nos pusimos a reír y luego de un suspiro nos quedamos mirando. Se agachó a la altura de mis ojos y sonrió.

—Todo va a ir bien, no tienes que preocuparte. Eathan volverá, el asunto de Damon se resolverá y tú serás la madrina de mis hijos...

ERALGIA II, Los DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora