Capítulo 73 - Visita de Drogo

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NARRA ARIADNA

Tras lo ocurrido con Ray, seguro que esta tarde estarán todos allí. Helena lo ha convencido de que lo llamara para decirle que estará con Helena mientras la mantiene engañada para que se acerque nuestro misterioso informador. 

Imparto las clases de la mañana y en el almuerzo le cuento a Sebastian lo ocurrido, lo cual parece ponerle bastante tenso. Le recuerdo que la manada está protegida y que no tienen de que preocuparse. Helena se lo iba a contar a Dante. 

Termino las clases y voy al despacho y me encuentro con Drogo sentado en mi escritorio. Me quedo impresionada, ya que no me lo esperaba. Él sonríe al verme.

_¿Qué haces tú aquí?

_Pues que en casa hay ya mucha gente, y vengo a morderte y de camino a llevarte. Sabes que no me gusta aguantar a chuchos innecesariamente. 

_Está bien. 

Yo me acerco a mi mesa y suelto las cosas. Drogo en un rápido movimiento se sitúa detrás y pega su pelvis a mí mientras me aprieta contra él por las caderas. Empieza a besarme por el cuello y yo no puedo estar más excitada.

_Drogo, para, esto no está bien.

Yo hago por intentar librarme de él escapando de su sensual abrazo y me coloco de frente a unos metros.

_Sólo quiero morderte...

_Ya, claro... como si no te conociera...

_Prometo que me acercaré ahora y que sólo te voy a morder.

_Está bien... _digo poco convencida.

Drogo se acerca de nuevo y me agarra entre sus fuertes brazos. Me gusta estar entre sus brazos casi tanto como entre los de Peter. Sin esperarmelo me muerde de repente de manera muy profunda. Doy un grito de placer... suerte que siempre sello las habitaciones por costumbre, sino de seguro me hubieran oído. 

Mientras me muerde mi cuerpo está ardiendo, no sé si es porque Drogo cada vez es más fuerte, pero su esencia cada vez me atrae más. Noto todos sus músculos pegados a mí y como una de sus manos empieza a viajar por debajo de mi vestido y a acaricia mis muslos.

_Drogo... para...

Al decir esto, Drogo me muerde aún más fuerte y mete su mano en mi entrepierna y empieza a masajear mi feminidad, haciendo que empiece a gemir de placer. Yo estoy totalmente sometida a su mordida y me encuentro débil por la pérdida de sangre. Mi cuerpo cada vez está más laxo.

_Confío en tí... te quiero...

Ante esas palabras Drogo deja de beber de mí, me mira a los ojos, secando las lágrimas que habían empezado a caer por mis ojos y me desmayo.

NARRA HELENA

Estoy en el despacho de Dante, y noto de pronto como Drogo me pide ayuda. Salgo del despacho de Dante y me dirijo al de mi madre. Está sellado, pero puedo deshacerlo y entro. Al entrar me encuentro con Drogo y mi madre en sus brazos desmayada.

_¿Qué ha pasado tío?

_Se ha desmayado, supongo que he bebido demasiado.

Yo pongo mis manos sobre mi madre y me pongo a curarla. No quiero que nadie se entere de lo ocurrido, así que tomo energía del cuerpo de Drogo y del de Dante para que no me agote a mí totalmente. Al poco mamá despierta confundida.

_Mamá, ¿estás bien?

_Sí cariño, gracias. 

_Enana, ¿cómo has hecho eso?

_Ni idea... sólo lo hice por necesidad, sin pensar. 

_Drogo, llévate a Ariadna, yo me llevaré a Helena y nos vemos allí.

_Hasta después.

Dante se espera a que salgan y cierra la puerta para mirarme con curiosidad. Está muy pensativo.

_Vamos, suéltalo ya...

_No es nada... sólo que es curioso...

_Vámonos, estoy extremadamente cansada, curar cansa mucho, ¿sabes?

_Si quieres puedes beber de mí.

_No sabes como te lo agradezco, estoy sedienta. 

Dante me coge y me sienta en la mesa para que esté más alta para morderlo, y él a su vez se inclina un poco. Es muy esbelto. Yo desabrocho algunos botones de su camisa y aparto ésta y su chaqueta. Huelo su cuello y su olor me encanta, entre su perfume que es muy masculino y ese olor tan exótico que tiene su sangre... hace que me vuelva loca... 

_Si me paso, avísame.

_No te preocupes mi reina, estoy aquí para tí.

Yo lo muerdo despacio y bebo con tranquilidad, disfrutando de ese sabor tan peculiar que tiene... Él me abraza mientras bebo su sangre y deja caer su cabeza en mi hombro. Me parece un gesto muy tierno lleno de confianza, como si se entregase por completo a mí. Tras encontrarme más recuperada dejo de beber de Dante, y me separo poco a poco. Con mis labios limpios la sangre que sale de su herida a la vez que la curo y la cierro. 

_¿Estás bien? 

_Sí mi reina, has sido muy cuidadosa, te lo agradezco, pero no es necesario.

_No seas tonto, yo nunca querría lastimarte. 

_¿Ha acabado ya la parejita? _escucho a Erik en la puerta con ojos rojos.

_Erik, antes de nada, no es lo que piensas seguro.

_Dime Helena, ¿qué se supone que pienso?

_Seguro que piensas mal, pero sólo he bebido de él porque he tenido que gastar mucha energía curando a mi madre y estaba muy débil.

_Lo sé, me he cruzado con Drogo y tu madre. ¿Por qué crees que he aguantado sin arrancarle la cabeza a ese demonio?

_¡No sabes lo feliz que me hace que no malinterpretes nada! 

Digo mientras bajo de la mesa y corro a sus brazos para abrazarlo. Nunca habría imaginado que Erik podría comportarse así.

_Me alegra que no me saltases al cuello perrito.

_Quizás haya ayudado que tenías las manos apartadas de ella, si no te aseguro que te hubiera mordido yo.

_Erik, para tu tranquilidad futura, yo nunca me aprovecharía de Helena, ni haría nada contra su voluntad.

_Eso me dijo ella, por eso no he intervenido, porque confío en ella. 

_Mi lobito... 

Hago que Erik me mire y lo beso con ternura mientras estoy abrazada a él. Cuando me separo y vuelvo a ver sus ojos ya no está rojos de rabia o celos, sino que tiene su precioso color claro de siempre.

_¿Sabes?, esos ojos son muy bonitos como para que los pongas rojos por enfado.

_Yo no puedo decir lo mismo, me gustan todos tus colores de ojos... _me dice con una sonrisa que le devuelvo.

_Bueno, vamos a la mansión, creo que tenemos trabajo que hacer. 

Entre los colmillos de los Bartholy (IV). Helena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora