Capítulo 25 - La Cena

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Fuimos a una cafetería, y pedimos una porción de tarta para compartir y un té cada uno. Empiezo a contarle todo, y veo como se está controlando por no enfurecerse. Pero cuando le cuento lo de la cena...

_No pensaras ir, ¿no?

_Claro que si, pero iré con Eneas, juntos somos muy fuertes, y Edward nos ha ayudado a controlarlo.

_Mi Luna... No quiero que te pase nada...

_Tranquilo, no estaremos solo, el resto estarán cerca.

_Déjame estar con ellos...

_Está bien, lo hablaremos ahora con el resto.

_Gracias mi Luna.

_Erik, tengo una condición respecto a nosotros...

_Dime.

_Quiero estar contigo, pero no quiero ser la Luna  de tu manada.

_Créeme que lo entiendo... Pero me entristece mucho... Aunque de momento soy feliz con que estés junto a mi.

Pasamos un rato agradable y volvemos a la mansión. Informamos del plan a Erik y Eneas y yo nos preparamos, se supone que debemos ir elegantes. Aunque llevaré mi toque.

Cuando estoy lista, con mi melena suelta y mis labios rojos, voy para abajo y Eneas baja también ahora

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Cuando estoy lista, con mi melena suelta y mis labios rojos, voy para abajo y Eneas baja también ahora. El lleva un traje chaqueta azul oscuro y una camisa blanca.

_Mi Luna, estás bellísima.

_Gracias Erik...

_Bueno, Helena y yo iremos en mi coche, el resto id por separado, nos vemos allí.

Eneas y yo nos metemos en el coche camino a la mansión de Dante. Estoy un poco nerviosa, ese tío es impredecible.

_Tranquila enana, estamos juntos, no nos pasará nada.

Una vez llegamos, llamamos y nos recibe un hombre trajeado, el cual nos lleva a un salón dónde se encuentra Dante.

_Buenas noches, veo que has hecho una buena elección para tu compañía.

_Bueno, si se trata de acuerdos familiares, a quién traer mejor que a alguien de mi familia.

En ese momento noto que alguien se acerca por detrás, sin hacer ruído, yo me giro y levanto mi pierna hasta poner mi altísimo y fino tacón en su garganta.

_Disculpe señorita, no pretendía asustarla... Sólo les traigo el champán...

_Disculpe _digo bajando mi pierna.

_Helena... Cada vez me sorprendes más... Veo que dominas las artes de la lucha...

_Hay mucho enemigo suelto... La próxima vez podría no parar a tiempo...

_Con tal de verte así de nuevo... Eres una fiera salvaje... No sé que haces con ese lobo... Podrías estar a mi lado y ser reina...

_Gracias por el ofrecimiento, lo tendré en cuenta.

_Bueno, pasemos a las presentaciones...

En la sala hay varios hombres y mujeres de pie, todos vestidos de negro, y que hasta el momento no han hablado.

_Ellos son mis súbditos y amigos de mayor confianza. _Veo que una de ellas me guiña un ojo.

_¿Todos demonios?_pregunta Eneas.

_Así es.

_¿Están al tanto del acuerdo?

_Efectivamente.

_Entonces, sean bienvenidos.

Pasamos un rato conversando hasta la hora de la cena. Dante se sienta en un extremo de la mesa y me invita a su lado y a Eneas al otro extremo, pero yo cojo y me siento en el otro extremo presidiendo también y le hago un gesto a mi hermano para que se siente a mi derecha.

_Helena... Desde luego serías la reina perfecta... Con carácter, que no se deja dominar ni manipular... Fuerte, poderosa...

_Dante, lo he pillado, pero no voy a cambiar de idea.

_Descarada... _dice sonriendo.

Tras una cena en la que no deja de mirarme, como la mayoría de los hombres y la chica de antes, al igual que a mi hermano las chicas, damos por concluida la cena. Cuando nos vamos a ir nos llama Dante.

_Helena, se me olvidaba un pequeño detalle. Asistiré a la ceremonia con 3 de mis súbditos, como manda la tradición, y allí pediré tu mano. Estoy dispuesto a luchar contra quien sea necesario. Y según la tradición, a muerte.

En ese momento me transformo con mis colmillos asomando y mis ojos rojos. Me acerco peligrosamente a él.

_¿Quieres que te mate yo misma? Por que te lo estás ganando a pulso... _le digo amenazante con mi cara muy cerca de la suya.

_Lo siento mi reina... Es la tradición...

_Pero yo puedo rechazarte...

_Para entonces habré matado a tu lobito... Un simple lobo no es rival para mí...

_Entonces te mataré ahora y dejaremos esto zanjado...

_Helena... No merece la pena, vamos... 

_¡Arh!

Me voy a ir de allí pero dos de ellos me tapan el camino, y en un segundo acabo con ellos arrancándoles el corazón a ambos a la vez.

_¿Alguien más desea interponerse en mi camino? _digo gritando furiosa.

_No creo que nadie sea tan insensato mi reina... Nos vemos en clase... _dice y me lanza un beso con su mano.

Yo cojo un jarrón que hay a mano y se lo lanzo a la cara, aunque con su puño lo parte e impide que le de donde pretendía y empieza a reírse a carcajadas.

_Buenas noches mi amor... _me dice frívolo.

Salimos de allí y una vez fuera, el resto se acercan, pero yo los dejo con Eneas y me marcho corriendo al lago. Llego y me echo a llorar en la orilla, cuando escucho a la persona que más podía desear escuchar.

_Hola mi niña.

_Abuela...

_No llores pequeña...

_Pero, ¿sabes que ha ocurrido?

_Claro que si, pero no está todo perdido, hay una forma de darle ventaja.

_¿Cuál?

Mi abuela me cuenta el plan, y ahora tengo esperanzas. Si no, juro que lo mataría yo mismo mañana...

_Vienen a verte mi amor, así que te dejaré a solas...

_Gracias abuela.

_De nada mi amor.

Entre los colmillos de los Bartholy (IV). Helena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora