Capítulo 84 - Aceptación

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Le pido a Peter que se lo cuente a Cassandra y Sebastián. Ellos deberían saberlo. Si tuvieran alguna otra información me ayudarán. Me voy de mi habitación hacia el bosque, necesito tomar el aire, siento que me ahogo...

Llego al jardín y me encuentro con Erik sentado bajo un árbol, me huele y fija su vista en mi. Yo voy en su dirección.

_¿Vas a hacerlo? _me dice desde lejos.

_Así es. No puedo abandonarlo, lo haría por cualquiera de vosotros.

_No lo hagas _dice poniéndose en pié.

_Lo siento Erik, hay cosas que debo hacer te gusten o no.

_Si lo haces, lo nuestro se termina.

Mi corazón da un vuelco ante sus palabras. ¿Cómo puede decirme eso? Me duele el pecho y siento como me invade la ansiedad.

_¿Me vas a abandonar de nuevo?

_No quiero que te conviertas en eso por él.

_Entonces es que en verdad no me conoces... Te aviso Erik, si me dejas ahora no te estaré esperando de nuevo.

_Pues no lo hagas...

_Lo siento.

_Más lo siento yo.

Erik se transforma en lobo y se va de allí aullando. ¿Cómo puede ser tan egoísta? Estoy furiosa... Muy furiosa... Necesito soltar la frustración que tengo...

Me voy hacia el lago y mi cuerpo está ardiendo en llamas por la furia. Maldito lobo estúpido... Cómo se atreve a chantajearme y amenazarme...

_¡Argh!

Grito y todo el lago se vuelve fuego en su superficie. Sólo en otra ocasión ocurrió lo mismo, y era por la misma razón, Erik.

_Calma preciosa, a este paso incendiarás el bosque...

_Lárgate Conor, no estoy de humor y no quiero hacerte daño.

_Que considerado por tu parte. Pero sin querer escuche tu conversación con Erik _yo me vuelvo hacia él furiosa.

_¿QUIÉN TE HA DADO PERMISO PARA ESCUCHAR CONVERSACIONES AJENAS?

Sin querer, un círculo de fuego nos rodea. Conor se ve un poco preocupado pero no cambia sus gestos tranquilos.

_Oye, lo hice sin querer. Tengo un oído especialmente sensible. Además, tu secreto está a salvo conmigo, lo prometo.

En ese momento me derrumbo. Voy a caer al suelo de rodillas pero Conor en  un rápido movimiento me sujeta. Cuando me desplomo, el fuego se vuelve nieve y empiezo a llorar para soltar toda la frustración. Conor me abraza y me consuela.

_Vamos Helena, tú vales muchísimo, ese perro no merece que estés así por él.

_¿Sabes? Tienes razón, no es la primera vez que me lo hace. Y no quiero pasar por lo mismo. Ahora voy a coger y voy a hacer lo que debo.

_¿Vas a ir por él?

_Por supuesto.

_¿Me permites una observación?

_Claro.

_Deberías de alimentarte antes de ir.

_Tienes razón, pero antes debo hacer algo.

Yo me levanto y me dirijo al lago. El agua brilla a mi paso y voy hacia el centro mientras me voy hundiendo en él.

_¡Luna, espera!

Entre los colmillos de los Bartholy (IV). Helena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora