Uno.

19.3K 912 268
                                    

"La fama cambia a las personas. Sky es una prueba de eso, pobre chica."

"Ella necesita ir a rehabilitación."

"Es una drogadicta, no entiendo cómo siguen apoyándola."

"No merece que sus fans se preocupen por ella."

"No le prestes atención a los malos comentarios, seguiré apoyándote mi dancin' queen."

"Si se va a suicidar, que lo haga de una vez."

"Es joven, tiene derecho a divertirse dejenla en paz."

"Se comprobó que no ingirió ningún tipo de droga, basta de sus comentarios ofensivos."

Esos y otros comentarios rondaban mis redes sociales. Lancé mi teléfono a un lado, se supone que no las revisaría, y lo había logrado hasta ahora, pero tenía curiosidad de saber que se decía de mi.

–Yoonie, ya llegó Youngwoon. –Chang tocó la puerta de mi habitación.

Era hora de volver a la realidad.

Hace tres semanas que estoy en este apartamento, en Gyeongsang, en compañía de mi mánager y Changmin. Él es parte del staff de la agencia a la que pertenezco, y es una de las personas a la que tengo más confianza dentro de éste mundo, junto con Woon.

Y la razón por la que estoy aquí, es porque todo en mi vida ha estado marchando mal en los últimos meses.

Desde pequeña soñaba con ser cantante, me gustaba cantar y bailar en las fiestas familiares y los eventos escolares. Aunque cuando crecí me fui olvidando de ese sueño porque pensé que sería imposible llegar a cumplirlo, hasta que un día mi madre me alentó a hacer una audición. En ésta audición habían representantes de varias empresas importantes también y tuve la suerte de ser contactada por varias luego de eso, medité mucho la decisión con quién firmar, porque todas eran buenas. Hasta que escogí la que me pareció mejor, aunque ésta no era tan reconocida, pero no me arrepentí de mi decisión.

Entrené por dos años y medio, hasta que debuté como solista, Sky era mi apodo desde pequeña y no dudé en utilizarlo como nombre artístico. Yo quería ser algo distinto a lo que comúnmente se ve en las idols y la compañía me respaldó en eso. Me preparé, escribiendo y componiendo canciones, trabajé muchas horas sin descanso para el día de mi debut. No esperé recibir el apoyo inmediato de tantas personas, muchos opinaban que era una de las mejores bailarinas de la nueva generación, tanto así que comenzaron a llamarme "Dancing Queen". En los siguientes meses mi agenda se llenó de actividades dentro del país y fuera de éste, grabaciones de vídeos musicales, llegaron contratos con varias marcas conocidas e importantes, viajaba de un lado a otro haciendo conciertos, presentándome en shows musicales y programas de televisión, haciendo fanmeetings, asistiendo a premiaciones, alfombras rojas, obteniendo reconocimientos, todo lo que un día soñé. Con a penas veinte años.

Pero no todo podía ser tan bueno, con la fama venían las críticas; por mi actitud, mi forma de vestir, de ser o pensar recibía mucha de éstas. Lo cual en un principio no me importó, porque mientras mis fans, los verdaderos, estuvieran felices, yo también lo estaría. Como persona pública era normal recibir malos comentarios o críticas, quedaba de parte mía prestarles atención o no y mi mentalidad fue así por un tiempo.

Hasta que luego de tres años desde mi debut, sentí que algo andaba mal conmigo, que todo lo que hacía no era suficiente. Me sentía abrumada y presionada si no podía seguir cumpliendo con las expectativas de los demás. También me sentía vacía, a pesar de tenerlo todo.

Gané mucha popularidad en muy poco tiempo, fue bueno, pero también me jodió.

Por eso decidí tomarme un descanso de todas mis actividades, tenía tres años y medio yendo de un lado a otro sin parar, la agencia estuvo de acuerdo, luego de eso volvería a los escenarios y retomaría el lanzamiento de mi línea de ropa. Me contacté con mis amigos, ellos habían estado presentes en muchos de mis conciertos y habían venido a verme en el poco tiempo que tenía libre, al igual que mi familia, pero en el último año no había tenido el tiempo de verlos.

Spotlight. |KTH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora